Verstappen y Pérez se enredan en el arranque de la carrera al sprint en Austria
Malestar en Red Bull después de que el mexicano sacara de la pista al campeón del mundo en el inicio de una prueba que ganó el holandés; Sainz finalizó tercero
En cualquier equipo, una dominancia como la que ejerce Max Verstappen desactivaría a quien fuera que ocupara el otro lado del taller. En cualquiera menos en Red Bull, donde el holandés y Checo Pérez se dieron cera de la buena en el arranque de la carrera al sprint en Austria, un bocadito de 24 vueltas que la lluvia intermitente convirtió en un carnaval de ida y vuelta por la parte trasera del pelotón. Con agua y sin agua ganó el de siempre, Verstappen, por delante de Pérez y de Carlos Sainz. Fernando Alonso, por su parte, terminó el quinto después de escoltar durante varias vueltas a Lance Stroll (cuarto), su compañero en Aston Martin e hijo de Lawrence, el propietario de la estructura de los bólidos verdes.
Pérez está bajo presión y eso quedó meridianamente claro este sábado en Spielberg, donde el mexicano volvió a quedarse fuera de la tercera criba de la cronometrada (Q3) mientras su vecino se afincaba en la pole position. El piloto de Jalisco consideró que la cita al sprint podía ser el tablao perfecto para lucirse y recuperar algo de confianza, pero la cosa no terminó de salirle como esperaba porque al otro lado del pulso estaba Verstappen, una auténtica bestia competitiva que no hace prisioneros y no deja ni las migajas. Colocados ambos en la primera fila, los dos corredores de Red Bull se sacaron los codos el uno al otro en la arrancada y a un tris estuvieron de liarla gorda.
El actual campeón salió un poco más perezoso que su rival, que le ganó la posición en los primeros metros y encaró la salida de la primera curva al frente. Enfilados hacia la semirrecta de subida que va hacia la loma del trazado de Estiria, el dominador de los dos últimos cursos interpretó que su oponente le mandaba a pisar la hierba y eso le hizo cortocircuitar, hasta el extremo de ir a por él en el siguiente viraje, el tercero. Al llegar a él, Verstappen le metió el morro al corredor de Guadalajara, que no tuvo más remedio que irse a girar a Viena para no chocar. “Me ha sacado fuera. ¡Qué cojones!”, soltó Mad Max, por la radio. “¿Qué le pasa a Max?”, se quejó, por su parte, Pérez, quien en el rifirrafe perdió incluso la segunda posición, que fue a parar a manos de Nico Hulkenberg aunque de forma momentánea. Los 21 segundos que el ganador le sacó a su compañero son el indicativo más evidente de la diferencia que hay entre ambos en estos momentos. “Fue todo bien excepto la salida, en la que podríamos haber provocado un buen jaleo. Tendremos que hablar de ello luego”, respondió Verstappen, todavía por la radio, justo después de ser felicitado por el triunfo. Nada más bajarse del coche, la pareja de la estructura de Milton Keynes (Gran Bretaña) arregló las cosas antes de hablar con los periodistas. “Creo que Max se enfadó después de haberle echado un poco en la curva dos. Pero ya le he dicho que no le vi. Al darme cuenta le devolví la posición en la curva tres”, se justificó Pérez.
A pesar de conducir el mismo monoplaza, el mejor de toda la parrilla con mucho margen, Verstappen, dispone de un cojín de 70 puntos, casi tres grandes premios, sobre Pérez, que pasa por uno de sus peores momentos desde que viste el mono de la escudería del búfalo rojo. Las dos victorias que suma Checo en este 2023 quedan empequeñecidas al medirse con las seis que acumula el muchacho de Hasselt. Por si el contraste fuera poco los rumores acerca de la posibilidad de que el asiento del centroamericano esté en peligro ganan fuerza día sí, y día también. La sombra de Daniel Ricciardo es alargadísima, y su presencia en el test de neumáticos que se celebrará justo después del Gran Premio de Gran Bretaña, la semana que viene, alimenta aún más la incertidumbre que pueda haber.
Sobre todo, después de que Helmut Marko, uno de los asesores deportivos más influyentes de la división de F1 de la compañía energética, insinuara que la prueba podía servir para evaluar posibles sustitutos de Pérez. “Checo tiene el asiento. Todos le apoyamos. Cualquiera que insinúe algo sobre un posible remplazo está absolutamente fuera de lugar”, le protege Christian Horner, director de Red Bull. “La mayor presión que tiene es la que se impone él mismo. Aquí [en Austria] ha demostrado tener ritmo. En el primer ensayo libre estuvo allí arriba, a una décima de Max. Eso es lo frustrante para él”, añade el ejecutivo, uno de los principales valedores de su incorporación. “Nuestra frustración, en cambio, es que tenemos los Ferrari más cerca y solo disponemos de un coche [el de Verstappen], porque el otro está fuera de posición”, remacha el expiloto, en referencia al zafarrancho de este doningo (15.00 horas, Dazn), en el que Pérez partirá el 15º, un universo por detrás de los puestos que a priori se jugarán la victoria.
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