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GALLINA DE PIEL
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Xabi Alonso, el amor y Florentino Pérez

El técnico del Leverkusen, en un raro gesto romántico, ha decidido continuar en el club alemán pese al interés del Liverpool. Pero recuerden que solo hay un motor más fuerte que el amor en el fútbol actual: una llamada de Florentino

Xabi Alonso
El entrenador del Bayer Leverkusen, Xabi Alonso, tras el partido de este fin de semana con el Hoffenheim.LEON KUEGELER (EFE)
Daniel Verdú

Las citas entre sentimientos y resultados suelen terminar en reyerta en la puerta del restaurante antes de pagar la cuenta. Quizá por eso, cuando uno toma decisiones importantes, casi siempre evita utilizar el amor como hoja de calco o inspiración. Si no fuera así, seguramente el mundo nos parecería mejor, pero funcionaría mucho peor. Y es cierto que usted tiene derecho a elegir ser un romántico. Pero tarde o temprano alguien con hedor a hiena en el aliento le recordará aquello de que business is business. Especialmente en este fútbol. Aunque también haya anomalías, claro.

Xabi Alonso, por ejemplo, se queda un año más en el Leverkusen, y no parece que sea por dinero, poder o, ni siquiera, estrategia. En apariencia, solo hay riesgo. Un año más en la ciudad de la aspirina podría liquidar esa aura que ha conquistado. Otra temporada como la que acaba de aceptar, sería lógico pensar, podría condenarle a la fría realidad de la ciencia que gobierna el fútbol. O sea, a 13 o 15 puntos del Bayern, que es el lugar que la historia ha reservado siempre al club de Leverkusen (también conocido como Neverkusen, por su obstinada inclinación al fracaso). Y sería lo normal, porque este deporte es cada vez más un amasijo de números, táctica y estadística. Pero Xabi Alonso, anunció el pasado viernes, elegía el amor.

La decisión de permanecer un año más en el equipo con el que está a punto de ganar su primera Bundesliga (la del club y la suya), y eso lo más extraño, ni siquiera puede clasificarse como la historia de un hombre enamorado de su pareja de siempre. El Bayer 04 Leverkusen solo había sido un rival durante sus años en el Bayern, que este fin de semana se ha quedado a 13 puntos del liderato. Sus vínculos personales eran nulos. Y el club de su vida, o uno de ellos, era en realidad el que le ofrecía un contrato fabuloso para comenzar una nueva era después del glorioso tiempo de Jürgen Klopp. El Liverpool deberá buscar a otro técnico. También el Bayern.

Xabi Alonso lo tiene todo. Es listo, guapo, le planta cara a la ultraderecha alemana con argumentos, es educado, habla idiomas y es un entrenador superdotado que se curtió en un filial importante como el de la Real Sociedad y eligió una carrera tranquila e inteligente sin tener que pasar por las dunas de países exóticos a hacer caja. Xabi es hoy el entrenador emergente más admirado de Europa y el objeto de deseo de cualquier secretaría técnica. Pero él ha decidido quedarse.

Esta suerte de romanticismo futbolístico es cada vez más raro. En Italia, por ejemplo, un país donde la extrema promiscuidad de los jugadores les permite jugar en dos o tres equipos rivales durante su carrera sin que nadie se moleste (Ibrahimovic, Simeone, Ronaldo…), Francesco Totti prefirió quedarse en la Roma. Y sí, ya sabemos el Real Madrid le ofreció un contrato estupendo y la posibilidad, cómo no, de ganar un Balón de Oro. Lo cuenta el propio Capitano diez segundos después de comenzar cualquier entrevista y 20 antes de convertirse en un nuevo meme. Y le sucedió algo parecido con el mismo equipo a Julen Guerrero. Pero el apego por un banquillo es algo más raro.

Hablé con amigos de este asunto. Algunos creen que el técnico quiere explorar los límites de su creación y probar cómo funciona su artefacto una segunda temporada. “Hemos creado una mentalidad ganadora”, dijo el propio técnico tras ganarle este fin de semana al Hoffenheim. Otro sostenía que, justamente, esa mentalidad le servirá para jugar la Champions y continuar viendo las pancartas en la grada con el “Danke, Xabi” de este fin de semana. Y eso es un estímulo suficiente para no aceptar la oferta del Liverpool. Un tercer amigo, el más cenizo -y el que siempre acierta- me recordó algo inquietante: solo hay un motivo más poderoso en el fútbol que el amor: una llamada de Florentino Pérez. Esperemos que triunfen los sentimientos.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes
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