Joselu aplaca al Getafe
El doblete del delantero supone la primera derrota del equipo de Bordalás en casa y el liderato de los de Ancelotti, que vio cómo Rüdiger se retiraba lesionado
El Real Madrid se adentró en diez días determinantes para la Liga por la puerta más cruda, la casa del Getafe, donde estaba invicto, y salió con tres puntos que le devolvieron el liderato del torneo y una preocupación intensa por Rüdiger, uno de los dos centrales que le quedaban sanos, y que se retiró cojeando después de un golpe en la pierna izquierda. Fue lo peor que se llevó de un Coliseum que no resultó tan fiero como se anunciaba y donde manejó el duelo con autoridad, y lo mató con la puntería de Joselu.
No fue más porque Vinicius estuvo mucho menos inspirado que Soria, casi milagrero. Pero los de Ancelotti empezaron un tramo decisivo con seguridad y en cabeza. La siguiente parada llega el domingo en el Bernabéu contra el Atlético, el único que ha vencido al Madrid este curso. Y dos veces: en la Liga y en la Copa. Después, al final el último acelerón doméstico antes de volver a la Champions, la visita del Girona el sábado, el rival más cercano por el título.
Con este panorama, Ancelotti optó por reservar a Carvajal. Kroos y Rodrygo para dar entrada a Lucas Vázquez, Modric y Joselu. Y por ellos comenzó el peligro. La banda derecha resultó el camino más prometedor al comienzo. El croata dobló a Lucas, puso el balón al área y Joselu lo mandó al larguero. También por allí encontró luego el gol el delantero, al cabecear un centro del lateral.
Por entonces, el Getafe no parecía tan fiero como se le conoce. Bordalás empujó a sus defensas a dibujar una línea muy alta, estrechando el espacio en el que se podía jugar. Apretaban más en lo posicional que en lo físico. El Madrid exploraba el terreno de costado a costado, pase a pase, con Modric, Bellingham, Valverde y Tchouameni apareciendo y desapareciendo en el centro. Fluía la pelota y fluían ellos. La danza parecía inofensiva, pero su desorden iba desajustando el entramado del Getafe. Se abría un carril por la derecha para Lucas, o Nacho encontraba a Vinicius corriendo a ese terreno inmenso que se abría detrás de la defensa. El brasileño se plantó a solas con Soria, y el portero desactivó el tiro.
El Getafe se mostraba extrañamente contemplativo. Los pocos ratos que pasaba por la pelota trataba de organizarlos Luis Milla, con ayuda de Mason Greenwood. El inglés, que en teoría formaba en la delantera, se descolgaba a veces incluso a tocar con los centrales. Muy lejos de donde podía hacer daño. Lo más peligroso que sucedió a favor del Getafe fue un resbalón de Lunin, que se quejó de los tacos, y una contundente acción defensiva de Rüdiger que terminó en lesión del alemán. Greenwood había encontrado campo abierto por la izquierda, perseguido por Modric, cuando se le cruzó el central y acabó con toda esperanza. También con la rodilla izquierda de Rüdiger, que se quedó cojeando, hasta que Ancelotti le dijo que se sentara en la hierba.
Las atenciones médicas no consiguieron reanimarle y después del descanso apareció Camavinga en el césped y Tchouameni se colocó de central junto a Nacho.
En el descanso, Ancelotti cambió por obligación y Bordalás por desesperación. Introdujo a Latasa, Rico y Jordí Martín y el equipo se pareció más a esa criatura indómita y asfixiante que ha construido el técnico. La entrada de Latasa como pareja de Mayoral, dos canteranos del Madrid en la delantera, desplazó a Greenwood al medio y curiosamente eso le acercó al gol. Un tiro al palo desde dentro del área y otro lejano que se perdió fuera marcaron el cambio de tono.
El Getafe cambió el control posicional del principio por algo de desmelene. Amenazó al Madrid, pero también le invitó. Y el equipo de Ancelotti se lanzó con voracidad sobre la presa. Bordalás abrió aquella habitación reducida en la que había convertido el campo al principio y el Real encontró aire para correr. En la primera, Joselu se vio en la frontal, recortó y marcó el segundo. En el descontrol del intercambio de golpes el Madrid llevaba ventaja.
Se desató en oleadas. Joselu cabeceó fuera. Después llegó al área solo a la carrera, se la cedió a Vinicius y el brasileño se deshizo de Soria con un regate. Pero cuando iba a marcar, el portero alargó el brazo desde el suelo. No era la noche de Vinicius, que volvió a verse solo ante Soria y le tiró al cuerpo. El portero, inspiradísimo como en el Bernabéu, sostuvo al Getafe atrás mientras Greenwood seguía percutiendo por la derecha. Fue lo más difícil de descifrar del equipo de Bordalás, que vio cómo Mayoral también remataba al palo. El Getafe golpeaba, pero también encajaba. Pero el partido se quedó ahí, en la primera derrota local en el Coliseum, el liderato del Madrid, la incertidumbre por el estado de Rüdiger y la ausencia de Tchouameni en el derbi, por acumulación de tarjetas.
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