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El Barcelona cierra las cesiones de João Cancelo y João Félix

Como a la entidad azulgrana no le alcanzaba con las salidas de Ansu, Lenglet y Adbe, Laporta avala para poder inscribir las incorporaciones de los portugueses, representados por Jorge Mendes

João Félix, durante un entrenamiento del Atlético de Madrid.
João Félix, durante un entrenamiento del Atlético de Madrid.Mariscal (EFE)

João Felix se incorpora a las filas azulgrana. Lo hará como cedido por una temporada después de que le Barcelona llegara a un acuerdo con el Atlético de Madrid -el técnico, Diego Pablo Simeone, no contaba con él- en las últimas horas antes del cierre del mercado estival, este viernes día 1. “Me encantaría jugar en el Barça. Siempre ha sido mi primera opción y me gustaría unirme al Barcelona. Ha sido mi sueño desde pequeño. Será un sueño hecho realidad”, resolvió durante la ventana estival. “Estoy muy feliz de estar aquí. Visca el Barça”, han sido las primeras palabras del portugués

Sonrió João Félix, al que su deseo de jugar solo en el Barcelona le ha llevado aceptado a aceptar una rebaja de su salario y a prorrogar dos años más, hasta 2029, su contrato con el Atlético. El club rojiblanco pretende con esto aumentar el precio que pueda pedir si el jugador se revaloriza. También sonríe Jorge Mendes, su representante. Seguramente lo hizo Joan Laporta, presidente del club, enamorado del fútbol del portugués. Pero en el Barcelona, en cambio, fruncieron el ceño con la llegada del exjugador del Atlético, cedido y sin opción de compra. No era prioridad para el cuerpo técnico, tampoco para Deco (secretario técnico) ni Mateu Alemany (director de fútbol). Pero João Félix estará en Barcelona la próxima temporada. Un peaje glamouroso que tuvo que pagar el Barça para contar con João Cancelo, también a préstamo desde el City, deseo de Xavi Hernández, representado igualmente por Mendes. También llega a Barcelona sin opción de compra.

La salida de João Félix del Atlético comenzó a ser escenificada desde el primer día de concentración en Los Ángeles de San Rafael. Él no quería regresar y tampoco Simeone que volviera. En el primer entrenamiento le dejó fuera de las dos pachangas. La puntilla fue ponerle a defender en un ejercicio y cuando le tocaba atacar volver a relegarle a ser un mero observador. Al término de la sesión, apareció el director deportivo, Andrea Berta. El luso, agitaba los brazos y dirigió unas palabras al italiano. Según relata un testigo de la escena, João Félix le espetó a Berta: ¿Pero tú lo ves normal? ¿Crees que es casualidad?”.

Una vez que el dueño del Atlético, Miguel Ángel Gil Marín, ya había admitido que la relación era imposible, Simeone entendió que tenía libertad para aplicar sus códigos cuarteleros. La respuesta de João Félix para terminar de romper la baraja fue confesar al periodista italiano experto en el mercado de fichajes, Fabrizio Romano, su deseo infantil y único de jugar para el Barcelona. Esto ya fue definitivo para que la hinchada rojiblanca le repudiara y Gil Marín, su mayor defensor ante Simoene, se sintiera traicionado. Al club azulgrana llega un futbolista de mucho talento y dispuesto a enterrar las acusaciones de vago, insolidario y engreído. Sabe que está ante una oportunidad única de levantar su carrera.

Sin embargo, la ilusión del cuerpo técnico del Barcelona era Bernardo Silva. La opción se esfumó rápido: no hay dinero. Tan mal estaba la situación económica que el club tuvo que volver a recolectar dinero después de que LaLiga le vetara una de las palancas de la campaña pasada: Orpheus y Socios.com no completaron el pago por la venta de Barça Studios. El Barça, entonces, volvió a poner en el mercado a Barça Studios, ahora una versión más completa tras crear Barça Media, que sale a bolsa en Estados Unidos. El comprador fue la empresa alemana Libero. El problema fue que el dinero (40 millones) no llegó a tiempo para poder inscribir a los dos nuevos fichajes. Y como el fair-play financiero no estaba cuadrado, ni siquiera con las cesiones de Lenglet (Aston Villa), Ansu Fati (Brighton), Eric García (Girona) y el traspaso de Abde al Betis, Laporta y su directiva tuvieron que salir al cruce con una mezcla de avales y pagares.

La artimaña financiera, que contó con el visto bueno del Javier Tebas (presidente de la LFP) según el Barça, le dio respiro a Laporta. Y a Xavi, por supuesto. Sin Bernardo Silva, el cuerpo técnico quería un interior capaz de sumarse al cuadrado que dibuja el técnico en la medular. Según el staff, como las lesiones siguen castigando a Pedri, João Félix se puede posicionar como uno de los recambios del canario y de Gündogan. “A João no lo vemos de extremo, pero sí puede jugar en la punta izquierda del cuadrado”, reflexionan en el cuerpo técnico.

La situación de João Cancelo era diferente para Xavi. El técnico y su grupo de trabajo insistían con la presencia del lateral portugués. No les importaban los enfrentamientos con Guardiola en el City (“actitud tóxica en el vestuario”, según explican en Manchester) ni que su fútbol haya pasado por desapercibido en su cesión en el Bayern Múnich la temporada pasada.

Xavi quería un lateral puro. Ni Araujo ni Koundé lo son. Tampoco Sergi Roberto. Pero el precio que tuvo que pagar Xavi para conseguir a Cancelo fue João Félix. “Suerte que nos ayuda Jorge Mendes”, advierten en el club. Sin dinero, la entidad azulgrana se encomienda a la venta de activos y a los tentáculos del agente portugués.

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