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Alcaraz sortea un feo bache ante De Jong

El español reacciona ante el holandés, procedente de la previa, tras ceder un set y cinco veces el saque en dirección a la tercera ronda (6-3, 6-4, 2-6 y 6-2, en 3h 09m)

Alcaraz, durante el partido contra De Jong en la Philippe Chatrier de Roland Garros.Foto: CHRISTOPHE PETIT TESSON (EFE) | Vídeo: EPV
Alejandro Ciriza
Roland Garros - segunda_ronda -
Jesper De Jong
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Carlos Alcaraz
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Ya se sabe que la sonrisa es el mejor indicativo de cómo está Carlos Alcaraz, y en los últimos tiempos no abunda cuando el tenista está sobre la pista. “¡Positivo! ¡A disfrutar, que se te note!”, le profiere desde el box su preparador, Juan Carlos Ferrero, cuando detecta que la actitud del murciano flaquea y que de no rectificar a tiempo, puede terminar metido en un buen lío. Insospechada la situación. Jesper de Jong, el 175º del mundo, tan solo ha jugado ocho partidos en el circuito de la ATP, tres sobre tierra, y procede de la fase previa del torneo. Sin embargo, pleitea sin parar y el duelo (6-3, 6-4, 2-6 y 6-2, en 3h 09m) termina dilucidándose a bandazos, a la fuerza, cuando la lógica decanta a favor del español, que ha pasado un mal rato en el tercer parcial y el inicio del cuarto. Cinco veces ha entregado el saque, 47 errores refleja la tarjeta; 26 con la derecha.

“En este tipo de torneos, cualquiera puede meterte en problemas. Tienes que estar centrado en cada punto, no importa el ranking, así lo ha demostrado Jesper. En el tercer set he tenido que olvidarme de ofrecer show e intentar estar en cada intercambio, porque había que meter seis o siete bolas en cada punto. Hemos hecho dejadas y buenos tiros, y él lo ha hecho mejor que yo”, afirma sobre la pista durante la charla con Àlex Corretja. “Está bien tener ritmo, pero preferiría estar menos horas en la pista”, agrega sin saber todavía con quién se enfrentará en la tercera escala, porque el agua ha suspendido el transcurso de la jornada en las pistas exteriores y ha dejado el pulso entre Sebastian Korda y Soonwoo Kwon en el aire. Sea quien sea, suspira hoy aliviado. Duro día en la oficina.

Llueve y llueve en París, donde superado el momento Nadal, ese silencio sepulcral que dominaba en la central el lunes, se oye un murmullo constante mientras pelotean Alcaraz y De Jong, un holandés de 23 años y desacomplejado con ganas de guerra que pelea, desafía y aprieta sin parar, conduciendo al murciano hacia el indeseable terreno de la frustración, del querer y no poder; no hay manera de desencarcelar esa derecha y los pensamientos vienen y van, aunque descuenta otra estación de un torneo que pintaba indescifrable y que todavía sigue siéndolo, sin más certeza que la de saber que la gran historia ya no será posible, que el tótem histórico de la tierra queda ya fuera de plano y que todo sigue muy abierto. Más si cabe. Djokovic apareció la noche anterior con cara larga y Alcaraz sigue sin disfrutar de verdad.

“No hay ningún jugador que venga con una dinámica como la de Rafa durante tantos años, o la de Djokovic en los últimos años. A Nole no le ha ido nada bien en esta gira, Carlos viene con el tema de la lesión, Sinner también… Están Zverev y Tsitsipas… Pero creo que no hay un favorito claro”, comentaba tres días antes Pablo Carreño, ya eliminado el asturiano, atento ahora a qué puede hacer o qué no su amigo Carlos, quien reflexiona y lamenta para sus adentros: ¡Maldita sea! ¡Maldito pronador! Ya no hay dolor en el antebrazo, pero el temor sigue ahí y engrilleta a un tenista que el curso pasado aterrizó en París como favorito y que ahora lidia con las travesuras de la mente y ese músculo traicionero que descubrió hace dos meses.

Set y medio de curvas

“Me he cohibido un poco”, admitía el martes tras el estreno. Y dos días después, observando desde la tribuna, la sensación continúa siendo similar. Alcaraz avanza, inmejorable noticia en un contexto, el de un major, que ni mucho menos requiere de brillos día tras día, pero al mismo tiempo sigue sin liberar esa derecha que tantos oooooohhhsss kilométricos acaparó hace un año, cuando el chico llegó en condiciones óptimas —después de triunfar en Barcelona y Madrid— y pegaba sin reparos ni ataduras, sin el corsé de hoy. Va interiorizando y aprendiendo, consciente de que cada pelotazo no es el último ni una invitación para lucirse, y de que conviene dosificar cada día, en cada torneo, pero de momento no se le ha visto en su salsa, desatado, como a él le gusta. Toca esta vez un bache.

Alcaraz, durante el partido.
Alcaraz, durante el partido.Stephanie Lecocq (REUTERS)

La coordenada parece clara: no arriesgar de manera innecesaria y, mientras tanto, ir ganando tiempo y probando, recuperando gradualmente confianza —“el brazo está al cien por cien”, repite— y aumentando los promedios de velocidad en el golpeo. El murciano, resignado, acepta. Pero no es lo mismo. En cualquier caso, la paciencia de estas últimas semanas le ha permitido llegar a París y también superar los dos primeros escollos, este segundo muy incómodo, muy respondón De Jong, batallador todo el rato pese a que sus cuádriceps se resienten en la recta final, ingiere pastillas y cede. El rodaje que incorpora el intrépido holandés de la clasificatoria le da alas y plantea constantemente retos muy ásperos que Alcaraz acaba resolviendo con un acelerón a tiempo que evita un lío mayor. Uf, viene a decir su mirada.

Prevalece el español en el último intercambio de tortazos —cuatro breaks seguidos— y se deshace el nudo. Exhala aire, mira a los suyos y celebrado contenido. Como su tenis de este presente a medias en el que la libertad, siempre cara, se hace de rogar.

SWIATEK, ACORRALADA POR OSAKA

A. C. | París

La número uno y campeona de las dos últimas ediciones del grande francés, Iga Swiatek, estuvo cerca de enfilar la puerta de salida del torneo. Su rival, Naomi Osaka, llegó a disponer de una renta de 5-2 y 30-0 en el tercer parcial, e incluso después tuvo un punto de partido, pero la polaca se salvó (7-6, 1-6 y 7-5, tras 2h57) y aguarda a Jana Fett (135ª) o Marie Bouzkova (42ª).

Swiatek, ganadora en París en 2020, 2022 y 2023, sorteó una tarde de estrés, arrollada por la pegada de la japonesa. Tras la maternidad, Osaka intenta dar de nuevo con la senda ganadora y a base de potenica y derechazos, estuvo a punto de firmar la campanada. Sin embargo, en los instantes delicados erró, y lo pagó muy caro.

“Siento que estoy jugando mejor que cuando era la número uno”, expresó la asiática, que posee cuatro grandes (dos Open de Australia y otros tantos US Open) y alcanzó la cúspide en 2019. Hoy día es la 134ª de la WTA, pero está decidida a regresar y puso contra las cuerdas a Swiatek en el escenario predilecto de la de Varsovia.

Este jueves, Paula Badosa tiene una cita con la kazaja Yulia Putintseva (11.00, Eurosport) y también intervendrán a lo largo del día Cristina Bucsa (Elisabetta Cocciaretto), Roberto Carballés (Novak Djokovic), Alejandro Davidovich (Casper Ruud) y Jaume Munar (Alex de Miñaur).

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.
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