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Champions League - semifinal - jornada 1
B. Dortmund
B. Dortmund
Füllkrug 35'
1 0
Finalizado
PSG
PSG

Mbappé no puede con el Dortmund de Füllkrug

El gol del delantero alemán (1-0) pone en aprietos al PSG, muy espeso en la circulación del balón en un partido sin tregua

Niclas Fullkrug celebra antes de que el balón toque la red, entre Lucas, lesionado, y Donnarumma, batido.
Niclas Fullkrug celebra antes de que el balón toque la red, entre Lucas, lesionado, y Donnarumma, batido.FRIEDEMANN VOGEL (EFE)
Diego Torres

La versión más atolondrada y neblinosa del Paris Saint-Germain se bloqueó en el viejo Westfalenstadion ante la evidencia de que el Dortmund es un hueso. Resuelto a dominar sin miramientos pero sin dar con la tecla, el equipo de Luis Enrique movió la pelota con tanta dificultad que se quedó por el camino. El partido tardó una hora en llegar a Mbappé y eso responsabiliza tanto a sus compañeros como a él mismo, superado por el entusiasta Niclas Füllkrug, un tanque de toda la vida, denostado desde infantil, triunfador en la madurez, sin nada que perder. Su gol convierte la vuelta de la semifinal en París en un desafío para Mbappé.

BDOB. Dortmund
B. Dortmund
1
Gregor Kobel, Nico Schlotterbeck, Julian Ryerson (Marius Wolf, min. 87), Hummels, Ian Maatsen, Karim Adeyemi (Marco Reus, min. 82), M. Sabitzer, Emre Can, Brandt (Felix NMecha, min. 87), Jadon Sancho y Füllkrug (Youssoufa Moukoko, min. 91)
PSG PSG
0
PSG
Gianluigi Donnarumma, Marquinhos, Nuno Mendes, Lucas (Beraldo, min. 41), Achraf Hakimi, Warren Zaïre-Emery, Fabián, Vitor Ferreira, Bradley Barcola (Randal Kolo Muani, min. 65), Ousmane Dembélé y Kylian Mbappe
Goles 1-0 min. 35: Füllkrug.
Árbitro Anthony Taylor
Tarjetas amarillas Ian Maatsen (min. 18), Fabián (min. 52) y Nico Schlotterbeck (min. 73)

“¡Ahora no tenemos nada que perder!”, dijo Luis Enrique, sonriente tras el encuentro, como para quitar presión a sus jugadores. Con el objetivo de remontar el 1-0, el PSG redoblará su natural inclinación ofensiva contra un rival que solo parece disfrutar en el intercambio de golpes. El partido de la semana que viene promete un tiroteo de campeonato.

Dicen en Madrid que Bellingham es el mejor jugador del mundo. Los juicios sumarios están de moda y cada región esgrime los suyos. Los hinchas del Dortmund no lo echan de menos. Con Bellingham el año pasado el Borussia quedó eliminado en octavos y sin él, y con el laborioso Sabitzer en su lugar y Fülkrug en la punta, ahora rozan la final de la Champions al cabo de una campaña trepidante. Primeros de grupo por encima de Newcastle, Milan y PSG; arrolladores contra el PSV en octavos; terminantes contra Atlético en cuartos e incontrolables para el PSG este miércoles.

Al calor de los 80.000 ocupantes del cuadrilátero más fragoroso de Europa continental, los dos equipos saltaron al campo a presionarse. Sin cálculos. Sin ahorro de energía. En el zafarrancho de los aprietos se reveló la verdad. Del lado parisino, Vithinha confirmó que es el hombre más lúcido y responsable, pero estuvo solo, pues ni Fabián ni Zaïre supieron mostrarse a tiempo para darle apoyos en el noble intento de atacar por dentro. Del lado local prevaleció el espíritu solidario, inflamado, persistente aunque no demasiado fino, del fútbol por la vía directa. Bajo la atenta mirada de Nasser al-Khelaifi y Nicolas Sarkozy, sentados en el palco con cara de analistas, se hizo patente que la combatividad de los once jugadores del Dortmund pudo más que la circulación entrecortada de los visitantes, precedida siempre por el aroma de vanidad que despiden Mbappé y Dembelé. Cuando las conducciones erráticas de Dembelé —formidable habilidad, penosa toma de decisiones— acaban en atolladeros, su contribución equivale al boicot.

Los jugadores del PSG no tardaron en advertir dos cosas. Primero, que no tenían su día. Segundo, que les tocaría sufrir ante las oleadas impetuosas de camisetas amarillas, con el inagotable Adeyemi y el atolondrado Sancho a la cabeza de la agitación. A falta de lucidez y precisión en los pases, se impusieron con la energía del astuto Füllkrug, el oficio de los tres volantes, y dos centrales que han completado una temporada de renacimiento. Con la ayuda del joven Schlotterberg, el rígido Hummels ha recobrado elasticidad. En esta red se quedó agarrado Mbappé, notoriamente aislado, víctima de la circulación espesa de su equipo, lento para mover la pelota y más lento para ubicar jugadores libres en zonas críticas.

La jugada más antigua del fútbol

El partido no tenía propietario cuando se produjo una jugada que pesará un quintal en la eliminatoria. Mbappé tardó en estirar la presión sobre Schlotterberg y el central lanzó en largo hacia el nueve. La jugada más antigua del fútbol dio fruto porque la zaga del PSG dudó al tirar el fuera de juego. La pelota cayó en la bota derecha de Füllkrug, que tras el desmarque y el control se la orientó para el remate con la izquierda, al primer palo. Lucas intentó cerrar de urgencia y el temor de cometer penalti le indujo a vacilar y a lesionarse. Su portero, Donnarumma, se comió el tiro.

La retirada de Lucas con dolores en el ligamento de su rodilla izquierda y el 1-0 luciendo en el marcador, reflejó el nivel de la crisis en el PSG. El descanso removió a los visitantes pero no conmovió a la grada ni a los jugadores del Dortmund, psicológicamente más liberados que sus adversarios, más atenazados a cada minuto que transcurrían sin marcar un gol. Mbappé lo tuvo con un tiro al palo largo, que pegó en la madera. Hakimi, en la acción sucesiva, reventó el otro palo. Fabián se quedó a una pulgada de conectar un centro. “Hemos tenido suerte”, admitió Hummels, camino de la ducha.

El marcador pudo abultarse. El Dortmund y el PSG no dejaron de atacarse. Sin especular. El curso de la noche sirve de advertencia a Kylian Mbappé: si quiere llegar a Wembley deberá dar un poco más.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.
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