El Athletic se apunta a todo después de ganar en El Sadar
Osasuna se adelantó con un gol de Torró, pero empató pronto Guruzeta y Berenguer sentenció en la segunda parte
El Athletic ganó en Pamplona y se apunta a todo. Una victoria trabajada, muy sudada frente a un rival intenso, agresivo y enchufado, sirve para colocar a los rojiblancos, que remontaron en El Sadar para llevarse los puntos, haciendo cosquillas a los de arriba, esperando cualquier desliz para colarse. El de Ernesto Valverde es un equipo feliz, sin penas que le limiten, y eso se nota en el campo.
Y eso que las cosas comenzaron un tanto cruzadas para el Athletic porque, como el clavo que se salió de la herradura y acabó provocando que se perdiera la batalla, así llegó el gol de Osasuna; por la revisión de una mano en el área de Juan Cruz, que acabó en una falta que se produjo en el otro campo. De la falta un córner y de allí otra falta, que no fue, de Nico Williams, que acabó en un centro al área, un despeje ineficaz y el remate de Torró que superó a Unai. Osasuna pegaba primero.
Dominaba el Athletic, pero esa acción que empezaba a favor se le volvió en contra. En un minuto dio la vuelta la tortilla, pero el resultado adverso no desmoralizó a la tropa bilbaína, que se rehízo pronto. Cuando las gradas de El Sadar todavía celebraban el acierto de Torró, Iñaki Williams centró con tino desde la banda derecha para el remate de cabeza de Guruzeta al que Herrera, que antes le había hecho una buena atajada a Iñaki, no pudo llegar. Se salvó así el Athletic de un sofoco, porque el equipo navarro es de cemento armado, y arrancarle puntos en El Sadar no está al alcance de cualquiera. Aunque para este Athletic, sí.
Se equilibraba el partido, pero los dos equipos perdieron finura en las áreas, por más que Aimar Oroz pudo volver a marcar. Ocurrió, para su infortunio, que Unai Simón respondió tirando de reflejos. Vuelve a tener buenas sensaciones después de meses apartado de la competición, de estar en la enfermería.
Buscaban los dos equipos el error del contrario antes que trabajar por el acierto propio y el partido se hizo demasiado académico hasta el descanso y más allá. Arriesgar no parecía una opción válida para ninguno de los dos conjuntos, no al menos hasta llegar a las cercanías del área, y por allí circulaba demasiado tráfico para que pudiera ser fluido.
El Athletic se quedó sin Sancet casi al comienzo del segundo tiempo. Se hizo daño en un disparo y tuvo que dejar su plaza a Berenguer, y los rojiblancos se quedaron sin una de sus referencias. Aunque el sustituto, crecido en Tajonar, iba a ser el autor, minutos más tarde, del segundo —también definitivo— tanto bilbaíno. Antes, Iñaki Williams había provocado la mejor parada de la noche de Herrera en una acción descomunal, remontando la línea de fondo, superando a tres defensores osasunistas y centrando atrás para el remate cercano de Guruzeta, que neutralizó el guardameta.
Pero en ese juego acierto-error, un saque largo de Unai lo tocó Torró hacia atrás y Berenguer, el más listo del barrio, lo vio antes que nadie y empalmó un disparo cruzado sin opciones para Herrera. El Athletic le daba la vuelta al partido y se colocaba en una situación ideal. Apretó entonces Osasuna para igualar, pero Valverde movió bien las piezas y evitó que se produjeran sustos en su área. Cerradas las bandas, el equipo de Vicente Moreno tenía que optar por enviar balones frontales que eran rechazados por los centrales, sin opciones para Budimir, que apenas intervino en el partido. Apretó, pero no mordió, y el Athletic se llevó los puntos.
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