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Jorge Prado, campeón del mundo de MXGP: “Tenía tan claro el camino que lo malo lo borré de mi cabeza”

El piloto gallego de 22 años reflexiona sobre el título mundial de motocross que le convierte en historia del deporte español

Jorge Prado
Jorge Prado celebrando su título MXGP, la categoría reina del motocross.JP Acevedo (LastLap/EFE)

Jorge Prado García (Lugo, 22 años) acaba de romper una barrera en el motor español a la altura del título de 500cc de Álex Crivillé en 1999 y el de Fórmula 1 de Fernando Alonso en 2005. El piloto gallego se proclamó el pasado fin de semana campeón del mundo de MXGP, la categoría reina del off-road. Con tan solo 11 años, lo dejó todo junto a su familia para trasladarse a una de las cunas europeas del motocross y perseguir el sueño de su vida. En Lommel, una pequeña población belga colindante con Holanda, donde hay una cultura muy arraigada de este deporte, las bases de los principales fabricantes y decenas de circuitos, desarrolló su talento este niño prodigio que todavía procesa el significado del logro alcanzado el pasado domingo en Italia.

Pregunta. ¿Cómo se digiere el sueño de una vida?

Respuesta. ¡Buf! Cuando desperté al día siguiente no sabía si todavía tenía que competir y solo había sido un sueño. Fue una sensación rara al levantarme. Ser campeón del mundo de motocross era mi gran sueño, y que se haya hecho realidad es increíble. Hay muchos momentos en los que piensas que estás haciendo todo lo correcto, dando el 100%, pero a lo mejor eso no es suficiente. Siempre tienes esa incertidumbre. Que sea ya una realidad es fantástico, y me quito un peso de encima. Tanta presión, tantos meses, lideré el campeonato desde la primera prueba, es una presión física y mental enorme. Ahora que lo he conseguido me siento más libre.

P. Ha alcanzado la cima de su deporte con 22 años, ¿cree que será fácil de gestionar este éxito?

R. Sí. Voy a poder disfrutar un poco más, sentiré menos presión. Conseguir el número uno lo era todo, y ya corrí la segunda manga en Italia con él. Me encantó, y espero disfrutar todavía más de las carreras.

P. ¿Qué se necesita para ser el mejor del mundo en su disciplina?

R. Es un deporte súper físico. Al mismo tiempo requiere mucha técnica, habilidad, agilidad mental e inteligencia. También mucho entrenamiento. Pasamos mucho tiempo encima de la moto, al contrario que en otros deportes de motor. En Fórmula 1 no pueden subir al coche entre semana, en MotoGP tampoco. Nosotros sí, y por lo tanto el nivel del motocross está siempre en máximos, porque cada día podemos exigirnos entrenando para buscar nuevos límites.

P. Su familia decidió dejarlo todo cuando usted tenía 11 años, ¿cómo fue convivir con el peso de una decisión así?

R. Cuando ves que tu familia lo deja todo por ti, parece que debes darles algo a cambio. Si dejan tanto por ti, por lo menos consigue algunos títulos. Es un peso que siempre llevé encima, y hay gente que no puede aguantar esa presión, pero yo siempre me he sentido fuerte mentalmente como para gestionarlo. Convertir esa presión en potencial, exigirme más y sacar el máximo rendimiento. Sin disciplina no puedes llegar hasta aquí, pero todos esos sacrificios han dado su recompensa en los últimos años.

P. Siendo solo un niño, ¿entendió la dimensión de esa apuesta?

R. Sí. Sabía exactamente lo que se dejaba atrás, pero también tenía claros mis límites. Intenté siempre dar el 100% y ellos nunca me presionaron en el sentido de tener que ganar carreras y campeonatos. Lo hicimos porque nos gusta el motocross, desde el primer día mi padre entrena junto a mí. Todavía lo hace. Es nuestra pasión y por su parte nunca me sentí presionado. La presión que sentí siempre fue propia. Me autopresionaba para devolverles algo.

