_
_
_
_
EL JUEGO INFINITO
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

De la Champions a Mbappé

¿De verdad hay tantas diferencias como dice la percepción entre el Barça y el Madrid? O es el victimismo y la confusión culé lo que agiganta el contraste

Kylian Mbappé disputa un partido de preparación para la Eurocopa, entre Francia y Luxemburgo.
Kylian Mbappé disputa un partido de preparación para la Eurocopa, entre Francia y Luxemburgo.CHRISTOPHER NEUNDORF (EFE)
Jorge Valdano

Escribo esto desde Barcelona, donde encuentro una desmoralización futbolística coherente con los viejos canales comunicantes con el Real Madrid. El éxito de uno se corresponde con el fracaso del otro. Si miramos en corto, los contrastes parecen haber hecho estragos en esta ocasión.

Pero pongamos perspectiva. La temporada pasada el Barça fue justo campeón con 10 puntos de ventaja sobre el Madrid que, además, quedó fuera de la Champions con un contundente 4 a 0 frente al City.

A ese desafío el Real Madrid respondió con el fichaje de Bellingham y algunos jugadores que llegaron para completar la plantilla: Brahim, Arda Güler, Fran García… Vistos desde aquí, todos útiles. En el terreno de las pérdidas hay que destacar que se fue Benzema, delantero de clase Mundial. La camiseta número 9 quedó vacía esperando tiempos mejores. Llegó Joselu, cedido por 1,5 millones y acabó siendo gran protagonista.

Si el área contraria perdía a su dueño, la propia también porque Courtois, el mejor portero del mundo si se trata de atajar, caía con una grave lesión. Para suplirlo llegó Arrizabalaga, pero el que ganó el concurso por la titularidad fue Lunin, en principio tercer portero y otro de los jugadores que la temporada consagró como héroe.

Más desgracias: los centrales titulares cayeron con lesiones gravísimas, hasta el punto de que no pudieron ser relevantes en toda la temporada. No llegó nadie para compensar las pérdidas, lo que pareció una irresponsabilidad. Aquí comienza a agigantarse la figura de Ancelotti porque hacia afuera no perdió la sonrisa (el optimismo aporta energía en el dramático fútbol) y hacia dentro buscó alternativas que respondieron a lo grande. Nacho pasó de suplente de lujo a titular de lujo, Rüdiger devino de jugador a ídolo y Tchouameni, aún sin hacerle mucha gracia, se encargó de los servicios mínimos en casos de necesidad. Una prueba más de que, en este Madrid, el equipo triunfa sobre el individuo. Por otra parte, Kroos y Modric dejaron de ser complementarios: por imperativo de la edad solo había lugar para uno de los dos en el centro del campo. Pérdida crítica si miramos la influencia tanto de uno como de otro en los últimos diez años. Hasta aquí, todo lo que el Madrid no tuvo. Pero, como sabemos, este club tiene serios problemas con la ley de las probabilidades.

Hace muchos años di por buena una frase que me dijo un taxista de Sevilla: “Once buenos le ganan a once peores”. El Madrid de esta temporada me corrigió: buenos, peores y un gran entrenador, sí que son capaces de todo. En ayuda de tantas carencias, Ancelotti sacó del cajón de la historia una frase de Alfredo Di Stéfano que hizo suya: “Ningún jugador es más importante que todos juntos”. Profesionalidad, exigencia, competitividad, capacidad de adaptación a todo tipo de partidos, cero divismos, cero conflictos, cero polémicas. Espíritu de equipo.

¿De verdad hay tantas diferencias como dice la percepción entre el Barça y el Madrid? O es el victimismo y la confusión culé lo que agiganta el contraste.

Sin que se atenuara la onda expansiva del festejo de la Decimoquinta, llegó Mbappé para agregarle al club potencia mediática y futbolística. Kylian solo debe entender que viene a llenar la camiseta número 9 que le estuvo esperando pacientemente, pero que, en este momento y en este club, solo será el mejor siendo como Alfredo, uno más. Entre muchos equipos que lo querían eligió el Madrid; entre mucho dinero que le ofrecían no le importará ganar menos en el Madrid. Seguramente porque en esta temporada llena de dificultades y coronada con éxitos inesperados, habrá entendido, como Bellingham, que el Madrid no solo paga en gloria, sino que, además, paga al contado.

Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Tu comentario se publicará con nombre y apellido
Normas
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_