Tiafoe y Fritz, una doble alegría para el deprimido tenis de Estados Unidos
El duelo entre ambos garantiza la presencia de un tenista norteamericano en la final, lo que no sucedía en Nueva York desde 2006 y en un grande desde 2009
“¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!”, grita John McEnroe durante la retransmisión, de madrugada, cuando Frances Tiafoe tiene ya el pase a las semifinales del US Open en la mano y, por tanto, el tenis estadounidense masculino contará, por fin, con un representante en la final del domingo; será Big Foe —beneficiado por los males físicos del búlgaro Grigor Dimitrov, retirado con 6-3, 6-7(5), 6-3 y 4-1 en su contra— o su compatriota Taylor Fritz, quien previamente, por la tarde, ha derribado al alemán Alexander Zverev. Pasan los años para este último (27) y sigue de vacío en los grandes, sin responder a esas enormes expectativas que cuando era un júnior y metía la cabeza en el circuito apuntaban que tal vez podía marcar una época; el siguiente elegido, aventuraban no pocos especialistas con fundamento, pues condimentos no le faltaban. De momento, en blanco. Y se sincera el gigantón de Hamburgo —vencido en la final de 2020— mientras la Arthur Ashe jalea al tenista local: “No he hecho nada para merecer la victoria”.
Sí lo ha hecho Fritz, otra torre que también prometía mucho pero que, en realidad, se ha quedado a medio camino; ocho títulos tiene en el expediente, con el obtenido en Indian Wells hace dos años como premio mayor. En los majors, nunca había sorteado la barrera de los cuartos de final hasta el episodio de este martes, decantado gracias a un 7-6 (2), 3-6, 6-4 y 7-6(3). De este modo, el californiano pisará por primera vez la penúltima ronda de un gran escenario, a lomos de su servicio y de sus magníficas prestaciones sobre pista rápida. Torpedeado por las lesiones en su despegue en la élite, festeja hoy y de la mano lo hace su país, una superpotencia que ensaya una y otra vez en el laboratorio, pero que desde 2003 no ha logrado dar con la fórmula ideal en el territorio masculino; entonces, Andy Roddick se proclamó campeón del torneo neoyorquino, y desde entonces perdura la sequía. En cualquier caso, la historia señala otra vez su nombre, al haber sido el último finalista de su nacionalidad en el asfalto de Flushing Meadows.
Lo consiguió en 2006, cuando fue batido por Roger Federer. Tres años más tarde, 2009, volvió a colisionar con el suizo en el desenlace de Wimbledon, marco del último capítulo con un tenista estadounidense en el duelo definitivo. “El trabajo aún no ha terminado”, dice Fritz, 12º del mundo y que parecía haber perdido comba respecto a sus socios generacionales, Tiafoe (26) y Tommy Paul (27). “¿Cómo aguanté eso mentalmente? Bueno, cada vez que estaba en cuartos me enfrentaba a Djokovic, y si no a Nadal; así conseguía proteger mi ego, diciéndome eso. Pero este año fueron con Musetti [en Wimbledon] y esa excusa ya no podía funcionar”, bromea el norteamericano (26), mientras los aficionados locales saborean el plato, porque desde 2005, también US Open, dos de los suyos no chocaban en una gran semifinal; esa noche, Andre Agassi superó a Robby Ginepri, y ahora los precedentes refuerzan la candidatura de Fritz.
De los siete cruces entre ambos, él se ha adjudicado seis. Así que Big Foe, puro show, siempre dispuesto a hacer disfrutar pero a la vez con ganas de dar el gran salto competitivo, contrapone el argumento de que él sí conoce el territorio de las semifinales; las disputó en 2022, pero ese día estaba enfrente un tal Alcaraz que iba a explotar y le frenó en cinco sets. Esta vez, al otro lado le espera un amigo. “Taylor, Tommy, Reilly [Opelka, hoy día descabalgado] y ahora también Ben [Shelton]… Hemos hablado de ello durante años, hemos estado llamando a la puerta. Es solo cuestión de tiempo [el éxito estadounidense]. Antes jugabas unos cuartos contra Rafa [Nadal] y ya estabas mirando los vuelos de regreso, pero ahora es completamente diferente; nadie es imbatible, y más a estas alturas de la temporada”, remarca Tiafoe, lazo a una jornada festiva entre barras y estrellas: son él, Fritz y también Emma Navarro, superior por la mañana a Paula Badosa. Este miércoles, otra bala: Jessica Pegula contra la número uno, Iga Swiatek. Ruge la Arthur Ashe, y lo canta McEnroe.
FEDERER Y LA “INCONSISTENCIA” DEL ‘CASO SINNER’: “EL TRATO, ESA ES LA CUESTIÓN”
Al estruendo de medianoche le precedió otro poco antes, cuando la realización de la pista enfocó a Roger Federer y el suizo, retirado desde hace dos años, apareció en los pantalones de la pista central. El genio se levantó y saludó. Antes, habló. Lo hizo en el programa Today (Hoy), del canal NBC y abordó el espinoso tema que marcó el inicio del torneo. El caso Sinner.
“No es el tipo de noticia que nos gusta ver en nuestro deporte, independientemente de si hizo algo [dio un doble positivo por dopaje en Indian Wells, marzo] o no. O si lo hizo otro jugador. Es un ruido que no queremos”, expresó. “Es una situación complicada. Es la pesadilla de todo deportista”, continuó; “entiendo la frustración de otros, sobre si fue tratado igual que los demás. Aquí está el meollo de la cuestión”.
Y señala el de Basilea, de 43 años y campeón de 20 grandes: “Todos creemos que Jannik [número uno] no hizo nada, pero está la inconsistencia de no haber sido potencialmente sancionado al no estar cien por cien seguros de lo que estaba pasando. Ahí está la pregunta que necesita ser respondida”.
Pese a la detección del positivo, la Agencia Internacional de Integridad del Tenis (ITIA) determinó que no había existido voluntad de infringir la normativa por parte del jugador, en cuyos análisis apareció el rastro del clostebol, un esteroide anabólico. No obstante, durante el proceso de investigación el italiano (23 años) pudo continuar compitiendo.
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