Colombia cae de pie ante Inglaterra, que se medirá a Australia en semifinales
Las campeonas de Europa remontan un partido en el que acabaron sufriendo ante la bravura de su rival
Pocos las esperaban a estas alturas, incluso el público australiano comenzó el partido volcado con ellas más que nada porque las percibían como un rival más asequible que Inglaterra para las semifinales. Cayó Colombia (2-1), tal y como se preveía en la mayoría de pronósticos, pero lo hizo brava y desatada en un partido en el que fue de menos a más en el juego, pero no en el marcador. La campeona de Europa jugará las semifinales ante la única anfitriona que sigue en un Mundial que despide a su último superviviente latinoamericano.
El partido tuvo pasajes plomizos antes de desembocar en un intenso final. Inglaterra pareció superior de inicio, más que nada por su superioridad física. Pero le faltó lucidez con la pelota ante un rival ordenado y trabajador. Quizás a las inglesas les penalizó sentirse mejores y se manejaron como si el triunfo fuese un fruto maduro que iba a desprenderse por la fuerza de la gravedad. Lo que les pasó es que se dieron un buen apretón para quedárselo. Empezaron fuertes, poderosas en el juego aéreo y las disputas, voraces en los balones al área como el que ganó Alessia Russo al poco de empezar para generar un incendio en el área colombiana. Todo había ocurrido a partir de un fuera de juego, pero en el intento desesperado de salvar un gol que hubiera sido anulado en la revisión, la zaguera colombiana Carolina Arias se marchó lesionada entre lágrimas. Entró Guzmán, una futbolista del 2005 que el año pasado quedó subcampeona del mundo sub-17 en una final contra España en la que se marcó el gol en propia puerta que dio la victoria a La Roja. Esta vez no hizo prisioneros. De alguna manera su coraje empujó a su equipo, que transitó de la tibieza al ardor.
Colombia resistió un cerco al que le faltó pegada y profundidad por parte de las inglesas. Apenas Daly inquietó a la portera Catalina Pérez primero con un cabezazo sin codicia y poco después con un disparo lejano que llevaba peores intenciones para la meta colombiana. Pero el partido ya se había nivelado. El equipo construido por el veterano Nelson Abadía se estiró y en cuanto logró conectar con sus jugadoras de ataque consiguió llamar al talento. Marcaron en el minuto 44, que ya no es el último de la primera parte en el nuevo cronometraje que se quiere instalar en el fútbol. Al menos fue un minuto inolvidable para el fútbol colombiano, que gritó el gol de Leicy Santos, la talentosa jugadora del Atlético de Madrid, afilada para sorprender a Mary Earps con algo que pareció un centro cuando salió de sus botas y se convirtió en una venenosa vaselina a medida que se dirigía a la red.
El gol por fuerza avivó a Inglaterra, que se sacudió el estupor para lanzarse a la meta rival en los seis minutos de prolongación decretados por el equipo arbitral antes del descanso. Llegó al empate sobre la hora y las chicas de Sarina Wiegman se marcharon a la caseta con el alivio en los rostros. También la laureada seleccionadora. Ocurrió que Catalina Pérez fue a recoger un balón que había quedado sin dueña en el piso y con el empuje que llevaba se le escurrió entre las manos como si aquello en vez de un esférico fuera una lubina. Russo, que va a todas las batallas, se lanzó a por él y en la melée resultante la más avispada fue Lauren Hemp, que empujó la pelota a la red para firmar el empate justo antes de los tres pitidos.
El descanso le sentó bien a Colombia, que regresó al campo como si hubiese manejado el receso para realizar un proceso de autoconvencimiento colectivo. No estaban tan lejos de la semifinal como cabría esperar. El partido se niveló y se abrieron espacios. Fue en ese contexto en el que Inglaterra relució con un único destello que a la postre le dio el triunfo, una salida limpia del balón que mejoró Georgia Stamway con un buen control y un atrevido pase profundo que acabó en los pies de Russo, que dispuso de un par de segundos para perfilarse y rematar a la red.
Inglaterra ya estaba en ventaja, pero nada había terminado. Abadía llamó a la valencianista Chacón y Colombia encontró un nuevo aliento para atacar. Las campeonas europeas palidecieron. Lorena Bedoya, una aseada mediocentro que hace unas campañas pasó sin gloria por el Deportivo, estuvo cerca del empate con un disparo lejano que sacó Earps cuando la pelota se colaba por la escuadra. Atacó hasta el final Colombia, que mezcló la finura de Linda Caicedo con la contundencia de Mayra Ramírez. La delantera del Levante trajo de cabeza al trío de centrales inglesas. El empate pudo llegar en un disparo suyo ya casi sobre la hora, mientras el perezoso reloj que usa ahora el fútbol descontaba los segundos hacia un final que desconsoló al bravo equipo colombiano e ilusiona a las inglesas con un doblete histórico, pasar de reinar en Europa a hacerlo en el orbe. Antes tendrán que dejar atrás a Australia el próximo miércoles en Sydney.
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