La España más veterana

El chico dice que tiene un don, el del gol, pero también le adorna el de la constancia. La vida de Joselu es nómada casi desde la cuna, desde que con cuatro años regresó con su familia a su tierra, gallegos en la diáspora. De Stuttgart a Silleda, cerca del centro geográfico de Galicia, en la ruta entre Santiago y Ourense. Allí creció el nuevo goleador de la selección española, internacional con 33 años tras toda una vida de corto sin lograr la gran ilusión de vestir de rojo, goleador por dos veces en su estreno ante Noruega el pasado mes de marzo, decisivo para que España juegue su segunda final consecutiva de la Liga de las Naciones. Rodri disparó desde la frontal en un remedo del gol que le dio la Champions al Manchester City el pasado sábado, pero la acción acabó en un rechace que dejó a Joselu solo ante el gol. Tan desmarcado estaba que pareció fuera de juego. Miró al asistente, pero él ya sabía que estaba habilitado. Había sido el más listo. “Fue un gol de pícaro”, concluyó.

Joselu sabe lo que es picar piedra. Con trece años se fue desde Silleda a la cantera del Celta, con 19 años ya había debutado en el primer equipo, pero las estrecheces económicas del club le invitaron a un traspaso. Ramón Martínez le había echado el ojo. Se quedó un año cedido en Vigo antes de integrarse en el Castilla. En 2012 se fue a jugar al Hoffenheim alemán después de que Jose Mourinho le brindase la opción del debut primero en un amistoso contra el Hércules y después en un duelo liguero contra el Almería. Aquel día sustituyó a Karim Benzema. Once años después de su marcha, todo apunta a que volverá a la casa blanca. Entre medias trazó el periplo propio de un trotamundos en la Bundesliga, la Premier League y la Liga española, en el Eintracht, el Hannover, el Stoke City o el Newcastle. Pasó por A Coruña, donde no llegó a conectar con la afición del Deportivo. Mejor le fue en el Alavés, donde se ganó un buen contrato en el Espanyol. Allí anotó esta temporada 17 goles en 38 partidos. La llamada de la selección parecía inevitable, tampoco puede extrañar la del Real Madrid, que quizás vea en él ese rol que muestra con De la Fuente: sus tres goles llegaron tras salir del banquillo en los últimos minutos contra Noruega e Italia. “Tuve fe, el equipo hizo un partidazo, faltaba que entrara la pelota. Estoy muy orgulloso del trabajo colectivo. España siempre es favorita y fuimos justos merecedores de la victoria”, valoró el delantero gallego, que no quiso hablar tras el partido sobre su posible llegada al Bernabéu. “Quiero disfrutar esto a tope”, zanjó.

No fue el único veterano triunfante en la noche de Enschede. En el estadio del Twente aquel chico tímido y de mirada clara que sufría episodios de ansiedad cuando se alejaba de su entorno familiar y pidió tiempo para integrarse en la selección es hoy un veterano que bate plusmarcas de longevidad con La Roja. Nadie la ha vestido con mayor edad que Jesús Navas, que con 37 años y 207 días de edad superó a leyendas como Antonio Ramallets, que se puso bajo palos en un partido contra Portugal en 1961 cuando estaba a dos semanas de cumplir los 37. Dos días menos de edad tenía Luis Suárez cuando Kubala le alineó seis años después de su último partido con la selección para despedirse en el partido que inauguró el estadio de La Línea de la Concepción.

El adiós de Navas todavía no se atisba y hasta podría completar un triplete inédito si la selección supera a Croacia en la final: el jugador del Sevilla se convertiría en el primero en ganar Mundial, Eurocopa y Liga de las Naciones, el pleno al que puede aspirar un futbolista europeo a nivel de selecciones.

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