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Ni Holanda ni Países Bajos

El debate por la identidad futbolística marca la aventura del conjunto de Frank de Boer

Ramon Besa
Barcelona -
Frank de Boer, durante un entrenamiento de Holanda.
Frank de Boer, durante un entrenamiento de Holanda.PIROSCHKA VAN DE WOUW (Reuters)

No se sabe muy bien qué se puede esperar ni tampoco qué se le puede pedir a una selección como la de los Países Bajos, que hoy debuta ante Ucrania (21.00, Telecinco). Así de indefinido es el momento de la Naranja Mecánica que conquistó el mundo sin ganar el título en 1974. Ha habido desde entonces pocos equipos más esperados en los certámenes futbolísticos que el de la entonces llamada Holanda. A veces se la aguardaba como aspirante, campeona de la Eurocopa 88 y tres veces finalista del Mundial (1974, 1978, 2010). Y en ocasiones se la recibía con entusiasmo para saber de su inventiva, siempre dispuesta a innovar, jaleada por una multitudinaria hinchada que la ha acompañado fielmente en la victoria y en la derrota, consciente de que su alrededor siempre hubo la sensación de modernidad, de autenticidad, de movimiento pop, de fútbol en plena evolución en la vieja Europa.

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Ausente del último Europeo de 2016 y también del Mundial de Rusia 2018, su regreso a la competición en 2021 no ha tenido el impacto que se anunciaba en 2019 cuando fue subcampeona de la Liga de las Naciones. Aquel equipo entrenado por el posibilista Ronald Koeman (2018-2020) se ha extraviado con la partida del seleccionador al Barça, perdió equipaje e identidad para caer en las habituales trifulcas familiares holandesas, riñas que giran alrededor de los técnicos y sus planteamientos, de los clanes y de los clubes y por, supuesto del Ajax. La diferencia es que Johan Cruyff ya no está como oráculo sino que se le invoca sin parar en Ámsterdam. “Cruyff se removería en la tumba si viera jugar a esta selección”, ha afirmado Ronald De Boer. Nada sorprendente si no fuera porque Ronald es el hermano del seleccionador Frank de Boer.

Así de fratricidas son las cuitas en los Países Bajos cuando se discute sobre el sistema de juego y las variantes del 4-3-3. La apuesta por el 3-5-2 no deja de ser una fórmula relativamente aceptada por la falta de buenos extremos y de zagueros capaces de defender en medio campo a delanteros como Mbappé. Ante la falta de recursos, ya no hay una fe ciega en el santo grial del Ajax y hasta Van Gaal sostiene desde la distancia que se puede triangular y desplegar el juego de posición y asociativo a partir de una línea de tres centrales: “Atacas igual de bien, corres menos riesgos defensivos y el equipo tiene más equilibrio”, argumenta. “Ya no hay extremos ni delanteros adaptados a la banda y si no miren a Messi, Neymar o Mbappé”, insiste Van Gaal, admirador de equipos compactos como Chelsea, Bayern o Liverpool. Las lesiones de Van Dijk y Van de Beek todavía han complicado más las aspiraciones de los Países Bajos. La selección queda más que nunca a expensas de la ambición de De Jong, de la garra de Wijnaldum, de la jerarquía de De Ligt y de la puntería de Depay, que cuenta 26 goles en 64 partidos, dos más que Van Basten, el delantero centro que nadie olvidará por la volea ganadora de la Eurocopa 88 cuando todavía entrenaba Rinus Michels.

Atacante tan versátil como indefinido, Depay ha dejado de ser a sus 27 años el aprendiz de Robben y Van Persie, la pareja que lideró a los Países Bajos con Sneijder y Van der Sar. No es todavía un delantero equiparable a las mejores figuras de la misma manera que la selección no está a la altura de los míticos equipos de Holanda ni admite comparación con Francia, Inglaterra o Bélgica. No cuenta con futbolistas que marquen la diferencia ni dispone de un cuerpo técnico tan inteligente como para compensar las deficiencias individuales porque De Boer no es precisamente un gran pensador de fútbol después de sus fallidas experiencias en el Inter y el Crystal Palace. Los holandeses han perdido la intimidación y la agresividad mostradas con Koeman ante Francia, Alemania o Inglaterra.

La referencia del Ajax

La duda es si el Ajax no es hoy mejor equipo que Holanda o, cuanto menos, es más fiel al juego originario y que marcó tendencia en Alemania 1974. Ya no hay los genios de antes ni la capacidad para generar aquel fútbol único que estaba por encima de los resultados y respondía al sello exclusivo de Holanda.

Aunque sea por tradición y respeto, nadie se atreve en cualquier caso a descartar a los Países Bajos. Holanda siempre fue bien recibida en la Eurocopa y en el Mundial. Nunca ha dejado de oler a fútbol ni de intervenir en la evolución de la cultura futbolística, antes como Holanda —el equipo habitualmente audaz y fantasioso— y ahora como Países Bajos —la selección más convencional y pragmática—, siempre reconocible en cualquier caso ante la duda por su camiseta oranje.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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