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"El sindicato clásico está esclerotizado"

Ángel S. Harguindey

"Ayer, se presentó en Madrid la colección 1º de Mayo de la Editorial Laia de Barcelona. Una colección cuyos primeros títulos son El resurgir del movimiento obrero de Nicolás Sartorius; el estudio de Juan N. García Nieto sobre los mecanismos de la empresa capitalista Tiempos modernos, la guía de E. Martín y J. Salvador, Los enlaces sindicales y el libro editado por primera vez en España, Charla en la prisión; aparecido hace meses en Francia en la Editorial Ebro, firmado por Marcelino Camacho.Una colección que comó señaló el director literario de la editorial, Alfonso Carlos Comín, «no busca exclusivamente la rentabilidad comercial, aunque sabemos que este libro de Marcelino, se venderá por decenas de millares. Marcelino Camacho declaró a EL PAÍS que «el libro surgió a raiz de mi ingreso en la prisión, en 1967. Varios compañeros me plantearon la necesidad de hablar sobre las Comisiones Obreras. A lo largo de estos años he repetido en infinidad de ocasiones una serie de charlas sobre el movimiento obrero sindical, que ahora se editan en este libro.

Las diferencias con respecto a la edición francesa es que aquí se incluye un trabajo sobre los convenios colectivos. La síntesis no es otra que el intentar mostrar una serie de principios del movimiento de los trabajadores, porque habitualmente se entendía al movimiento obrero como algo fundamentalmente práctico, sin principios, y creo que no es así. El libro busca una recopilación "de estos postulados, al margen de los programas de los partidos políticos, incluidos los que son la vanguardia de la clase obrera.

El movimiento sindical debe ser reivindicativo, no como fin -ello supone el tradeunionismo- sino cómo medio de defender los intereses de los trabajadores, y a la vez como medio de concienciación de clase.

Debe ser de masas. Si los partidos políticos son la vanguardia, el movimiento sindical debe aglutinar a toda la clase obrera, al menos durante una buena parte de la dictadura.

Nosotros defendemos la unidad del movimiento sindical, porque creemos que la fuerza de la clase obrera (tanto la de la bata blanca como la del mono azul) reside en su número y en su papel preponderante en la producción social. Si esta fuerza se dividiera, en el fondo se suicidaría.

Resulta curioso comprobar cómo los mismos que hasta ayer encorsetaron a la clase obrera en un sindicalismo vertical, ahora son partidarios del pluralismo.»

Al preguntarle a Camacho hasta qué punto su libro no es un manual, en el sentido de que pudiera resultar excesivamente hermético nos contestó que «en absoluto, es un libro que surge de unas discusiones previas en la cárcel y que plantea una alternativa. No queremos derribar nada sin proponer algo que rellene el hueco. Nosotros, los de Comisiones estamos de acuerdo en mantener conversaciones con otros movimientos obreros como la UGT, la USO, etc-, para que, tras conseguir la libertad sindical, intentar alcanzar la unidad. Si los trabajadores escogen voluntaria y libremente la posibilidad de que existan varias centrales sindicales, aceptaremos el resuItado aunque continuaremos luchando por la unidad. Creo que el sindicalismo clásico está esclerotizado y que Comisiones plantea otros postulados. Aspiramos a constituir una Confederación Nacional de Comisiones que sería un movimiento democrático e independiente de todos los partidos, y digo todos. Esta Confederación respetará todas las tendencias que existan en su seno, aunque creo que no debería operar en ella el centralismo democrático, a diferencia de los Partidos Políticos. Creemos en el respeto a las minorías nacionales y de ahí el qué aceptemos el principio de la representación proporcional.

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