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Los Nuggets hacen valer su dominio sobre los Heat y acarician su primer título de la NBA

El equipo de Denver gana en Miami (108-95) y deja la eliminatoria en 3-1. Solo necesitan otra victoria en los próximos tres encuentros para lograr el anillo

Denver Nuggets at Miami Heat
Nikola Jokic, de Denver Nuggets, pelea un rebote con Bam Adebayo, de Miami Heat, este viernes en el cuarto partido de la final de la NBA.Kyle Terada (USA TODAY Sports via Reuters Con)
Iker Seisdedos

El cuarto partido de la final de la NBA, en el que los Denver Nuggets se apoyaron en una sensacional actuación de Aaron Gordon para derrotar a Miami Heat (108-95) y despegarse en una eliminatoria (3-1) que cada vez está más cerca de darle a la franquicia del Oeste el primer título de su historia, se guardó para el final la poca emoción que traía en la reserva.

Sucedió a los tres minutos de comenzar el último cuarto. Nikola El infalible Jokić cometió ¡dos errores seguidos! en dos jugadas consecutivas, que le valieron su cuarta y quinta falta, una de ellas ofensiva. Así que a su entrenador, Michael Malone, no le quedó otra que mandarlo al banquillo.

Entonces, el público local del Kaseya Center abandonó su blanco letargo y por un momento creyó en los milagros y en las dos famas ganadas a pulso por su equipo durante una temporada atípica: que pertenecen a una especie resistente que se crece en el último cuarto y que, como los boxeadores de fondo, saben levantarse de la lona después de recibir una buena lluvia de golpes.

Los nervios se pusieron momentáneamente el uniforme del equipo visitante, pero todo quedó en un espejismo. Y Miami, una ciudad a la que estos días no le cabían ya más noticias, entre la imputación de Donald Trump y el fichaje de Messi por el equipo de fútbol local, volvió a comprobar que los milagros no existen.

Los Heat no fueron capaces de coger en esos minutos el tren de la eliminatoria, un expreso que pasó ante sus ojos como una exhalación. Los cinco minutos que Jokić estuvo ausente sirvieron para dos cosas: imaginar brevemente cómo sería su equipo y este deporte sin su extraño talento y demostrar lo poco que le hace falta a los Nuggets, que no tuvieron precisamente su noche más inspirada, para ganar en esta final.

Disparo para la estampida

Al poco del regreso a la cancha del pívot serbio, un triple de los de Denver sonó como un disparo para la estampida de los aficionados de Miami rumbo al parking. Por primera vez en la noche, los gritos de “Let’s go Nuggets!” lograron tapar, sin rubor de quienes los proferían, los de “Let’s go Heat!”.

Hasta entonces, la historia del partido fue la de dos equipos tratando de encontrarse.

A los Nuggets, que para llevarse un título que merecen solo tienen que ganar uno más de los próximos tres encuentros, dos de ellos en casa, les bastó con que su estrella no perdiera la concentración del todo. Ayudó lo suyo, ante la incomparecencia de Jamal Murray, compañero de estadísticas asombrosas que esta vez solo lo fueron de asistencias, el paso al frente de Gordon. Marcó 27 puntos (15 de los cuales llegaron en un espectacular segundo cuarto), frente a los 23 de Jokić.

En la conferencia de prensa posterior al partido, la estrella definió a Gordon como un “jugador que sabe sacrificarse”. “Él solo nos ha ganado el partido”, declaró Jokić. Malone también le reconoció el mérito. “No podría estar más orgulloso de su impacto esta noche”, dijo.

¿Y los Heat? Era la primera vez desde que arrancó la postemporada en la que llegaban a su cancha por debajo en la eliminatoria (2-1). “Mañana vamos a salir con mucha más energía, vamos a competir a un alto nivel y vamos a ganar en casa”, había prometido el miércoles en un encuentro con la prensa su estrella Jimmy Butler con uno de sus característicos mensajes, mezcla de firme confianza en sí mismo y charla motivacional para sus compañeros.

Anotó 25 puntos, pero no sirvió de mucho: los fusibles del equipo nunca dejaron de parpadear, por más que ofrecieran algún que otro chispazo puntual. Por ejemplo, en el primer cuarto, cuando un arreón al final les sirvió para terminarlo con una ventaja de uno (22-21). O en el segundo, para hacerlo perdiendo solo de cuatro (51-55).

En el tercero, el dominio de los Nuggets se hizo ley. Fue también el cuarto del episodio surrealista de la noche. Sam Adebayo, que con 15 puntos y 12 asistencias volvió a ser de lo mejor de su equipo, recibió un pase en la pintura, donde confundió la idea de hacer un mate con la de agarrarse al aro como si fuera un asidero en medio de un huracán tropical. No solo no anotó; le pitaron falta y hubo que parar el juego durante cinco minutos para equilibrar la canasta, en vista de que Jokić no fue capaz de contrapesarla colgándose dos veces del otro lado. Cuando los técnicos lo lograron por la vía profesional, una camilla entró por la otra esquina de la cancha para llevarse a un espectador rumbo a la enfermería.

El siguiente round de la pelea es en el Bell Arena de Denver el próximo lunes. Si los Nuggets ganan en casa, el asunto quedará resuelto. Si el partido se los llevan los Heat, ambos se verán de nuevo las caras el próximo jueves en Miami. De ser necesario un séptimo encuentro, los equipos tomarán de nuevo rumbo al Oeste.

Las franquicias que llegaron hasta aquí con una ventaja como la de los Nuggets acabaron ganando la serie en un 97,2 % de las ocasiones (35-1). Como es sabido, las estadísticas, asunto importante en la NBA, son como las citas de Oscar Wilde: siempre puedes contar con ellas para demostrar una cosa y la contraria. Así que a los Heat ya solo les queda el consuelo de mirarse en la remontada de los Cleveland Cavaliers contra los Golden State Warriors en 2016. Iban perdiendo 3-1 y acabaron calzándose el anillo.

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Sobre la firma

Iker Seisdedos
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Licenciado en Derecho Económico por la Universidad de Deusto y máster de Periodismo UAM / EL PAÍS, trabaja en el diario desde 2004, casi siempre vinculado al área cultural. Tras su paso por las secciones El Viajero, Tentaciones y El País Semanal, ha sido redactor jefe de Domingo, Ideas, Cultura y Babelia.

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