La tardía reacción del fútbol español al beso no consentido de Rubiales a Hermoso
Isco y Borja Iglesias, primeros jugadores en condenar la conducta del presidente de la federación y mostrar su apoyo a la centrocampista
El beso no consentido de Luis Rubiales, presidente de la RFEF, a Jenni Hermoso dio ya el domingo la vuelta al mundo. El mundo del fútbol —o una pequeña parte de él— sin embargo, ha tardado más de cuatro días en condenarlo. Lo ha hecho, además, después de que la FIFA abriera un expediente disciplinario a Rubiales, de que Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, calificara de “inaceptable” ese gesto, después de que Sumar presentara una denuncia ante el CSD. Este jueves, a la petición del presidente del Getafe, Ángel Torres, de que Rubiales dimitiera, se unieron también Osasuna y Real Sociedad. A Carlo Ancelotti, entrenador del Real Madrid, le preguntaron en rueda de prensa por el beso no consentido del presidente federativo y dijo que como ciudadano no le había gustado. Enrique Cerezo, presidente del Atlético, también pidió por la tarde, en declaraciones a La Sexta, la dimisión de Rubiales. “Todos debemos ser consecuentes con lo que hacemos y decimos”.
Isco dijo que si el beso no fue consentido es “abuso de poder”. Borja Iglesias criticó también los comportamientos de Rubiales en el palco. “Es algo que bajo ningún concepto se debe hacer, menos el presidente de una federación tan importante. Tampoco el comportamiento que tuvo en el palco, junto a la Reina, no es muy protocolario, la verdad”. José Castro, presidente del Sevilla, dimitió en su día de la vocalía de la Junta Directiva de la RFEF, “por alguna de sus acciones anteriores”. Dice que Rubiales “no ha sido un buen presidente” hasta ahora, y que su actitud en el Mundial ya es el “colmo”.
Las condenas al abuso de poder de Rubiales han tardado cuatro días en llegar. Ya es algo más de lo que se hizo en su día con Carlos Santiso, entrenador por entonces del Rayo femenino, que jaleó una violación grupal. “Hay que coger a una y cargárnosla todos juntos, como los del Arandina, pero que sea mayor de edad para no meternos en jaris”, escribió en un grupo de WhatsApp con su cuerpo técnico cuando era entrenador de las categorías inferiores del Rayo. No pasó nada. Nadie en el mundo del fútbol salió a decir que eso era intolerable. Nadie salió a pedir que dimitiera. Raúl Martín Presa, el presidente del Rayo, incluso le respaldó. “No voy a entrar en polémicas ni hacer caso a ninguna presión mediática para echar al entrenador”.
¿Por qué hay tanto silencio? ¿Por qué los patrocinadores están callados? ¿Por qué se ha tardado cuatro días en salir a decir que el comportamiento de Rubiales es inadmisible? ¿Por qué lo han hecho solo unos pocos en el mundo del fútbol? ¿Tiene que ver con la cultura retrógrada que lo impregna y que tiende siempre a defender a los suyos? Contesta José Luis Pérez Triviño, profesor de Filosofía del Derecho en la Universidad Pompeu Fabra, presidente de la Asociación Latina de Filosofía del Deporte y exmiembro del Comité de Ética de la RFEF. ”Porque el fútbol es un pozo de machismo tremendo. Porque hay omertá y miedo a perder tu puesto de trabajo”. ¿Y los patrocinadores? “Ahí ya entran intereses económicos, si no has establecido cláusulas de rescisión, te arriesgas a pagar indemnizaciones importantes”
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