Silvia Calzón, directora del antidopaje español: “No podemos permitir que haya robadores de sueños”
La directora de la agencia estatal explica que de cara a los Juegos se han realizado solo en junio más de 500 controles, “casi todos fuera de competición”, a los españoles olímpicos
No hay apenas rusos en París, pero no por ello no hay parias del dopaje: Hay chinos y hay kenianos, deportistas peligrosos. Hay dopaje. Los chinos porque cada día que pasa se multiplican las informaciones que documentan el presunto trato de favor que recibieron 23 de sus nadadores olímpicos, todos ellos positivo por trimetazidina (la misma sustancia que acabó con la patinadora niña Kamila Valieva en los Juegos de Pekín 22), y ninguno de ellos sancionado, ya que, pese al escepticismo mundial, la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) aceptó sus excusas de una contaminación alimentaria. Los kenianos, porque no hay prácticamente un día en el que AIU (Unidad de Integridad en el Atletismo) no anuncia la sanción a un maratoniano o fondista keniano. En su lista de deportistas suspendidos actualmente figuran 97 atletas kenianos, los más numerosos. Ello no obstará para que el sábado 10 de agosto el mundo contenga la respiración esperando que el duelo entre los míticos Eliud Kipchoge y Kenenisa Bekele se resuelva a favor del premio Princesa de Asturias keniano en el que sería su tercer oro olímpico consecutivo.
Y ello no obsta para que se olvide que España, históricamente, ha tenido un problema con el dopaje, periódicamente revivido con reapariciones fulgurantes de Eufemiano Fuentes, y que su agencia estatal antidopaje (CELAD) recientemente vivió un traumático cambio en su dirección después de la denuncia de presuntas irregularidades que la Fiscalía debe confirmar.
“Este es un año especial, eso no se puede negar, en el que, además, hay que hacer un esfuerzo especial en torno a los Juegos Olímpicos y Paralímpicos”, dice Silvia Calzón, directora de la CELAD desde febrero. “Se ha realizado seguimiento a más de 400 deportistas, cifra superior a los 382 clasificados, y por primera vez el número de mujeres en seguimiento ha sido mayor que el de hombres”.
La media mensual de controles dirigidos por CELAD es de 274, cifra que casi se ha duplicado en junio, 30 días en los que se han hecho 532. “El objetivo ha sido garantizar la existencia de controles y el mayor número posible de los mismos en todos y cada uno de los deportistas que acuden a los juegos”, añade Calzón. “La cifra de controles realizados en julio aún no está en cerrada, pues hay controles en curso, y sobre todo, planificados para los Juegos Paralímpicos. Y casi el 100% (99,39%) de los controles realizados en lo que va de mes se está realizando en la modalidad fuera de competición”.
Habla Calzón, sevillana de Utrera, médica epidemióloga y economista, de 49 años, de cómo, por ejemplo tenía más sentido hacer controles a deportistas de segundo nivel que a los campeones, porque cualquiera de los primeros en cualquier momento puede surgir con una actuación increíble o una marca estratosférica y no haber pasado antes apenas controles. “Pero hay que hacerlos a todos”, asegura. “A los que despuntan y a los que pueden llegar. Hay una evidencia contundente además de cuáles pueden ser situaciones más de riesgo, donde los deportistas son más vulnerables. También cuando están al final de su carrera deportiva… Hay que poner mucha inteligencia en la planificación de los controles”.
La lucha contra el dopaje alcanza vuelos de alta política y desciende a las alcantarillas de los bajos fondos. El Comité Olímpico Internacional (COI) ha otorgado los Juegos de Invierno de 2034 a Salt Lake City, pero se ha reservado el derecho de revocar la concesión si desde Estados Unidos se hacen “esfuerzos para minar la autoridad de la AMA”. Responde así el COI a las investigaciones abiertas por diversas organizaciones estadounidenses para sancionar a la AMA y dejar de financiarla por, acusan, “encubrir el dopaje de los nadadores chinos”. En Kenia, la proliferación de campos de entrenamiento privado gestionados por mánagers europeos que prometen a los mejores jóvenes maratonianos o fondistas el fin de la pobreza si superan sus filtros, el dopaje se ha convertido casi en arma necesaria. Los controles son fructíferos.
