La Guardia Civil concluye que Negreira cobró más de 7,5 millones del FC Barcelona por informes ‘fantasmas’

“No ha quedado acreditado”. El último informe de la Guardia Civil incorporado al sumario del caso Negreira, en el que se investiga los pagos millonarios del FC Barcelona al exvicepresidente Comité Técnicos Arbitral (CTA) José María Enríquez Negreira, concluye que “en este momento de la investigación” no hay pruebas de que los 7,5 millones de euros que las tres empresas vinculadas a este y su hijo, Javier Enríquez Romero, recibieron entre 2001-2018 “tuvieran como finalidad la realización de unos supuestos ‘asesoramientos’ en material arbitral”. En el documento, de 168 páginas de extensión y al que ha tenido acceso EL PAÍS, el instituto armado sugiere que el objetivo real de dicho abonos no eran estos informes ―que no consta que fuesen utilizados “por parte de ningún departamento del club, incluido el cuerpo técnico” ni hay rastro documental―, sino presuntamente recompensar favores arbitrales, aunque los investigadores no lo afirman en ningún momento con rotundidad.

El documento policial, denominado “final”, destaca que “una parte considerable de los ingresos recibidos en las cuentas bancarias de las empresas controladas por los Enríquez, eran extraídos en efectivo mediante cheques al portador, desconociendo, en estos momentos de la investigación, el destino final de esos fondos”. Y destaca que un amigo personal del exvicepresidente de los árbitros cobraba cheques de importe nunca superior a los 3.000 euros “por encargo de aquel, a quien entregaba el importe íntegro” bien directamente o a través de su secretaria. El documento policial también destaca que la actual pareja sentimental de Enríquez Negreira, Ana Paula Rufas, recibió entre 1992 y 2023 en sus cuentas bancarias cerca de 3 millones de euros, una cantidad que considera injustificada “por las rentas y rendimientos de trabajo y del capital mobiliario” que consta sobre ella. Gran parte de ese dinero fue sacado con disposiciones en efectivo hasta dejar algunos depósitos a cero.

La Guardia Civil dibuja en su informe, a partir de las declaraciones realizadas por los árbitros que han declarado como testigos, a un Enríquez Negreira influyente en este colectivo tanto por su puesto de vicepresidente como por su afinidad al entonces máximo mandatario del CTA, Victoriano Sánchez Arminio, “con el que mantenía una relación muy estrecha y contaba con la total confianza de aquel”. Los investigadores apuntan a que ello le daba una gran capacidad de influencia ―un testigo llegó a afirmar que “lo veían como un jefe e imponía respeto”― ya que, entre otras funciones, él se encargaba en persona de comunicar a los árbitros los ascensos y descensos de categoría y revisar las puntuaciones que decidían estos. “Su figura no pasaba desapercibida ni era un mero cargo estatutario”, recalca el informe, que añade que su influencia abarcaba el ámbito regional y nacional.

El documento policial destaca como “uno de los indicios más determinantes” de las supuestas irregularidades lo “anómalo e incongruente” de la justificación que el FC Barcelona dio sobre los millonarios pagos al exvicepresidente del CTA como una forma de “garantizar” que las decisiones de los árbitros durante la competición “fueran neutrales”. “Tomando como premisa y axioma la neutralidad del Comité Técnico de Árbitros en su gestión y decisiones dentro de su área de responsabilidad, no quedaría justificada una transacción económica con origen en un club que formara parte de la competición deportiva para precisamente garantizar la mencionada neutralidad”, concluyen los agentes. Y recuerdan que esos pagos se hicieron sin que constara “ningún contrato suscrito” entre el club y las sociedades vinculadas a Enríquez Negreira y su hijo.

Los investigadores señalan como “relevante” que los pagos del club cesaran en 2018, junto en el momento en el que aquel fue cesado como vicepresidente del CTA y, a raíz de ello, el burofax en el que Enríquez Negreira envió al entonces presidente del FC Barcelona José María Bartomeu, en el que le llegaba a “advertir” que de no llegar a un acuerdo se vería obligado “a dar publicidad a todas las irregularidades que habría conocido y vivido de primera mano dentro del FC Barcelona”.

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