Alcaraz, un esguince moderado y una hoja de ruta a reconsiderar
El murciano, lesionado del tobillo en el estreno de Río, paga el abrupto traslado de dura a tierra, aunque la lesión no le impedirá jugar en Las Vegas ni Indian Wells
La madrugada del martes al miércoles, mientras España dormía, el tobillo derecho de Carlos Alcaraz dibujó bruscamente un ángulo de noventa grados que disparó todas las alarmas. Al ir a cazar un pelotazo abierto de Thiago Monteiro, su primer rival en el torneo de Río de Janeiro, el murciano efectuó una de las maniobras más lesivas del tenis: rectificó en la carrera cuando se dirigía hacia el centro de la pista y, en lugar de deslizar y corregir bien el apoyo, la zapatilla se clavó en la arena. En consecuencia, tenista al suelo, articulación dañada, manos a la cabeza y atención médica. “Tanto mi fisio como el de la ATP me han dicho que no parece serio, pero vamos a ver. El tobillo aún está caliente, así que tiene que enfriarse y mañana [por este miércoles] veremos qué sale en las imágenes…”, explicaba el murciano, quien apenas pudo competir un par de puntos y al final optó por abandonar, teniendo en cuenta que el calendario apunta próximamente a una triple cita de alta relevancia.
De entrada, el plan de Alcaraz es participar el 3 de marzo en una exhibición en Las Vegas contra Rafael Nadal, que ya tuvo que cancelarse el curso pasado debido a una lesión del mallorquín; tres días más tarde, el joven de El Palmar desfilará por el desierto californiano para jugar en Indian Wells, donde triunfó hace un año; y a continuación, sin tregua ni descanso, el español enlazaría —siempre en función de las circunstancias y lo que le demande el cuerpo en ese momento— con la cita de Miami, también sobre asfalto. Y he aquí la cuestión que flota en el ambiente, independientemente de los resultados conseguidos en las dos temporadas previas, satisfactorios en términos de puntos y rodaje: ¿Hasta qué punto es idóneo el paso por Latinoamérica y hasta qué punto procede el riesgo de alternar en un intervalo tan corto de tiempo el cemento de Australia, la arcilla de Buenos Aires y Río, y la superficie dura de Estados Unidos otra vez?
En una reciente entrevista concedida al medio especializado Clay, el preparador del número dos del mundo, Juan Carlos Ferrero, ya insinuaba que la hoja de ruta podía variar en los próximos años y que podrían apostar por un planteamiento más lógico. “Es algo que iremos viendo más adelante, pero sí es cierto que en algún momento me gustaría que hiciera la gira [actual y europea] de pista rápida [la elección del italiano Jannik Sinner, número tres]; así no cambias la superficie tras Australia para luego volver a cambiar, y otra vez luego volver a tierra batida. En algún momento cambiaremos”, apuntaba el técnico valenciano, consciente de que, más allá de la mala fortuna, el cuerpo y las articulaciones se resienten con los cambios de escenario, y de que el tenista precisa de una adaptación imprescindible para recuperar unos automatismos que no son sencillos de incorporar.
Alcaraz conquistó hace dos años el título del torneo brasileño y en 2023 el bonaerense. Sin embargo, la temporada pasada ya se marchó de Río con el isquio lastimado y el susto en el cuerpo tras perder en la final contra Cameron Norrie. En cualquier caso, después pudo competir y levantar el trofeo de Indian Wells; circunstancia que ahora, según transmitía este miércoles él mismo por medio de sus redes sociales, se podría repetir. La intuición de los fisioterapeutas y del propio jugador después de sufrir el percance —”voy un poco cojo, pero vamos a tomárnoslo con calma”— iba en la dirección adecuada. La resonancia magnética efectuada al día siguiente reveló que Alcaraz sufre un esguince lateral de grado II. Por tanto, deberá descansar unos días y recibir tratamiento, pero el diagnóstico desactivó la alarma. “¡Nos vemos en Las Vegas e Indian Wells!”, añadió.
De esta forma, en Netflix —promotor del show de la próxima semana con Nadal en Las Vegas— respiran más tranquilos y en el seno del equipo del murciano se expandía este miércoles una grata sensación de alivio: el pronóstico de los especialistas era certero. Hay mal, pero es moderado. Alcaraz podrá continuar con el camino prestablecido, pero en un futuro cercano —sin sometimientos contractuales de por medio— todo apunta a un giro en la planificación: los días en Sudamérica quizá queden como un bonito recuerdo de estos inicios.
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