En los países en los que el deporte es una industria más del capital, como Europa occidental o Estados Unidos, los controles se han revelado como prácticamente inútiles. En España también. Las estadísticas señalan que los laboratorios solo encuentran sustancias prohibidas en un 1% de las muestras analizadas mientras que diversas encuestas repetidas años tras año revelan que hasta un 10% de los deportistas se dopan.
Las investigaciones policiales contribuyen, quizás más que ninguna otra acción, a cerrar la brecha. En CELAD reportan periódicamente la policía y la Guardia Civil, proporcionando información y pruebas de actividades dopantes de deportistas, médicos y entrenadores, que la agencia debe convertir en expedientes sancionadores. Una investigación de la UCO de la Guardia Civil acabó con una sanción de cuatro años a Superman López pese a que el colombiano nunca dio positivo en un control. “Tenemos una relación de contacto continuo, de colaboración y de máximo respeto con la Policía Nacional y la UCO. Todo el mundo sabe que ellos ahora tienen abiertos procesos de investigación que pueden ser muy importantes. Es fundamental conseguir que trabajen bien, aunque a veces tengamos ganas de contarlo”, señala Calzón. “Y sus actuaciones pueden terminar cortando toda una cadena de distribución y esto es algo superimportante desde el punto de vista de la lucha contra el dopaje pero también desde el punto de vista de los delitos contra la salud pública. No estamos hablando de detectar que un determinado deportista tome una sustancia no permitida, estamos hablando de cortar una cadena de distribución a varios o a múltiples deportistas”.
El nuevo Real Decreto de desarrollo de la ley antidopaje, en fase de información pública, propone una serie de medidas para corregir los defectos en el funcionamiento de la agencia. Contendrá nuevas normas de homologación para los agentes de control, un nuevo redactado del reglamento del pasaporte sanguíneo para evitar que los juzgados anulen las sanciones y un endurecimiento de los requisitos para obtener una autorización terapéutica de carácter retroactivo, uno de los coladeros actuales muy usado por deportistas. “El Real Decreto la intención que tiene yo la definiría con la palabra clarificar. Es decir, ¿qué es lo realmente importante?, y hemos puesto mucho el acento en las autorizaciones de uso terapéutico. Tiene que haber un artículo concreto para las autorizaciones retroactivas, aquellas prescripciones que se entregan a posteriori con fecha antedatada para justificar el uso de una sustancia prohibida. Seguirán existiendo, pero queremos aclarar muy bien cuáles son las situaciones excepcionales en las que se pueden pedir. Tenemos ahora mismo un borrador en audiencia pública en el que hemos querido diferenciar a los deportistas aficionados de los deportistas nacionales e internacionales, de manera que una autorización con carácter retroactivo puede ser más flexible en el caso de un aficionado que no esté en un grupo de control, pero sea algo realmente excepcional en el caso de un deportista internacional de un deportista nacional o un deportista que se ha decidido incluir en un grupo de control porque despunta o está empezando a despuntar. Con ellos seremos más duros y menos flexibles. Además, se reformará la composición y la renovación de las comisiones de uso terapéutico, para evitar conflictos de interés”.
Pero en el arma en el que más fe deposita Calzón es en la de la educación —centrará los esfuerzos sobre todo para inculcar valores a los menores— y la comunicación. “Hemos enviado más de 1.000 mails, englobando a los deportistas olímpicos, recordándoles todo, que son las autorizaciones de uso terapéutico, cuáles son las posibles infracciones”, explica. “No podemos permitir que haya robadores de sueños de otros que se han esforzado, que se lo merecían. Una vez que te quitan eso, el podio, el himno, no te lo va a devolver nadie aunque te den una medalla en un despacho”.
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