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Siempre Robando
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Los abrazos que el fútbol nos regaló

En ‘O Futebol’, de Sergio Oksman, los protagonistas tienen que traducir la alegría, la frustración, la euforia, la pena, de la hinchada. Interpretar los sonidos del aparato digestivo del estadio

Thomas Muller (derecha) marca ante Brasil en el Mundial 2014.
Thomas Muller (derecha) marca ante Brasil en el Mundial 2014.Mike Egerton - PA Images (PA Images via Getty Images)
Manuel Jabois

Hay una escena en O Futebol, de Sergio Oksman, en la que el propio Sergio y su padre, Simao, están dentro de un coche escuchando, atentos, los ruidos de la ciudad durante un partido del Mundial de Brasil en 2014. “¿Eso fue gol?”, ante el sonido de una muchedumbre invisible, miles y miles de personas metidas en sus casas y en sus bares, o en el estadio, mientras ellos dos están sentados el uno junto al otro dentro del coche en medio de una calle desierta. “No, no, eso es una ocasión fallada”. Hay que traducir la alegría, la frustración, la euforia, la pena, de la hinchada. Hay que saber interpretar los sonidos del aparato digestivo del estadio. No existen en el deporte cosas mucho más poéticas que las ciudades vacías atentas al partido definitivo de fútbol, y dos almas errantes como ese padre y ese hijo, que llevan más de 20 años sin verse, viendo el partido sin verlo, adivinándolo por el rumor.

La película, toda ella, es un catártico poema con el fútbol como vehículo. Una llamada hermosa (e impredecible) a la conexión silenciosa entre gente que no tiene otra forma de comunicarse que viendo un partido, como Sergio y Simao Oksman. Ocurre fuera de la película también, y en todas partes: gente que se quiere de forma irremediable pero no ha encontrado nunca un momento mejor para decirlo y abrazarse que con un gol de su equipo, gente que aprovecha un penalti para agarrar una mano que no se atrevió nunca a agarrar. Pero en la historia que rueda Oksman subyace una electricidad sorda que te deja hipnotizado. “No nos interesaba el deporte como excusa para contar nada. De él, nos cautivaba su metodología. Tiene sus reglas y las cosas discurren según un orden preciso. Y así hasta que, de repente, pasa algo. Un gol, por ejemplo”, dijo su director.

Pasaron muchas cosas en Brasil en 2014, una de ellas traumática: el 1-7 que le metió Alemania a la selección anfitriona en las semifinales de un torneo que la pentacampeona quería para sí. “Fue peor que el maracanazo”, dijo Pelé. Y alrededor de ese Mundial se reformularon relaciones personales y familias como los Oksman, a los que describió en este diario Javier Ocaña hace diez años, cuando se estrenó O Futebol: “Un hombre incapaz de recordar cuántos años vivió en un hotel tras separarse de su mujer y su hijo pero que es capaz de citar alineaciones de hace cinco décadas; un hijo que mantiene vivo el recuerdo de su padre como el de la voz de un locutor de radio, y un padre que arregla radios pero que carece de ella en el coche; dos personas que acuerdan ver juntos los partidos del Mundial de Brasil pero que apenas si logran vislumbrar un solo gol juntos”.

Me encontré a Oksman hace dos tardes en el barrio: somos vecinos. Me dijo a bocajarro que tenía una espina clavada conmigo, porque a pesar de las recomendaciones que me llegaron en su momento, nunca había visto O Futebol. Le respondí que lo haría este mismo fin de semana. Pero no tenía ni idea del impacto que me produciría. Esos dos adultos perdidos y reencontrados, lacónicos, tratando de descifrarse mientras interpretan partidos de fútbol de tanta trascendencia que provocan, en un país tan pasional y arrebatado, suicidios. Ese Mundial y lo que significó para tanta gente, también futbolísticamente: Alemania jugando a la brasileña, aplastando a Brasil. Y esos planos, finalmente, lentos y cuidados porque a los protagonistas, también reales, tiene que cuidarlos el público.

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Sobre la firma

Manuel Jabois
Es de Sanxenxo (Pontevedra) y aprendió el oficio de escribir en el periodismo local gracias a Diario de Pontevedra. Ha trabajado en El Mundo y Onda Cero. Colabora a diario en la Cadena Ser. Su última novela es 'Mirafiori' (2023). En EL PAÍS firma reportajes, crónicas, entrevistas y columnas.
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