Pep Guardiola: la obsesión por el juego
El entrenador del Manchester City busca influir, aprender y contrastar, ahora con Mazzulla y antes con Velasco, Sehirul.lo y Ribera, igual que cuando comenzó fue al encuentro de Menotti y Bielsa
Pep Guardiola entrena al Manchester City, juega al golf, está pendiente de la NBA y puede acercarse incluso a un partido de voleibol si encuentra a un técnico tan interesante como el que descubrió en sus tiempos de futbolista en Italia y que respondía al nombre de Julio Velasco. Aunque jamás pasa desapercibido, no es un espectador que pretenda llamar la atención con su presencia en los partidos, sino que es un curioso insaciable que aspira a entrar en el vestuario para descifrar las claves del juego, como bien saben desde hace años en el Palau Blaugrana, el escenario de las secciones profesionales del Barça al que Guardiola acudía de joven para ver cómo se entrenaba el equipo de Valero Ribera.
El preparador físico de aquel mítico plantel de balonmano era Paco Sehirul.lo, hoy conocido como el “druida”, el mismo que empezó por ser un excelente atleta en Salamanca y acabó por cuidar del Dream Team de Cruyff hasta ser considerado como el depositario de las esencias del estilo futbolístico del Barça. Sehirul.lo ha sido una de las influencias más sanas en la vida de Guardiola desde su llegada a La Masia. “El City juega como quiere que juegue Guardiola porque el equipo entendió y aplicó la idea transmitida por un entrenador listo y aplicado como Pep”, subraya Sehirul.lo, a quien el fútbol del equipo inglés a veces le recuerda un partido de balonmano —así lo afirmó en una entrevista a Relevo.
Guardiola nunca paró de preguntar sobre el juego cuando era futbolista y ahora que es entrenador se desvive también por profundizar sobre la gestión de los partidos y de los equipos, buscar los puntos de encuentro entre los diferentes deportes y su carácter multidisciplinar para optimizar una propuesta que ahora luce en el City. El jueves presenció en la primera fila del TD Garden la victoria de los Celtics ante los Dallas Mavericks en el inicio de la serie final de la NBA. El pasado mes de febrero fue Joe Mazzulla, el entrenador del equipo de Boston, el que vistió a Guardiola en Mánchester después de expresar en The Athletic su fascinación por el técnico catalán y el juego del City.
🏀Joe Mazzulla 🤝 Pep Guardiola⚽️ pic.twitter.com/Mvb6YmQwr5
— Manchester City (@ManCityPT) February 23, 2024
Ambos pormenorizaron sobre las transiciones, un concepto que ha ocupado a Guardiola desde su llegada al Bayern Múnich (2013-2016) después de practicar sobre el juego de posición, posesión y presión en el Barça (2008-2012). “Nos sorprendió que muchos rivales nos llegaran con frecuencia y rápidamente al área”, recuerda Domènech Torrent, ayudante y segundo entrenador de los equipos de Guardiola hasta 2018 y actualmente técnico del Atlético de San Luis. “Pep se esmeró en cómo controlar las contras en la Bundesliga y en el City. La Premier le enseñó también a cuidar de las segundas jugadas después de advertir que la manera de arbitrar era particular. Sus equipos reciben pocos goles”, cierra Torrent.
Así se explica su intervencionismo, capacidad para tomar la iniciativa y anticipar situaciones del juego, como se constató nada más llegar a Mánchester después de que en el Bayern ya hubiera innovado con posiciones como la del lateral interiorizado con Lahm. Guardiola prescindió del emblemático Joe Hart. Quería a un portero mejor con los pies como base del City y no paró hasta dar con Ederson. The Sun llegó a bromear sobre las razones por las que Guardiola no ganaría nada en Mánchester. El técnico continuó con la actualización de su plan, movió a defensas e interiores —el protagonista fue Stones— le dio vueltas a la figura del 9 a partir del eje de Rodri y encumbró a De Bruyne, rechazado por el Chelsea.
