Xavi Hernández contra la montaña rusa del Barcelona: “No estamos muy finos”, asume una voz del vestuario
El técnico se ve obligado a responder ante un equipo que pierde fútbol en un momento de la temporada en que acusa la merma física y acumula varios jugadores lesionados
Robert Lewandowski llegó en busca de paz al Barcelona. Cuando el polaco, hijo predilecto de un país con poca tradición en la élite del fútbol, fichó por el Barça, su entorno le advirtió de que era hora de dejar de amargarse cuando las cosas se torcían. Había corrido toda la vida detrás de un gran contrato y la capital catalana se presentaba como ideal para cerrar su carrera. Sin embargo, no puede con su genio. Y, cuando se queda sin marcar, se enerva; con él mismo, pero también con el vestuario y el cuerpo técnico. “Ya sabemos cómo es. Cuando marca se le pasa”, minimiza un compañero azulgrana del exatacante del Bayern. El problema es que ya lleva seis partidos sin gritar un gol y este martes ante el Shakhtar Donetsk ni siquiera disparó a puerta. “Es un momento difícil para nosotros. Espero que lo superemos pronto. Ha sido duro, debemos volver a la normalidad rápidamente”, apuntó Lewandowski en la zona mixta del Volksparkstadion.
El gol, sin embargo, no solo se aleja del 9. En los primeros ocho duelos de la temporada, el Barça firmó 23 dianas (una media de 2,8 por duelo); en los últimos ocho, nueve (1,1). El polaco, en cualquier caso, ya se olía que algo estaba por pasar en el ataque azulgrana, nunca demasiado convencido del cuadrado que dibuja Xavi en la medular. “No hablo de ganar partidos, sino de crear ocasiones y marcar goles en equipo. Mejorarlo es un gran desafío. Hay que buscar soluciones dentro de la estructura del equipo. Este es nuestro siguiente paso adelante”, observó en The Athletic durante la pretemporada. El Barça comenzó el curso con una media de 7,25 remates a puerta que disminuyó a 4,8. Nunca la expectativa de gol por duelo fue tan baja como ante la Real (1,23) y el Shakhtar Donetsk (0,93).
Este miércoles, Xavi se reunió 30 minutos con sus jugadores en la Ciudad Deportiva. Habló el técnico, también los líderes del grupo. La idea de la conversación era sacar conclusiones para sortear el mal momento. Tras caer en el campo de la Real, el preparador azulgrana acusó falta de intensidad en sus muchachos. Y contó que en el entretiempo en el Reale Arena les preguntó a sus jugadores si alguno estaba cansado. La respuesta fue calcada: todos dijeron que no. “¿Quién le iba a decir que sí? Nadie quiere salir”, sostiene uno de los azulgrana presente en Donosti. Sin embargo, la preparación física comienza a ser un asunto en el vestuario del Barça. “No estamos muy finos”, aseguran las mismas fuentes del grupo. Un tema que ya ha llegado a oídos de la directiva. “No sabemos si el equipo está agotado, ni tampoco cuánta experiencia tiene Iván Torres [preparador físico]”, subrayan en las altas esferas del Camp Nou.
Ocurre que Xavi cuenta solo con 19 futbolistas. A los que le suma dos canteranos: Fermín y Lamine Yamal. Y, por si fuera poco, en octubre sufrió una plaga de lesiones, contó hasta seis, de los que ya tiene recuperados a la mayoría: solo Sergi Roberto y Frenkie De Jong siguen en la enfermería. El cuerpo técnico pone especial atención a la ausencia del volante neerlandés. “Para nosotros Frenkie es fundamental”, recuerdan en el staff. El dúo De Jong-Oriol Romeu le funcionaba a Xavi desde que se marchó Busquets. Sin el exjugador del Ajax, Romeu comenzó a sufrir. Por eso, el cuerpo técnico hizo recular a Gündogan. “Pero Gundo se luce cuando juega cerca del área”, insisten desde el cuerpo técnico. Y recuerdan: “Nosotros habíamos pedido a Zubimendi y a Kimmich. La situación económica del club nos permitió fichar a Oriol”. “Pero”, añaden las mismas fuentes; “estamos contentos con él”. Desde que se lesionó De Jong ante el Mallorca, el Barça cuenta con una media de pases por partido de 554; con el neerlandés en el campo la estadística subía hasta los 678.
No contar con el sustituto deseado de Busquets no fue el único hándicap del mercado de fichajes para Xavi. El cuerpo técnico quería a Bernardo Silva (ya lo habían tanteado el verano anterior), además de a Juan Foyth (lateral derecho) y a otro delantero para cubrir a Lewandowski (Víctor Roque, fichado, no pudo entrar porque no cuadraban las cuentas para cumplir con el fair-play financiero). “Tenemos un equipazo, no nos podemos quejar”, advierte uno de los líderes del vestuario azulgrana. Xavi nunca se quejó públicamente de la plantilla. Sí, en cambio, advirtió un problema de confianza en Hamburgo, distinta observación respecto a la que hizo tras el partido en el Reale Arena, cuando destacó la falta de intensidad. “Es un bloqueo mental, no físico. Hay que recuperar el dinamismo que teníamos hace poco”, expuso tras la derrota ante el Shakhtar.
Un bloqueo, en cualquier caso, que no es nuevo en Europa. El Barça de Xavi ha cosechado el 69% de victorias en competiciones nacionales, mientras que sus números disminuyen hasta el 35% en competiciones internacionales. La directiva, a veces contagiada por el impulsivo presidente Joan Laporta, se impacienta. Los jugadores, por ahora, observan expectantes y esperan soluciones. Xavi no se esconde: “Me toca trabajar a mí para que los jugadores recuperen la confianza. Hay que recuperar el dinamismo que teníamos hace poco”. No le falta razón al técnico. Antes de la plaga de lesiones, el Barça había enlazado dos goleadas consecutivas por 5-0 (Betis y Amberes). “El mejor momento desde que estoy yo”, había definido el técnico en su día. Este martes asistió a “uno de los peores partidos” que recuerda en su etapa en el banquillo. Una montaña rusa de emociones en el Barcelona. La historia de (casi) siempre en el Camp Nou.
Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.