

Derbi límite en el volcán del Metropolitano
Para pasar a cuartos, el Atlético necesita remontar el 2-1 de la ida con el empuje de su casa, que se enciende de manera especial con las visitas del Real Madrid, donde es duda Mbappé


Si el reto es matar a un dragón, que sea en casa. Sobre todo si la casa es este Metropolitano volcánico que se enciende aun más con las visitas del Real Madrid, esa criatura que tanto ha martirizado al Atlético en la Champions. Esta miércoles (21.00, Movistar), regresa, con la duda de Mbappé, para dirimir los octavos de final después del 2-1 de la semana pasada en el Bernabéu. El cruce, tan repetido, los sitúa a ambos al límite sobre un escenario abrasador.
El Madrid llega a este momento del curso con todas las opciones abiertas, pero también con todas a punto de cerrarse. El último campeón de Europa ha recorrido el trayecto a trompicones, sin terminar de afinar la maquinaria, lo que le obligó a dar el rodeo del playoff contra el Manchester City. De modo que para alcanzar los cuartos de final, ese objetivo que incluye anualmente como sencilla rutina en sus presupuestos, habrá tenido que dejar atrás a ese gran antagonista que es el equipo de Guardiola, y al vecino de los derbis electrizados. Un resbalón esta noche le descarrilaría de su competición en octavos, algo que no le sucede desde 2019, cuando cayó en casa contra el Ajax pese a haberse impuesto en la ida en Ámsterdam. El Real apareció aún más desorientado en aquella primera temporada post Cristiano que empezó con Lopetegui en el banquillo, siguió con Solari y terminó con el regreso de Zidane.
El Atlético también se asoma a su propia cornisa en medio de una semana en la que podría despedirse de todo. De domingo a domingo: el pasado se trastabilló en Getafe y permitió que el Madrid le rebasara en la Liga; y el próximo recibe al Barça, que podría terminar de dejarle atrás. O podría suceder todo al revés. El derbi de esta noche plantea también el escenario propicio para que el Atlético de Simeone ejecute el salto definitivo de nivel al que apuntan las mejoras de su plantilla. Después de las frustraciones de las finales de 2014 y 2016 y de las eliminatorias de 2015 y 2017, la Copa de Europa les sirve otra oportunidad para probar el estirón ante la bestia que tanto les ha martirizado.
El último disgusto fue también la última función europea del Calderón. Este derbi es la primera visita del Madrid en la Champions al Metropolitano. Entre las dos citas, los atléticos sienten que su nueva casa ha ido recobrando aquella vieja alma efervescente que empujó al equipo a eliminar al Barça en 2014, una de sus noches más memorables. La comparan a los penaltis del año pasado contra el Inter, o los malos ratos que sufrieron el Liverpool en 2020 y el Manchester City en 2022. Contra el Madrid, con Vinicius en la diana, las revoluciones se desbocan, como sucedió en el sonrojante derbi de septiembre, suspendido unos minutos por el lanzamiento de mecheros.
Simeone confía en el impulso de su grada, pero solo en parte, como explicó este martes: “Nuestra gente va a estar empujándonos, pero la realidad es lo que pasa en el campo. La realidad es lo que va a pasar ahí abajo, y de ahí abajo hacia arriba esas energías pueden crecer. Solo con lo que suceda en la grada no vamos a ganar el partido”.
La desventaja con la que parte su equipo les obliga a menos cautelas que en la ida, como predijo Tchouameni: “El Atlético de Madrid va a jugar un partido muy ofensivo”. Pero anunció que su plan no pasa por la contención: “Hemos ganado el primer partido, pero mañana [por este miércoles] no vamos a ir ahí a intentar solo empatar. No. Queremos ganar este partido también”.
Rodrigo de Paul anticipó un cruce con muchas aristas: “90 minutos es muy largo. Vamos a vivir un montón de situaciones en el partido. Tenemos que ser inteligentes y ver en qué momentos ir a buscar el gol que necesitamos para empatar la serie y en qué momentos tener tranquilidad”.
A Simeone le inquieta la verticalidad del Madrid, con Vinicius, Rodrygo, Bellingham y Mbappé. Aunque el francés, desdibujado en la ida se convirtió este martes en la gran incógnita del derbi: no se entrenó con el grupo por molestias en un tobillo. Hasta última hora será duda si pisará por primera vez el Metropolitano, la caldera en la que los vecinos se repartirán el pase a cuartos y la gran decepción del curso. “El único que sabe y tiene claro lo que va a pasar es Dios”, sentenció Simeone justo antes de levantarse y abandonar la sala de prensa.
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