Leiza era una fiesta
Pocas veces se podrá decir con tanta propiedad que un pueblo, un pueblo físico al menos, vibre tan al unísono con su empresa, con las siete factorías, que ocupan más de la mitad de su población. Nos estamos refiriendo al pueblo navarro de Leiza, enclavado en el valle del mismo nombre, donde tiene la sede social «Sarrió, Compañía Papelera de Leiza, S.A.», una de las grandes de este sector transformador.En el frontón Amazábal de dicha población tuvo lugar el domingo la Junta General de Accionistas y buena parte del pueblo vivía aquello como algo propio, concurriendo a la convocatoria con la mujer y los niños. Se podía decir perfectamente, que aquello era una fiesta, dado el ambiente de animación y cordialidad imperante entre las diversas clases sociales.
El ejercicio
Nos dejó un poco perplejos el presidente del Consejo, Lorenzo Marco Sarrió, cuando empezó diciendo que el ejercicio 1975 había sido «discreto, tal vez mediocre o malo». Luego ya nos fuimos aclarando y comprobamos que había sido lo primero: discreto, lo cual no deja de ser importante en un año de lo más recesivo para el sector papelero, caracterizado por una notable infrautilización de la capacidad productiva, con máquinas y factorías completas paradas durante largos, períodos por falta de pedidos, con precios ruinosos, que no cubrían los costes, y una drástica detención de los planes de inversión.En conjunto, la facturación global de Sarrió aumentó un 8,82% en pesetas, lo que es positivo si tenemos en cuenta que el consumo decreció en un 14%.
En cuanto a las ventas al exterior, frente a una reducción de las exportaciones españolas de papel del 12,2% en 1975, las de esta empresa de Leiza disminuyeron sólo un 7%, totalizando una facturación de 1.050,6 millones de pesetas en los mercados extranjeros, en especial Europa.
Balance y cuentas
Al 31 de diciembre el capital social ascendía a 1.711 millones de pesetas, que fueron doblados después de la ampliación efectuada (de 1 por 1) en el primer trimestre de este año. Las reservas eran de 1.549 millones y en la Junta se han elevado a 1.644 millones.Los resultados del ejercicio han sido de 478,9 millones de pesetas, de los cuales se han llevado a amortización 210,4 millones, después de distribuir un dividendo del 10% bruto (162,2 millones).
No vamos a comentar los ratios o índices correspondientes al pasado ejercicio, porque la ampliación de principios de 1976 ha modificado sustancialmente la estructura financiera de Sarrió haciendo más favorables las comparaciones con la s empresas del sector, incluso a nivel internacional.
En cuanto a las próximas operaciones financieras, quedó claro que este año no habrá más desdobles.
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