

Xabi Alonso empieza la tercera fase de las obras de su nuevo Real Madrid: encajar a Jude Bellingham
La recuperación del inglés abre otra etapa en la faena del técnico, que debería prescindir en el once tipo de un jugador hasta ahora fijo


Xabi Alonso va construyendo el edificio por fases, en gran parte debido a las exigencias del guion. Hasta agosto no pudo contar con Kylian Mbappé, muy debilitado durante el Mundial de Clubes por una gastroenteritis aguda. Desde el segundo partido de Liga le ha dejado claro a Vinicius que ha perdido el coto privado en la banda izquierda, una brecha interna que va creciendo y que el técnico ya admite de forma implícita en público. Y a partir de ahora afronta la cuestión sensible del encaje futbolístico de Jude Bellingham, que ha acelerado los plazos de recuperación tras operarse el hombro izquierdo. El sábado disputó contra el Espanyol sus primeros minutos de la temporada y la visita este martes al Levante (21.30, Movistar) supone otra oportunidad para avanzar en su integración dentro de un equipo que suma pleno de triunfos.
De entrada, la previsible inclusión del inglés en el once tipo en un plazo prudencial de tiempo implicaría la salida de una pieza que hasta ahora ha sido fija. Y, en función de las decisiones que vaya tomando el entrenador vasco, ya se vería si eso afectaría a cuestiones troncales, como el dibujo, o el reparto de roles y minutos.
La ubicación natural de Bellingham sería la que más ha ocupado desde agosto Arda Güler, aunque Xabi trató de matizar el sábado que no se trata obligatoriamente de un asunto entre ellos dos. “Pueden jugar en lugares parecidos, pero no es el uno o el otro”, aseguró. “Creo que en el Mundial jugaron [juntos] y es algo que tengo en la cabeza. No pensar que no combinan bien. De hecho, combinan bastante bien. Uno con el despliegue y calidad en el último tercio. Arda puede bajar un poco más para asociarse con él. Juntarlos es una buena posibilidad”, desarrolló el tolosarra. Esa conexión a la que se refería el preparador dejó durante el Mundial varias escenas en las que el inglés reprendía al turco por no pasarle la pelota más a menudo.
La “inversión” inicial de Alonso en Arda, como lo ha definido varias veces, ha significado la apuesta por un perfil muy determinado. Después de que el club no reforzara la medular con un organizador, el vasco se lanzó a explorar la vía Güler, un mediapunta con buen pie, pero con pocas horas de vuelo en la gran élite y un probable déficit físico ante los rivales más exigentes. Desde el segundo encuentro del Mundial, la insistencia en el otomano ha sido continua y solo ha sido suplente este sábado en lugar de Gonzalo García.
“Lo más eficiente posible”
El once del Madrid, pese a las rotaciones frecuentes, ha estado bastante definido en este arranque de curso, así que la entrada de Bellingham traería consigo el sacrificio de un jugador que ha venido siendo habitual, ya sea Güler -que no sería el único amenazado-, Mastantuono, deshacer el sostén Tchouameni-Valverde, o cualquier otra menos previsible.
El británico no es nuevo para Alonso, que ya lo tuvo durante el Mundial de Clubes, pero, como advirtió el técnico, el equipo ahora es “bastante diferente” (después llegaron Mbappé, Mastantuono y Carreras), lo que obliga a empezar la integración casi desde cero. Xabi lo describió el sábado como “un centrocampista ofensivo que se puede juntar con el delantero y los medios, y con un despliegue impresionante”, aunque en los meses previos hizo dos comentarios a pie de texto importantes sobre su juego: debía partir “desde la posición correcta” y tiene que ser “lo más eficiente posible”. En las dos campañas anteriores, se le vio por momentos tratar de abarcar demasiado espacio en el césped.
Termómetro del equipo
El encaje de Jude Bellingham ha resultado, por regla general, un termómetro del rendimiento del Madrid. Su sorprendente producción de goles nada más firmar, ubicado por Carlo Ancelotti como mediapunta, puso en órbita a un equipo que empezó aquel curso con dudas y muy castigado por las lesiones. Sin embargo, la llegada hace un año de Mbappé para el centro del ataque unida a la salida de Kroos dejó un escenario donde el inglés se sintió desacoplado, sin mucho espacio para atacar el área desde la segunda línea ni capacidad para organizar el ataque. Un símbolo del destemple que acompañó a los blancos la pasada campaña que se trasladó a su clasificación en el Balón de Oro: de tercero en 2024 a 23º en 2025.
Las condiciones naturales del británico han requerido hasta ahora contextos muy concretos para explotar sus virtudes, y ese es el reto que encara Xabi Alonso en un equipo donde Mbappé está desatado y Vini, enfadado. La revalorización en el mercado del británico, la tercera gran estrella del Madrid, se disparó como mediapunta al mismo ritmo que crecía su cuenta anotadora y sin la obligación de ordenar la salida de balón. “Está en un buen momento para trabajar con él”, afirmó Xabi Alonso sobre él durante su presentación.
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