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Pedro Martínez, nuevo técnico del Valencia Basket y el reclamo para un imposible: llenar el Roig Arena

El reto del entrenador es devolver la ilusión a la afición a un año de trasladarse al fastuoso pabellón, que cuenta con un aforo peligrosamente grande: más de 15.000 espectadores

Pedro Martinez
Pedro Martínez, entrenador de Baxi Manresa hasta este martes.Europa Press Sports (Europa Press via Getty Images)

La Valencia baloncestística está feliz. A la afición ha dejado de importarle su ausencia en las semifinales de la Liga ACB contra el Unicaja porque el club ha anunciado este miércoles –de forma muy peliculera: con un vídeo en redes con imágenes históricas del equipo y de aquella gala de los Oscar en la que Penélope Cruz anunciaba a Pedro Almodóvar con un grito– que regresa Pedro Martínez, el entrenador que convirtió al Valencia Basket en campeón de la Liga por primera y única vez en su historia. Eso fue en 2017 y, después de algún desencuentro, el técnico catalán dejó la entidad días más tarde. Ahora regresa después de otro proyecto fallido para elevar a un equipo que tiene, más allá de lo deportivo, una misión acuciante por delante: llenar al Roig Arena, el fastuoso pabellón de más de 15.000 espectadores en el que Juan Roig, propietario del club, presidente de Mercadona y mecenas deportivo, se ha gastado 280 millones de euros y que será su nuevo feudo a partir de la temporada 25-26. La cuenta atrás está en marcha.

Un desafío más para un club que volvió a alcanzar los playoffs y que volvió a despedirse, como casi siempre (veinte veces ha caído en la primera ronda y solo ocho consiguió avanzar), en los cuartos de final. Este suele ser su tope, salvo contadas excepciones, como la de la temporada del éxito de Pedro Martínez, que dentro de un mes cumplirá 62 años y que el pasado mes de enero se convirtió en el segundo entrenador, tras Aíto García Reneses, en alcanzar los mil partidos en la ACB (debutó el 6 de marzo de 1990). Este hito lo consiguió en el Baxi Manresa, un equipo donde ha estado desde 2019 y al que ha dejado en las eliminatorias por el título (perdió ante el Unicaja por 2-0).

Algunas cosas han cambiado en la Fonteta desde que el catalán se marchó. Ya no está Chechu Mulero, despedido el pasado verano, el director deportivo con el que no consiguió ponerse de acuerdo para renovar en 2017. Ahora sus jefes serán Luis Arbalejo, el nuevo responsable deportivo, y Enric Carbonell, el joven director general que no ceja en su empeño de revertir la tendencia de un club al que le cuesta dar con la tecla a pesar de contar con uno de los presupuestos más altos de la ACB. Su última apuesta fue Álex Mumbrú, que tampoco funcionó. Como muchos otros entrenadores españoles, buenos entrenadores, que se diluyeron en Valencia, una plaza compleja donde sí triunfó Pedro Martínez, al que la afición le permite ‘sentarse’ en el imaginario popular al lado del difunto Miki Vukovic, el Maestro, el técnico que devolvió al Pamesa a la ACB, que lo llevó a ganar la Copa del Rey de 1998 con una plantilla modesta y que fue el primero que logró llenar la Fonteta regularmente.

Eso, volver a aglutinar una abundante masa social, es un objetivo prioritario para Carbonell y, por extensión, también lo será para Pedro Martínez, que sustituye en el cargo a Xavi Albert, quien, a su vez, reemplazó al final de la temporada a Álex Mumbrú. Albert, un novato en la ACB de 36 años, tiene muy buen cartel y conoce la casa a fondo –ha sido jugador y entrenador en diferentes categorías– será la sombra, para ayudar y para empaparse de su conocimiento, del entrenador principal.

Valencia no olvida aquel título de 2017, pero tampoco el juego extraordinario de aquel equipo que contaba con jugadores como Sam Van Rossom, Guillem Vives, Rafa Martínez, Fernando San Emeterio, Joan Sastre o Bojan Dubjlevic. El Valencia Basket tumbó al Real Madrid en una final en la que plasmó probablemente la mejor versión de su historia. La afición no olvida aquella gran defensa y el balón volando veloz de mano en mano.

Por eso la promotora encargada de la construcción del Roig Arena se llama Licampa 1617, un acrónimo de Liga Campeón Pamesa (la anterior denominación del club, cuando el patrocinador era la empresa azulejera de Fernando Roig, hermano de Juan, anterior presidente del equipo de baloncesto y actual mandamás del Villarreal de fútbol) y de 2016-2017, un guiño a aquel conjunto de Pedro Martínez que hizo historia en Valencia. El club, por todo esto, parece querer cerrar un círculo con la vuelta del entrenador que les llevó a su punto más álgido.

El Valencia Basket aún confía en recibir una plaza en la próxima Euroliga y eso determinará la confección de una plantilla que no tiene margen para el error si quiere salir de la Fonteta por la puerta grande para instalarse en el que Víctor Sendra, gerente de Licampa 1617, asegura que será “el arena más espectacular de España y Europa”. Una instalación con aspiraciones deportivas y también culturales –al estilo del WiZink Center– que según el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) tendrá una repercusión en la economía local de más de 10 millones de euros anuales.

Este arena es fruto de la palabra de Juan Roig, quien lanzó hace años una frase lapidaria: “Cuando la Fonteta se quede pequeña, construiré un pabellón nuevo”. El empresario valenciano puso la primera piedra en junio de 2020, tres años después de la conquista de la Liga, en un acto que fue también un símbolo para demostrar que, a pesar de la pandemia, el mundo seguía y él seguía generando empleo y aportando a Valencia, su ciudad. Sendra y su equipo visitaron los mejores arenas del mundo. Del O2 de Londres al Uber Berlín –sede de la última Final Four de la Euroliga–, pasando por el Accor parisino o el Chase Center de los Warriors, en San Francisco. Además de otras ciudades estadounidenses como Los Ángeles, Detroit, Las Vegas… Las obras avanzan a buen ritmo y el esqueleto del nuevo arena ya se recorta por detrás de L’Alqueria del Basket, otra instalación dedicada al baloncesto, a la cantera del Valencia Basket, que costó 18 millones y que también fue financiada por Roig. Se espera que las obras acaben en 2025 y que el aforo sea de 15.500 espectadores para el baloncesto y de 18.600 para grandes conciertos –habrá salas menores para otro tipo de espectáculos–. Muchas butacas que llenar.

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