El colíder Girona crea adicción
Las camisetas se han agotado y la hinchada no para de cantar como agradecimiento al juego vertiginoso del equipo de Míchel
Los 13.804 aficionados que el miércoles por la noche prácticamente llenaban Montilivi acabaron el partido de pie y cantando el himno del Girona después de que Iván Martín marcara el gol definitivo en el minuto 91: 4-3. La plenitud era total en la grada y en la cancha por el triunfo conseguido contra el Atlético. Los aficionados y los jugadores nunca pierden la fe en la victoria desde que en el banquillo se sienta Míchel. “Jugamos un fútbol que genera adicción”, coinciden en asegurar en las oficinas del Girona. “No se trata solo de ganar sino de las ganas que tienes de volver a vivir aquello que acabas de ver y que por más insólito que parezca en el momento que se da estás convencido de que se repetirá porque así viene sucediendo desde que empezó la temporada en Anoeta”.
No es extraño que se repita la palabra “histórico” cuando comparece Míchel. “Es un día histórico para nosotros, para la ciudad y para la provincia”, aseveró el técnico después de abatir al Atlético. También habló de historia en la cita contra el Athletic (1-1) y más tarde en la montaña de Monjtuïc una vez hubo goleado al Barça (2-4). Un mensaje de Frank Bayer, columnista de L’Esportiu, en su cuenta de X explica muy bien en qué consiste la magia de Montilivi. “Lo mejor es el sentido de comunidad, de compartir un trozo de felicidad con tus familiares, amigos, compañeros de trabajo, los conocidos del barrio, las caras que te suenan y no sabes cómo se llaman, en definitiva, un regalo que los clubes grandes nunca podrán entender”, escribió después de la excitación vivida por vencer por vez primera al Atlético.
Las camisetas se han agotado en las dos tiendas oficiales, la que hay en el club y la de la Rambla, justo en vigilias de los Reyes Magos. No las hay blanquirrojas ni del segundo o tercer equipaje después de que el club ya solicitara tres pedidos extras al patrocinador Puma. L’Esportiu calcula que se han vendido unas 8.000 y al final de año pueden llegar a 13.000. Los ingresos por mercadotecnia superarán el millón, una cifra que dobla la obtenida en 2017, cuando el Girona se estrenó en Primera División. El Girona ya no solo interesa en la ciudad sino que su impacto ha llegado a las comarcas vecinas y a Barcelona. Ya son 13.000 los socios y 9.700 los abonados de un club con un presupuesto de unos 55 millones. Montilivi registra unas grandes entradas y las audiencias se interesan por el equipo de Míchel.
El fútbol del equipo engancha a los aficionados, nadie abandona su asiento hasta el final, conscientes los hinchas de que 11 de los 46 goles —seis más que el Madrid— se han marcado en los últimos minutos, como pasó ante el Atlético. El Girona propone partidos de vértigo con un ritmo que por momentos evoca al de la Premier. El sentido de la aventura y del riesgo acompaña el juego de un Girona en estado de gracia porque incluso los encuentros más igualados acaban por caer a su favor como se constató el miércoles en Montilivi. El equipo de Simeone también salió malparado en el intercambio de oportunidades y de goles con el de Míchel. El Girona es un equipo ambicioso y agresivo con el balón que compensa su falta de contundencia defensiva con un ataque colectivo feroz que desordena incluso al Atlético.
Ahora son tiempos de confianza, convicción y disfrute en Girona después de años de supervivencia, promociones frustradas, descensos inesperados y desorden institucional hasta encontrar la estabilidad deportiva, administrativa e institucional con Quique Cárcel, secretario deportivo, y Pere Guardiola, presidente del Consejo de Administración y copropietario (16%) junto con el City Football Group (47%) y Marcelo Claure (35%). El despegue ha llegado con Míchel hasta el extremo de que su equipo parece dispuesto a superarse en cada partido, a devolver con sucesivas victorias cada una de las muchas calamidades vividas en temporadas anteriores cuando el equipo llegó a estar en la Primera Catalana.
Hoy es colíder con el Madrid, el único equipo que le ha ganado, después de una primera vuelta de ensueño, tanto que suma un punto menos que el total de los obtenidos en la pasada temporada, razón de más para sopesar unas aspiraciones que oficialmente son las de clasificarse para Europa. No parece haber desafío imposible para un equipo que no se desengancha de los partidos, porque sabe sufrir en la adversidad, y se sobrepone a las lesiones —las últimas han sido las de Tsygankov, David López y Yangel Herrera—.
Nadie en el club piensa en traspasos durante el mercado invernal sino en fichajes como el del exazulgrana Nico. Míchel mejora a los jugadores y apuesta por un equipo desacomplejado y ambicioso que juega con un ritmo y una determinación estupendos para la imagen de la Liga.
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