Xavi Hernández: “Hay una crítica excesiva, es injusto”
El técnico del Barcelona culpa al “nerviosismo generado desde fuera” de la tensión y los errores de los jugadores sobre el campo
Lewandowski regresaba, volvía a sonreír y salvaba al Barcelona. El polaco quería marcar, y lo hacía mientras se deshacía de una primera parte para olvidar, llena de silbidos de los culés. Tras seis partidos consecutivos, 417 minutos sin diana y seis encuentros a domicilio por Europa sin ver portería, el polaco despertaba al Barça tras la mitad del partido con un doblete. Era la peor racha de Lewandowski desde hacía 10 años. Un remate de cabeza, y un penalti con paradinha incluida.
Tuvo dos oportunidades y las metió. Pero se había pasado el partido nervioso. Quejándose. Encarándose con los jugadores del Alavés, defendiendo a Lamine Yamal en un encontronazo, pero negándole un saludo y recriminándole no haberle dado un pase. Y protestando al árbitro, que le mostró una tarjeta amarilla. No fue el único nervioso en un Barça con tembleque. “El equipo no ha estado mal, sino que es fruto del nerviosismo que se genera desde fuera. Estaban tensos. Hay una crítica excesiva. Es injusto”, achacaba Xavi Hernández en la rueda de prensa posterior. Y desplazó la culpa de los malos resultados del “bloqueo mental” a las críticas de los medios.
En la primera parte, donde el técnico azulgrana pedía orden, tan solo existía el caos. De ser el bufón de Europa tras perder contra el Shakhtar, pasaban a ser el primer equipo que concedía dos goles en los primeros 20 segundos de juego en una misma temporada en los 94 años de la historia de la Liga. Como un déjà vu, volvían los fantasmas del 1-0 contra el Granada en los primeros 17 segundos gracias al gol de Bryan Zaragoza. Contra el Alavés, era Samu el que se ponía delante en el marcador en el segundo 18 y conseguía pescar en río revuelto.
“Gündogan pierde una pelota que, normalmente, no perdería. Esto te genera una situación de inestabilidad en el equipo, y tienes que remar el doble. Estamos regalando en este tramo de temporada demasiados errores, que provoca una situación de inseguridad”, reconocía el entrenador del Barça. Tras el primer gol, el silencio abarrotaba el estadio Lluís Companys, con la cifra más baja de asistencia del curso: 38.183 espectadores. Y tras el vacío, un estruendo de silbidos. Y las caras y muecas de Xavi. Más de dolor que de tristeza. Pero el técnico no hizo caso a la grada: “No he escuchado pitidos. Estaba pendiente del juego, de mejorar las cosas y mantener a los jugadores tranquilos. El escenario era difícil”.
Koundé, en el día de su 25 cumpleaños, se lo tomó de fiesta y no ganó ningún duelo a Samu. Aunque dejó un regalo en forma de asistencia para Lewandowski. Y Xavi decidió castigarlo en el lateral derecho, cambiándose con Araujo. El combo de los Joãos seguía sin funcionar: Cancelo no cuajaba y Félix, a pesar de probar portería tras tres partidos sin sacar cabeza, seguía sumido en su oscuridad: 22 pérdidas entre los dos en la primera parte.
“La segunda parte es el Barça que todos queremos”, aseguraba Xavi. “Creo que lo hemos hecho bien media hora. He venido convencido de que íbamos a mejorar, pero la mejora ha sido mínima. Necesitamos exigir mucho más a los jugadores. Ganar sin ser bueno demuestra que el equipo tiene carácter y fe”, apuntaba, positivo, el técnico azulgrana. El cambio de Araujo como central y Koundé de lateral impedía a Samu repetir el gol, y el Barcelona reforzaba el ataque, circulando más rápido y seleccionando más las acciones de finalización. “Veníamos de resultados complicados. Supimos reorganizarnos, recuperar el balón, y hemos podido recuperarnos”, explicaba Pedri. “El equipo ha tirado de juego posicional, de mentalidad y de orden. Necesitaban cariño”, destacaba Xavi.
“Hay que quedarnos con las cosas buenas y olvidar las malas. Siempre que sumas de tres en tres, te vas contento”, aseguraba Pedri tras el final del partido. Ahora tocan 15 días dedicados a las selecciones. “El parón para descansar nos viene bien. A seguir compitiendo, pero con tranquilidad”, destacaba Xavi. “Calma” fue la palabra más repetida por el técnico. Mientras, Lewandowski salía del campo, sonriente, sabiendo que había marcado. Y salvado a su equipo.
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