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La selección es un refugio para Laporte, pero también tiene espinas

El central, que encontró en la Roja alivio al deterioro de su situación con Guardiola, exhibe su compromiso y se defiende de las críticas sobre su estado físico: “Se ha especulado mucho”

Aymeric Laporte, este sábado antes de su rueda de prensa en Donaueschingen.Foto: MANU FERNANDEZ (AP) | Vídeo: EPV
David Álvarez

Aymeric Laporte (Agen, Francia; 30 años) ha sentido siempre la selección española como un refugio, pese a las espinas con las que se ha pinchado en ocasiones. Como justo al principio, recién nacionalizado. O como estos últimos días de incertidumbre sobre su estado físico. “Se ha especulado mucho”, se defendió este sábado.

Y pese a todo, permanece ese carácter de cobijo de los comienzos, en la primavera de 2021. Entonces ya recibía señales nítidas de que su tiempo en el Manchester City se encaminaba a torcerse de manera definitiva. En la Champions, Guardiola se decantó por la pareja de centrales Dias-Stones, y a partir de abril le mantuvo en el banquillo en los cuartos, en las semifinales y en la final. Fueron momentos complicados. Pero él manejaba una escapatoria de regreso a la élite: “Luis Enrique me llamó y vio las ganas que tenía de competir a este nivel”, contó después de debutar con España el 4 de junio de aquel año, apenas tres semanas después de que el Gobierno le nacionalizara de manera exprés.

Su relación con Deschamps tampoco había resultado sencilla. Cuando se conoció su fichaje por la Roja, el seleccionador francés le acusó de mentirle sobre cómo se había desarrollado. Laporte había encontrado su sitio con Luis Enrique, que le dio todos los minutos de la Eurocopa que empezó diez días más tarde y en la que España cayó en semifinales contra Italia. Cuando regresó a Mánchester después del verano, lo hizo todavía con la resaca feliz de venir de ocupar un lugar central. Otra vez.

Su relación con Guardiola nunca llegó a enderezarse y durante el proceso de deterioro siempre se sintió arropado en el campamento de la Roja, como resumió este sábado desde su sede en la Selva Negra: “Es donde más he disfrutado a lo largo de los últimos ocho años. Es para mí un orgullo representar a España. Cada vez que visto la camiseta me siento súper orgulloso, y muy identificado”, pese a las críticas con las que se le recibió.

Laporte se incorporó a la concentración el 5 de junio y no encontró el lugar tan mullido como antaño. Llegó solo un día antes que Nacho, Carvajal y Joselu, que venían de celebrar la Champions que ganaron con el Real Madrid el 1 de junio en Wembley. Sin embargo, el central había jugado su último partido el 23 de mayo, aunque se mantuvo bajo la disciplina del Al Nassr hasta el 31, cuando disputaron la final de la Copa. Aunque había sido pactado con el seleccionador, su retraso para incorporarse disparó críticas, que se mezclaron con la suspicacia sobre su estado de forma —por la inactividad y el nivel de la liga saudí— y sobre las “molestias” que le mantuvieron apartado de los primeros entrenamientos y le impidieron jugar en el estreno contra Croacia.

La hostilidad que percibió le encendió: “Me ha llegado a molestar, y mucho”, dijo este sábado. “Pero me tomé un respiro un día en mi cama y dije: ‘¿Tan mal estoy haciendo las cosas para como me están criticando?’. Lo pensé fríamente y dije: ‘Estoy haciendo todo lo posible para que todo salga bien. Entonces comprendí que no era especialmente en mi contra y lo he apartado un poco”. En el lujoso complejo Der Öschberghof ya se le percibe liviano, bromeando como de costumbre. “A todos los futbolistas nos pasa que nos critican en algún momento”, dijo. “Lo que sí pedimos es que no sea difamando. Nos cuesta a nosotros, pero sobre todo a las familias”.

Su llegada a esta concentración guardaba cierto paralelismo con aquella primera al comienzo de su caída en el City. Laporte no se encuentra especialmente satisfecho de su mudanza a Arabia Saudí el verano pasado. “Firmé un contrato de tres años, tengo obligaciones con mi club y no puedo decir mucho más sobre eso ahora”. De nuevo la Roja era el camino de vuelta a la élite, una vía de escape. Antes de decidirse, el movimiento le despertaba dudas sobre el efecto que podía tener en su papel con la selección: “Lo llegué a hablar con el míster antes de tomar la decisión. Para mí la selección es muy muy importante, de lo más importante de mi carrera deportiva”.

Luis de la Fuente se ha mantenido al lado de alguien que considera uno de los suyos: le defendió con énfasis en público (“Le agradezco muchísimo el detalle”) y lo alineó de inicio en cuanto pudo, en el segundo encuentro contra Italia, donde completó los 90 minutos. Ahí volvió a formar pareja con Robin Le Normand, con quien ha jugado siempre que han estado disponibles. Desde la semifinal de la Nations del año pasado contra Italia, el debut con España del futbolista de la Real Sociedad, también francés nacionalizado, enlazaron seis partidos juntos, algo que no sucedía con una pareja de centrales en la selección desde Ramos y Piqué.

Disfrutó el reencuentro con su socio, por fin de vuelta a su refugio: “Ha estado muy bien. Hablamos mucho en el campo. Tenemos una comunicación muy fluida. Tanto dentro como fuera del campo estamos hablando constantemente. Y se ha visto, hicimos un buen encuentro”.

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Sobre la firma

David Álvarez
Sigue la información del Real Madrid y la selección española en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de la sección de Deportes. Ha cubierto los Juegos Olímpicos, el Mundial de fútbol y la Eurocopa. Antes trabajó en ABC, El Español, ADN, Telemadrid, y La Gaceta de los Negocios. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra.
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