“La idea siempre es la misma: tener la pelota y si no la tengo pues presiono rápido y la robo y vuelvo a empezar”, sostiene el periodista Martí Perarnau cuya obra es imprescindible para interpretar a Guardiola. La trayectoria le avala porque el técnico catalán ha batido muchos de los récords del City y de la Liga de Inglaterra. Guardiola ha ganado prácticamente los mismos títulos en ocho años (17) que los alcanzados en los otros 136 de historia del club de Manchester: 18. El City de Guardiola se ha convertido en el primer club inglés que gana cuatro Premiers seguidas, seis de ocho en el total del técnico, elegido como The Best en la temporada posterior a la conquista de la Champions en Estambul.
“La competencia del Liverpool de Klopp y del Arsenal de Arteta ha sacado la mejor versión de Pep”, asegura uno de los colaboradores en el Etihad. “Klopp me llevó a otro nivel como entrenador, ha sido un competidor enorme en mi vida”, recordó el propio Guardiola en un emocionado mensaje al técnico que acaba de abandonar Anfield. Arteta formó parte del equipo técnico de Guardiola en el Manchester City hasta 2019 cuando pasó a dirigir al Arsenal. También Domènec Torrent —Atlético Sant Luis—, Enzo Maresca —Chelsea— y Tito Vilanova —Barça (hasta que un cáncer provocó su muerte en 2014)— se han convertido en entrenadores después de haber trabajado con Guardiola.
Incluso el Bayern Múnich apuesta para su banquillo por un ilustre vinculado al City como es Vicent Kompany. “Apasionante” fue la respuesta de Guardiola cuando en el club alemán pidieron consejo al técnico catalán sobre un jugador que estuvo en su equipo hasta 2019 y que después pasó a entrenar al Burnley para ahora recalar en Baviera. La escuela Guardiola se expande después de que su magisterio haya sido validado en la Liga, en la Bundesliga y en la Premier. Ya suma 38 títulos en sus 15 años carrera —solo le supera Alex Ferguson con 49 en 39— y 13 títulos de Liga sobre 16 si se suma el alcanzado en Tercera con el Barça Atlètic en su debut como técnico en 2007.
Las tres únicas que no ganó son la de 2011-2012 —el campeón fue el Madrid de Mourinho—; la de 2016-2017 —el Chelsea de Conte— y 2019-2020 —el Liverpool de Klopp—. “El peor recuerdo es la de Mourinho por el desgaste, por intentar sacar lo peor de nosotros, por el clima de hostilidad que se generó, por la intensidad mediática con la que se vivió, nada que ver con lo que pasa en las demás ligas; aquello no fue la rivalidad que fomenta la competitividad, sino una cosa mucho peor”, comenta uno de los miembros del equipo técnico que por entonces dirigía al Barça. Guardiola es una garantía en el día a día, en la regularidad, en la cultura del esfuerzo y la adicción al trabajo, en la exigencia que supone la Liga.
La conquista de la Champions contra el Inter en 2023 fue, en cambio, una liberación para Guardiola después de perder en 2021 la final contra el Chelsea en Oporto. Aquella derrota provocó que el técnico fuera señalado por la crítica inglesa por dar demasiadas vueltas a los partidos, por inventar fórmulas para perder, por ser víctima del overthinking —en este caso por prescindir de la figura del mediocentro y no alinear a Rodri ni a Fernandinho— o de “una guardiolada” como se afirma en términos castellanos cuando se quiere reprobar a Guardiola. El técnico catalán, sin embargo, no se detiene en su búsqueda de las claves del juego y si conviene viaja hasta Boston para ver a los Celtics.
No se trata de figurar, sino de influir, aprender y contrastar, ahora con Mazzulla y antes con Velasco, Sehirul.lo y Ribera, igual que cuando comenzó fue al encuentro de Menotti y Bielsa. No hay mejor manera para mantener la pasión y la intensidad; para abundar en el conocimiento y la exigencia; para advertir aquellos detalles decisivos que no se ven desde la grada para que después sean admirados por figuras como el madridista Rodrygo o Messi: “Por resultados, el mejor equipo es el Madrid; por nivel de juego, a mí personalmente me gusta el City. Creo que todos los equipos donde esté Guardiola van a ser especiales por la manera de ser de él, la manera de entrenar, por cómo los hace jugar”, acabó el 10.
Una vez regresado de Boston, ahora se dirige a l’Empordà, para apadrinar el Legends Trophy. Aunque aseguran que desde hace un tiempo se irrita menos, es un competidor nato al que no le gusta perder a nada y menos al golf.
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