Los Países Bajos más ‘vangaalistas’
Andries Jonker, que fue segundo de Louis Van Gaal, recupera la confianza del grupo con su estilo directo y cercano
Con el gesto contrariado porque acababa de ver una amarilla que le apartaría de los cuartos ante España, Van de Donk caminó apesadumbrada y arrastrando las botas hacia el banquillo, reclamada por el técnico Andries Jonker (Ámsterdam, Países Bajos; 60 años), que no quería expulsiones ni sustos ante Sudáfrica (2-0). Tras el cambio, el entrenador la abrazó con ternura y le dedicó palabras de consuelo al tiempo que rodaba la bola. El resto del mundo podía esperar, entendió Jonker, tan estricto con las normas como cercano con sus jugadoras, tan vangaalista por herencia, al punto de que en poco tiempo se ha ganado a un vestuario que estaba de uñas y también a un país que vuelve a emocionarse con el reverberado fútbol holandés.
Ese era su objetivo cuando asumió el cargo tras el mal juego y la derrota en cuartos de la pasada Eurocopa, después de que la federación (KNVB) decidiera destituir a su predecesor, Mark Pearson, que no se entendía con las jugadoras y cuya propuesta se alejaba mucho de las raíces. Así, pícaro pero conciso, Jonker soltó en su primera comparecencia tras vanagloriar el juego de posición y ofensivo: “Seguimos siendo holandeses, ¿no?”. Y eso explica su equipo en el Mundial, reverdecido un fútbol que las llevó a ganar la Eurocopa de 2017 y al subcampeonato mundial de 2019.
Países Bajos se ha dividido históricamente entre el cruyffismo y el vangaalismo, pues todo técnico holandés se define bajo el ideario de uno de los dos, también porque desde la federación los manuales entregados a los clubes se sucedieron bajo los parámetros de ambas figuras. Aunque la KNVB se decantó en el último lustro por Van Gaal, que asumió las riendas de la selección masculina en 2020 hasta el pasado Mundial de Qatar. Por lo que no extrañó que Jonker asumiera la femenina, toda vez que fue el segundo de Louis en su primer periplo con la Oranje, también en el Barça y el Bayern, además de dirigir ya como jefe al Volendam, Maastricht, Willem II, Wolfsburgo y Telstar. Un cargo, al mando de la selección, que ya conocía porque en 2001 ejerció de interino.
La puntualidad
“Él me enseñó a dar mucha confianza a los jugadores. Además, soy un entrenador muy directo. Espero que estas mujeres puedan lidiar con esto”, resolvió Jonker. Un discurso que recordó al que lanzó nada más llegar al Telstar. “Cuando decido algo, se cumple. Si acordamos ser puntuales y un jugador llega tarde, debe disculparse conmigo y con el grupo. Esto puede suceder una vez o, como máximo, dos al año. ¡Si quieren problemas conmigo, los tendrán!”. Sucede, en cualquier caso, que la respuesta de la selección es categórica.
“Andries es justo y respetuoso, un buen tipo que a menudo te pregunta cómo te va. Y si como entrenador puede hacer que alguien se sienta especial, entonces inspira respeto”, señala Lieke Martens, una de las estrellas junto con la goleadora Jill Roord, que suma cuatro goles (uno menos que la Pichichi japonesa Miyazawa). “Viene del fútbol masculino y por eso es muy directo. Mi padre es igual, así que por suerte ya estoy acostumbrada”, dice Van de Donk.
Resulta que antes de su primer encuentro como seleccionador, reunió a las jugadoras y les puso imágenes de dos derrotas —ante Inglaterra (5-1) y Francia (1-0) en la Euro—, cortes de buen fútbol. “¿Estoy viendo esto mal o eres tú? Si lo puedes hacer un rato, puedes hacerlo 90 minutos. Sigues siendo muy buena”, las animó, al tiempo que remarcó la idea de que podían vencer a cualquiera. “Pero entonces me miraron con desconfianza”, cuenta entre risas. Ahora sí se lo creen.
Quizá por eso ninguna dudó en acatar sus órdenes cuando hace unos seis meses les pidió que, después de cada entrenamiento con sus clubes, chutaran, al menos, tres penaltis para así sumar cientos en el caso de que el momento lo exigiera. “Si sabes que puedes hacer algo bien, será más fácil no pensar en otras cosas al lanzarlo. La ciencia trata de ayudar, pero nunca será lo mismo ante 90.000 personas, con el corazón en la garganta y una buena portera. Por eso mi filosofía es: “asegúrate de practicar esa habilidad todos los días para que sepas que puedes hacer esto”. La repetición da la confianza.
“Desearía tener más entrenadores como él, con quien tenemos que entrenar muy duro, correr muy rápido y replegarnos con energía. Quiere que seas una atleta de élite. Y, cuando está satisfecho, te pide otro 10%”, resuelve la capitana Sherida Spitse. Juntas, bajo el liderazgo del vangaalista Andries Jonker, han llegado a cuartos de final. Toca España.
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