Argentina se gana los octavos
El mejorado equipo albiceleste se medirá con Australia mientras Polonia pasa por goles y se citará con Francia
Rectificó Lionel Scaloni, lo agradeció Messi y una mejorada Argentina respiró ya en la sala de embarque de los octavos de final. Por el camino no se quedó de milagro Polonia, que aisló a Lewandowski y dejó su destino en los guantes de Szczesny. Empatados a todo polacos y mexicanos, un gol de Arabia en el último suspiro del partido contra los del Tata Martino hizo que Polonia avanzara a octavos por un tanto de diferencia. Hasta ese momento, era la mayor diferencia de tarjetas amarillas (cinco de Polonia por siete de México) la que eliminaba a la selección norteamericana. México había metido más la pata.
Por la selección albiceleste andaba turbado Scaloni. Argentina es una noria mientras el seleccionador baraja y baraja cada alineación. Descontados Leo Messi, De Paul, Di María, Otamendi y Martínez, el boleto le puede caer a cualquiera. A Julián Álvarez, relevo esta vez de Lautaro. O, por qué no, también a Enzo Fernández. Al fin y al cabo en cada partido, un pivote central nuevo: Paredes, Guido, Enzo... Una derrota, la de Arabia, pudo más que 36 partidos previos sin un traspié.
Frente a Polonia, la tercera Albiceleste que desfiló en Qatar se articuló mejor, tuvo más poso. Y no se demoró al cercar a Polonia, que apenas propuso nada porque bien poco tiene. Si acaso principio —Szczesny— y final —Lewandowski—. Sus únicas divisas.
El portero de la Juventus tuvo en vilo a Messi y a toda Argentina. Al ariete del Barça le abandonó Polonia, con su montaje 9-1. Es decir, nueve brigadas para la intendencia defensiva y a lo lejos, muy lejos, el borroso espejismo del capitán Lewandowski. Al cuadro de Czeslaw Michniewicz le valía el empate y no se desvió un dedo de su único, y quizá posible, objetivo.
El duelo Messi-Szczesny comenzó con el amanecer del partido. Un disparo seco del rosarino lo desvió con aplomo el polaco. La hermandad Messi-Di María acogotaba a Polonia, pasito a pasito hacia atrás. La mejoría de De Paul también alivió a los de Scaloni, que encontraron en el colchonero al complemento de Enzo Fernández. Más agudo el primero, más cartesiano el volante del Benfica. Esta vez, el ancla que precisaba el conjunto argentino.
El partido lo gobernaba Argentina. O sea, Messi. Pero no le secundaba Acuña, al que el capitán rastreaba y rastreaba como si se añorara a Jordi Alba. Pero al lateral sevillista le faltaba finura. Di María se la jugó con un córner directo que pilló espabilado al meta polaco, igual de taxativo ante un disparo con cicuta de Julián Álvarez.
Sobre Messi balizaba toda Argentina cuando Szczesny le dio un cachetillo involuntario al jugador del PSG. Un penalti de ese nuevo testamento arbitral imperante. Soplo del VAR, un vistazo del holandés Danny Makkelie y Polonia condenada. El penalti es una suerte del juego en la que no siempre están claros los papeles de víctima y verdugo. Esta vez, el primero fue Messi, al que Szczesny frustró con una parada sublime. El exazulgrana golpeó la pelota a la izquierda del meta, a media altura, pero el cancerbero se estiró y se estiró hasta palmear el balón con el guante derecho. En el estadio 974, con masiva goleada de la hinchada argentina, un clamor, una banda sonora: “¡Messi, Messi, Messi!”.
Argentina, meritoria, llegó seca al descanso. Polonia, a hombros de su guardameta, su flotador. De vuelta de la tregua, llegó la ventura sudamericana.
Nada más comenzar el segundo acto, Molina asistió a Mac Allister, y el hijo del Colorado Mac Allister, leyenda de Boca durante los años noventa, se saltó a Szczesny para el 1-0. Un gol ahijado de la mejor Argentina vista por Qatar. Un consorcio más afanoso, mejor organizado, más convincente. Y con Messi muy enchufado para peritar el partido, para dar palique al juego. Un Messi por aquí y por allá. También para tener atareado al eficaz arquero juventino.
Szczesny pudo con Messi, no con Julián Álvarez, que estampó de maravilla el 2-0 con un remate terminal tras un guiño de Enzo Fernández. Al margen de su cooperativa en el gol, dos aciertos con retraso de Scaloni. Los dos, Fernández y Álvarez, fueron retirados al tiempo. Ya es más probable que cuando Scaloni baraje en octavos de final cante su nombre.
La ventaja argentina no alteró un renglón el juego. La misma Polonia llagada, enclaustrada. El mismo huérfano Lewandowski y el mismo Szczesny, otra vez maldecido por Messi en otro remate del exazulgrana. Con el corazón en los huesos y el susto en el cuerpo tras la proeza árabe, Argentina tiene a tiro a Australia en octavos. A la milagrosa Polonia le espera el campeón vigente, Francia.
Suscríbete aquí a nuestra newsletter especial sobre el Mundial de Qatar
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.