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La semana grande del finalista Jannik Sinner

El italiano, lanzado, se impone a Medvedev en un cruce muy intenso (6-3, 6-7(4) y 6-1, en 2h 29m) y se medirá este domingo por el título maestro (18.00) con Djokovic

Sinner celebra un punto durante el partido contra Medvedev en el Pala Alpitour.
Sinner celebra un punto durante el partido contra Medvedev en el Pala Alpitour.GUGLIELMO MANGIAPANE (REUTERS)
Alejandro Ciriza

Daria, esposa de Daniil Medvedev, se echa las manos a la cabeza, mira al tenista y le pregunta: “¿Por qué?”. No entiende la mujer qué demonios ha hecho su chico, por qué se ha metido en semejante lío; qué necesidad tenía, le dice con la mirada y el aspaviento, de interrumpir el ritmo del partido, ahora que le había dado la vuelta y que había impuesto una velocidad de crucero que estaba acabando poco a poco con el bueno de Jannik Sinner, jadeante y con las fuerzas al límite el italiano. Pero he aquí Daniil, un tipo peculiar, con todas sus cosas y particularidades. Un fenómeno, sí, pero a veces difícil de entender. Así que, pese a no haber ofrecido un solo signo de dolor o malestar durante esas dos horas de durísima refriega, reclama al fisio, se marcha al vestuario –el tratamiento requiere dejarle en paños menores– y la acción se detiene durante ocho minutos. Es su sentencia: 6-3, 6-7(4) y 6-1, en 2h 29m.

Hasta ahí, fuerzas invertidas y dos escenarios distintos. Primero se lleva el gato al agua Sinner, jaleado otro día más por la grada, su grada, y después es Medvedev el que sorprende, sale de la cueva y ejerce un abordaje que se antoja prácticamente definitivo, porque su tenis arrolla y al rival empiezan a pesarle una tonelada las piernas de tanta devolución y de tanto ir de aquí allá, de tanta tralla y de tanto esfuerzo en el cuerpo a cuerpo. Parece estar el italiano a falta del empujón de gracia, pero he aquí Dannil y sus mundos. Una caja de sorpresas. Frena, se marcha y a su vuelta, se encuentra con un adversario no solo restablecido, sino crecido. Gracias por la cortesía, le viene a decir Sinner al ruso, que a la señal de su querida reacciona de la misma forma, con la misma incredulidad: ¿Pero qué demonios he hecho? ¿Quién me mandaría a mí...?

Él solito se ha metido en el agujero, porque al local le ha dado tiempo para refrescar la musculatura y a coger aire. Despejado mentalmente y decidido, Sinner carga y Medvedev, además, ayuda: la doble falta le cuesta el break, 0-2 abajo e inmediatamente 0-3 en el tercero. A partir de ahí, tortura interior para él. Daria no lo entiende y el propio Medvedev, tampoco. Un duelo equilibrado termina decantándose por medio de un rodillo. El tenista de San Cándido, magnífico un día más, disputará por primera vez la final de la Copa de Maestros y divisa en el horizonte inmediato a Novak Djokovic, superior por la noche a Carlos Alcaraz. Imponente estos días de semana grande para el público turinés, Sinner festeja brazos en alto, pero sin perder ese punto neutro que le caracteriza a él y a su tenis: pum, pum, pum. Es una perforadora.

Viene el pelirrojo sin prisa pero sin pausa, sin protagonizar hasta ahora golpes sonados pero sí con paso firme. Muy firme. Ya llegarán los días de ruido. Ascendió este año un peldaño en Montreal –su primer Masters 1000–, se hizo notar en Wimbledon (semifinales), empieza a acumular metal (10 trofeos) y sigue subrayándose como un formidable competidor en dura y a cubierto. Ganó en Pekín, repitió en Viena y ahora aterriza en el desenlace de este Masters con un pleno de victorias, cuatro de cuatro; se embolsa, por tanto, la nada despreciable cifra de 2,4 millones de euros y se convierte en el primer representante de su país que llega tan lejos en la cita. Dicen también los datos que desde 2003, cuando Roger Federer ya se elevaba, no había un jugador menor de 23 años (él tiene 22) que accedía a la final maestra, y en Italia se frotan las manos: tras los Pietrangelli, Barazutti o Panatta emerge una figura que, probablemente, concederá no pocas alegrías.

“Supongo que es parte de lo que hago, ¿no? El único problema es que soy pelirrojo, así que es fácil reconocerme…”, bromea ante los periodistas cuando estos le preguntan por su fama creciente. “Pero las cosas cambian cuando me pongo una gorra, así que está bien... [risas]. No, en realidad no busco atención más allá de la pista. Siempre es bueno que la gente te reconozca, pero, sinceramente, no me importa mucho todo eso porque yo siempre he hecho cosas muy normales y soy un chico normal”, prorroga el finalista, discreto dentro y fuera de la pista. Fuerte con los fuertes: ya es el italiano que más triunfos (10, por los 9 de Panatta) ha firmado contra los top-5.

GRANOLLERS Y ZEBALLOS, FINALISTAS EN DOBLES

A. C. | Turín

La pareja formada por Marcel Granollers y Horacio Zeballos venció este sábado a al indio Rohan Bopanna y al australiano Matthew Ebden por 7-5 y 6-4 (en 1h 19m) y lograron una plaza en la final de dobles que se disputará este domingo (15.00). Se medirán con el dúo Rajeev Ram-Joe Salisbury o el de Santiago González-Roger-Vasselin.

Se trata de la cuarta final que alcanzan esta temporada Granollers y Zeballos, que se habían topado con la barrera de las semifinales del Masters en 2020 y 2021. Cabe recordar que el catalán, de 37 años, conquistó el título hace 11 años (2012) junto con Marc López. Llegarán a la cita decisiva invictos, habiendo cedido tan solo un set.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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