El Parque de los Príncipes fue el sábado no solo el escenario del estreno liguero del Paris Saint-Germain, sino también el de un formidable punto de giro en la tensa relación del club con Kylian Mbappé. Antes del partido contra el Lorient (0-0), el futbolista, fuera de la primera lista de Luis Enrique, se fue a hablar con Nasser Al-Khelaifi a su despacho en el estadio. El encuentro, largo, lo cambió todo a ojos del presidente del PSG, según fuentes conocedoras de la conversación, que valoran de manera especial que la charla fuera cara a cara entre el futbolista y el dirigente, sin la presencia de la madre y agente, Fayza Lamari. Mbappé se comprometió a abrir negociaciones para encontrar una fórmula que evite que se vaya gratis en el verano de 2024, tal como había sido su intención en las últimas semanas. Si se mantienen los términos del acuerdo verbal del sábado, el futbolista no se moverá este verano, jugará esta temporada en el PSG y tendrá la facultad de seguir luego en el club o salir en 2024 a cambio de un traspaso, sin más objeciones del club. Hasta ahora el jugador se había negado a esta fórmula. Las fuentes del entorno del jugador consultadas no quisieron realizar comentarios.

Al terminar de hablar con Al-Khelaifi, Mbappé fue al vestuario a estar con sus compañeros antes del partido. Este domingo por la mañana ha regresado a los entrenamientos del primer equipo y podría jugar el sábado próximo en la segunda jornada de la Ligue 1 en Toulouse.

Hasta ahora, lo último que había sabido el PSG sobre las intenciones de su estrella era el contenido de la carta que les envió el 12 de junio, aunque datada casi un año antes, el 15 de julio de 2022, menos de dos meses después de firmar la renovación hasta 2024. En el documento, Mbappé comunicaba al PSG que no quería activar la opción, contenida en el acuerdo de mayo de 2022, de ampliar un año su vinculación con el club. También manifestaba su intención de cumplir ese acuerdo hasta el final, es decir, hasta junio de 2024, de manera que en ese punto quedaría libre y se iría gratis.

Para el club, ese plan suponía un grave problema financiero y una traición. Según fuentes cercanas a las conversaciones que condujeron a esa ampliación de contrato, el futbolista siempre aseguró a Al-Khelaifi que si salía del club lo haría dejando un traspaso, algo que también dijo en diversas entrevistas. Después de la misiva del 12 de junio, que el jugador envió a L’Équipe antes que al club, el PSG le escribió varias en las que le explicaba las dificultades en las que ese movimiento colocaba a la institución. Le dijeron que se verían obligados a vender jugadores para evitar infringir las normas del fair play financiero, y le aseguraron que su decisión supondría también el despido de empleados del club.

En el PSG estaban convencidos de que Mbappé había dado ese paso porque tenía un acuerdo cerrado con el Real Madrid para mudarse al Bernabéu en 2024 y embolsarse una suculenta prima de fichaje, algo que el club presidido por Florentino Pérez siempre negó. En las oficinas del club parisino incluso llegaron a sugerir que estudiaban acudir a la FIFA para denunciar un pacto que consideran irregular, aunque admitían que carecían de pruebas. No llegaron a dar ese paso.

Mientras el PSG maduraba su descontento, pasaban los días y al alcanzarse el 31 de julio Mbappé se ganó el derecho a cobrar 80 millones de euros en concepto de prima de fidelidad, cantidad que cobrará durante el año que viene.

Fuera de la gira

Para entonces, el futbolista se entrenaba en París con el grupo de descartes mientras el equipo estaba de gira por Japón. Aquel fue uno de los movimientos de Al-Khelaifi para mostrar que el tipo de liderazgo que ejercía en el club había cambiado de manera radical. La transformación ya había comenzado cuando Leo Messi viajó a en mayo Arabia Saudí sin permiso del club para cumplir un compromiso publicitario personal. El club lo apartó hasta que pidió disculpas públicas y luego no le renovó el contrato.

Cuando el equipo regresó de la gira asiática, Mbappé siguió apartado de los entrenamientos del primer equipo, y luego se quedó fuera de la convocatoria para el primer partido. Al-Khelaifi le había trasladado que no jugaría un minuto si mantenía su determinación de agotar su contrato, rechazar todas las ofertas de compra de este verano e irse gratis el siguiente. El presidente del PSG ya había mandado un mensaje general de cambio de tono en la primera charla al grupo de futbolistas en el nuevo centro de entrenamiento de Poissy: nadie estaba por encima del club.

El dirigente ha mantenido su postura desde que dijo que dejaría fuera al futbolista si mantenía su intención de cumplir el contrato e irse gratis. Hasta que Mbappé apareció el sábado en su despacho y la situación regresó más o menos al punto anterior a la carta del 12 de junio. Hasta poco antes de ese día, el club y el futbolista negociaban una ampliación del contrato hasta 2026 o incluso 2027 que incluía sustanciosas mejoras económicas y la entrada de Qatar Sports Investments, el fondo catarí propietario del PSG, como inversor en varias empresas del jugador.

Después del partido del sábado contra el Lorient, Mbappé volvió a reunirse en el estadio con Al-Khelaifi, en un encuentro en el que también estuvieron presentes Luis Enrique, el entrenador, y Luis Campos, el director deportivo. Este domingo el jugador regresó a la disciplina del equipo. Por delante quedan las conversaciones para articular los detalles del acuerdo por el que el club confía en que Mbappé, según lo acordado con Al-Khelaifi, siga en París esta temporada, e incluso más allá, o salga el próximo verano a cambio de un traspaso.

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