Xavi, entre Cubarsí e Iñigo Martínez para frenar a Osimhen
El entrenador del Barcelona se debate entre la experiencia del vasco y la juventud del catalán para medirse al Nápoles, en un duelo clave para el devenir del equipo en la temporada
El mensaje de Xavi Hernández, por momentos confuso y contradictorio, tiene un hilo conductor: su legado. “Hemos dado la oportunidad a jugadores muy jóvenes que creo que son el futuro del club. Es una de las notas más positivas, no solamente mía, sino de la estructura deportiva y del staff”, subraya el entrenador del Barcelona. Xavi ha hecho debutar a 16 canteranos en el primer equipo, aunque nadie llama tanto la atención como Lamine Yamal (Barcelona, 16 años) —“Tiene flashes que nos pueden hacer recordar a Messi, pero no lo comparemos con Leo que es una putada para Lamine. Estamos hablando del mejor jugador de la historia”, pide el entrenador azulgrana—, la gran apuesta de Xavi, según la dirección deportiva, es Pau Cubarsí (Girona, 17 años).
“En otras posiciones, por la planificación que se hizo en el verano, a Xavi no le ha quedado más remedio que tirar de la cantera”, exponen desde el área deportiva. “Sin embargo”, añaden las mismas fuentes; “no es lo mismo con Cubarsí. En la defensa sí tenía otras opciones. Hay cuatro centrales. Están Araujo, Koundé, Christensen e Iñigo Martínez. Y Xavi ha confiado en Pau”. Tras un breve paso por la cantera del Girona, el central se ha criado en la Masia. No pierde, en cualquier caso, el carácter de payés que llevó al extremo su ídolo Carles Puyol, ni esconde su delicadeza con la pelota que encumbró a otro símbolo del barcelonismo como Gerard Piqué. “Pau nos da muchas cosas: salida de balón, agresividad, defiende bien. Todo el mundo destaca que su juego con los pies es muy bueno, que lo es, pero es un chaval que no pierde un duelo. Es un tema de actitud y de personalidad. Juega con una determinación que es una maravilla”, lo elogia Xavi.
A Xavi no le resulta extraño soltar piropos, si hasta la semana pasada se animó a catalogar a Joan Laporta como “el mejor presidente de la historia del Barcelona”, sin embargo, no es el único que en la Ciudad Deportiva Joan Gamper anda rendido con Cubarsí. Un tipo frío y poco amigo de los elogios como Lewandowski puso en las nubes al defensa gerundense. “Hacía mucho tiempo que no veía a un central, sobre todo a esa edad, rompiendo líneas con esa salida de balón y con tanta tranquilidad”, destacó el delantero polaco, que acostumbra a sufrir al joven central en los entrenamientos. En la Masia, en cualquier caso, hay algo que sorprendía más que su capacidad futbolista: su personalidad. Cubarsí aspira a estudiar económicas tras finalizar el bachillerato. También es fanático de la NBA y suele ayudar en la Fusteria Cubarsí, el negocio familiar. Hasta aquí, más o menos normal. Pero a Pau no le gusta la PlayStation. “¿Qué niño pasa de las consolas?”, recuerdan, con gracia, en la Masia. Capitán en la mayoría de las categorías inferiores del Barcelona, Cubarsí tiene justamente lo que el vestuario del primer equipo echaba en falta: personalidad.
“¿Cuántos jugadores líderes de verdad hay en el fútbol actual?”, se preguntaban en los despachos de la dirección deportiva del Barcelona. Cuando ideaban la plantilla para la temporada 2023-2024 y Cubarsí era una de las apuestas para el Barça Atlètic, Mateu Alemany y Jordi Cruyff, por entonces, director de fútbol y secretario técnico del Barça respectivamente, buscaban un caudillo para el vestuario. Un rol que hacía tiempo que había perdido el grupo azulgrana, seguramente desde que Mascherano dejó el Camp Nou en el invierno de 2017. “Un tipo que sea capaz de pegar tres gritos y de facilitarle el trabajo al entrenador”, conversaban en la Joan Gamper. En el pasado, ni los silenciosos Messi y Busquets, por supuesto tampoco el divertido Piqué, lograban activar al grupo en las malas. Pocos ejemplos tan significativos como las sucesivas eliminaciones en Champions (3-0 ante la Roma en 2018, 4-0 frente al Liverpool en 2019 y 2-8 contra el Bayern en 2020). En el presente, no lo conseguían Sergi Roberto y Ter Stegen, ni siquiera el aspiracional Araujo.
El problema, en cualquier caso, para Alemany y Cruyff era la dificultad del perfil que estaban buscando. “¿El Madrid a quién tiene? ¿A Nacho? No juega”, comentaba un empleado de la dirección deportiva. “¿Y el Atlético? ¿A Koke? No es un líder”, insistía. Entonces, apareció un nombre que hace tiempo merodeaba en la secretaria técnica del Barcelona: Iñigo Martínez (Ondarroa, 32 años). La primera vez que el central apareció en la órbita azulgrana fue en 2017. Casualmente, cuando Mascherano todavía ejercía de líder en el vestuario azulgrana. Pero, en aquel momento, la dirección deportiva que comandaba Robert Fernández decidió apostar por Piqué, Umtiti, el argentino y el emergente Yerry Mina para la zaga del Barça. Iñigo, entonces, cambió la Real Sociedad por el Athletic Club. Pero ni el central se olvidó del Barça ni el Barça del central.
“El perfil que necesitamos es el de Iñigo Martínez. Es un gallo, un central a la antigua usanza. Un Godín”, resolvieron entonces Alemany y Cruyff. E Iñigo cumplió. Lesionado, saltaba de la grada al vestuario en los entretiempos para arengar a sus compañeros en los reiterados bajones del equipo de Xavi durante la campaña y se bajó del avión de la selección española para acompañar a Gavi desde Valladolid a Barcelona cuando el canterano azulgrana se rompió la rodilla en el duelo de la Roja contra Georgia el pasado noviembre. “Iñigo es un líder natural, un futbolista de garantía. Gana duelos, tiene salida de balón. Fue una petición mía, junto al área deportiva del año pasado”, explica Xavi.
Mientras en la actual área deportiva liderada por Deco se preguntan qué hacer con el elevado contrato de un caudillo como Iñigo, ya exploran una fórmula Lamine Yamal para atar Cubarsí (un primer contrato hasta que sea mayor de edad para después ampliarlo con otro hasta 2030 que lo blinde con una cláusula de rescisión de 1.000 millones). Las dudas entre Cubarsí e Iñigo saltan de los despachos al césped, sobre todo para decidir quién frena a Osimhen este martes ante el Nápoles (21:00 horas), en un duelo clave, seguramente el más trascendental tanto para el Barça como para Xavi en lo que queda de campaña, pues el billete a cuartos de la Champions regaría Sant Joan Despí de paz futbolística y económica. “Lo sabréis mañana. No daré pistas al rival. Y no se lo he dicho a ellos tampoco. Juegue quien juegue, hay centrales de garantías para hacerlo bien”, dijo Xavi. Y, como Koundé ya no rechista en el lateral y no hay quien mueva a Araujo de la zaga, Xavi se debate entre la experiencia de Iñigo Martínez y la juventud de Pau Cubarsí.
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