P. ¿Cómo recuerda la mudanza a Bélgica?

R. Para mí fue complicado a nivel personal, porque dejaba atrás a mis amigos y familia. Allí no conocíamos a nadie, tampoco el idioma. Yo tenía claro que, si algún día quería estar en la posición que estoy ahora, necesitaba pasar por Bélgica. La meta, el objetivo, tenía tan claro el camino que lo malo lo borraba de mi cabeza.

P. ¿Qué momentos fueron los más complicados?

R. El motocross siempre es complicado. Tuve varias lesiones. Cuando era favorito para ganar en mi segundo año en Bélgica, justo tuve una lesión en la final. Parecía que todo iba al revés. Los objetivos que me ponía no llegaban. Ganaba todo, pero en la carrera clave justo me lesionaba. Hubo momentos de buena y mala suerte, pero los obstáculos te hacen más fuerte.

P. Para alcanzar el éxito se necesita también encajar el fracaso, ¿cómo aprendió a gestionar las idas y venidas que conlleva el deporte de élite?

R. Depende de cómo es cada persona. Puedo encajar bien esas pequeñas derrotas o piedras en el camino, como las lesiones. Confiar en uno mismo es una virtud que fortalece. Yo sabía que, si me lesionaba, me recuperaba y podía volver a ser el mismo, volver a ganar. Hay que sobrellevarlo, y tener a la familia tan cerca, estar tan unidos, me ayudó siempre a afrontar estos malos momentos.

P. ¿Dudó de sí mismo?

R. No. Siempre me vi capacitado de lograr mis metas. Uno debe ser realista, claro. Para creer en uno mismo debes verlo en resultados. No puedes querer ser campeón del mundo sin haber ganado nunca una carrera. El resto es luchar y trabajar duro, entonces no ves por qué no podrías serlo.

P. ¿Cuándo empezó a creerse capaz de todo?

R. Cuando gané los dos mundiales de MX2 [la categoría intermedia] sentí que subía el nivel y que podría luchar algún día por el título. Nunca sabes con certeza si va a ser posible o si se hará realidad. Una pequeña lesión entrenando te puede arrebatar el campeonato. Puedes estar haciendo todo lo necesario, lo correcto, y a lo mejor se te cae un piloto encima y te lesionas. Son cosas que pueden pasar y hay que tenerlo en cuenta.

P. Y siendo un deporte con tanto riesgo, con muchas lesiones, ¿nunca sintió miedo?

R. Siempre sientes algo de respeto, más que miedo. Sabes dónde está el límite. Tú decides si acercarte o incluso pasarte. Yo intento rodar un poco por debajo del límite para no ponerme en riesgo y no tener la sensación de miedo encima de la moto. Cuando tienes un fallo o un susto, te das cuenta de lo que estás haciendo y claro que sientes miedo.

P. Decía Javi Garcia Vico que en este deporte no existen las vacaciones…

R. Es así. Yo entreno todos los días. Soy muy joven, y para competir con los más veteranos debo entrenar más que ellos para estar a su nivel. Este es un deporte 24/7, y claro que desgasta, pero si te gusta hacerlo, es más un problema físico que mental.

P. ¿Siente que se ha perdido cosas que le hubiera gustado hacer a aquel niño?

R. La verdad es que no. Yo elegí esta vida y no me gustaría hacer otra. Probablemente no podría hacer lo que hace la mayoría de gente de mi edad, así que me siento afortunado de poder vivir de esto.

P. ¿Ser campeón del mundo le va a cambiar la vida?

R. El motocross no es la Fórmula 1 o MotoGP, pero dentro de la industria del ‘off-road’ es el deporte número uno. Con un Mundial no vas a vivir el resto de tu vida, pero nos ganamos bien la vida.

P. ¿Y ahora, ¿cuáles son sus objetivos de futuro?

R. Seguir soñando.

P. ¿Qué desearía conseguir con este título?

R. Me gustaría que el motocross se diera a conocer todavía más. Después de mis dos títulos de MX2 ha crecido en España. Hay más inscripciones y el campeonato de España es más sólido. Hubo un equipo español en el europeo para pilotos jóvenes. Me gustaría que esto fuese a más y que llegara a más personas. Creo que es un deporte muy interesante y atractivo de cara al público. Habiendo hecho historia, poder dar un empujón sería fantástico.

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