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DE ÁREA A ÁREA
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Confiando en un segundo rescate de la FIFA

Tenemos una RFEF donde cada equis tiempo entra la Guardia Civil y se lleva papeles y personas. El sistema lo blinda una malla de presidentes de regional que pueden cooptar para presidente al personaje que se les ocurra, cada uno peor que el anterior

Pedro Rocha, el pasado 22 de septiembre.
Pedro Rocha, el pasado 22 de septiembre.CARL SANDIN (BILDBYRÅN / Cordon Press)

Antes de nada, conviene recordar que no fueron nuestras autoridades quienes libraron al fútbol español de Rubiales, sino la FIFA, con su suspensión provisional por tres meses, luego firme para tres años. De no ser por ella, quizá aún siguiera ahí, porque el CSD le trató con un respeto reverencial. Sus barrabasadas no eran enviadas al TAD por órdenes de arriba. Surgió una excusa: una vez denunciadas por el querelléitor Miguel Galán, quedaban fuera de la jurisdicción deportiva.

Pero han pasado cosas y ya no es así: el actual presidente del CSD, Rodríguez Uribes, ha trasladado al TAD el caso de Pedro Rocha, que en lugar de hacer lo que corresponde a un presidente de gestora, convocar elecciones a presidencia (como se hizo en las mismas fechas en baloncesto), ha pretendido perpetuarse haciéndose el despistado. También esto lo llevó al juzgado Miguel Galán, pero ahora ha sido trasladado al TAD. ¿Entonces? ¿Por qué no lo hizo José Manuel Franco cuando presidía el CSD, con cosas más graves de Rubiales? ¿Había que salvarle por su linaje socialista? ¿Mantenerle como contrapeso de Tebas? La respuesta correcta es: las dos cosas.

Y, ojo: con su decisión actual, Rodríguez Uribes no sólo deja en off-side a José Manuel Franco, sino también al que ocupó el cargo entre ambos, Víctor Francos, con el que Rocha pactó lo de saltarse la primera elección y esperar a las de asamblea, previstas para después del verano.

Tres años, tres secretarios de Estado del mismo partido y un zigzagueo estrafalario. Antes de ellos estuvo Irene Lozano, elevada a tal dignidad tras ser la amanuense de Pedro Sánchez en su Manual de Resistencia. Empezó en comandita con Rubiales, juntos le sacaron más dinero a Tebas para permitirle reanudar LaLiga tras la pandemia, pero luego se peleó con él por discusiones en torno a la Liga Profesional Femenina… y entonces cesó. Y vino Franco. Y luego Francos. Y ahora Rodríguez Uribes, que trata de deshacer un endiablado nudo marinero.

El asunto ya no es Rubiales, sino Pedro Rocha, su delfín. Antes vicepresidente económico, se hace de nuevas ante cada escándalo y según van apareciendo reos entre sus colaboradores los echa con rigor puritano.

Tenemos una RFEF donde cada equis tiempo entra la Guardia Civil y se lleva papeles y personas. ¿Cómo depurar eso? El sistema lo blinda una malla de presidentes de regional que pueden cooptar para presidente al personaje que se les ocurra, cada uno peor que el anterior si vemos el tránsito de Villar (creador del modelo caciquil de auxilios mutuos) a Rubiales. Ahora se nos ha encastillado ahí Rocha, en plan okupa respaldado por un entorno garantista, porque no se puede entrar en la federación a saco; la FIFA protege con mucho celo la autonomía del fútbol y cuando algún país ha pretendido asaltarla le ha expulsado hasta que ha permitido que recupere su mando autónomo.

Como tenemos el Mundial 2030 a la vista, junto a Marruecos y Portugal, pero con España como pieza esencial del tablero, González Uribes acierta al pedir consejo y ayuda a la FIFA (y a la UEFA) para sacarnos del lío, porque no es sólo nuestro, sino también de ellos por lo del Mundial. Lo que sí es sólo nuestro es la vergüenza de que de nuevo tengan que socorrernos de fuera.

¿Qué puede hacer la FIFA? Tenemos un referente no lejano: Argentina, en 2015. A la muerte de Julio Grondona, presidente de la AFA durante 35 años, se produjo una dura pugna entre dos candidatos, que empataron a 38… ¡en una elección con 75 votantes! Ante tan raro mérito, el país acudió a la FIFA. Esta designó como interventor a un personaje local, Armando Pérez, presidente de Belgrano de Córdoba, que pilotó la situación hasta unas nuevas elecciones.

¿En ese punto estamos? Eso parece. Pendientes de la FIFA mientras la justicia ha activado el basculante y un volquete de causas pendientes irá cayendo sobre Rubiales y sus compañeros de aventuras un bochorno para el país en general y para el CSD en particular, por su pasividad cómplice. Ha ido chupando rueda de Miguel Galán para acabar pidiendo árnica a la FIFA.

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