Alcaraz: “Aunque hubiera estado Nadal, no creo que yo hubiera tenido menos opciones de ganar”
El número uno, que se estrenará el lunes contra el 159º, lanza un mensaje ambicioso y niega que la ausencia del mallorquín pueda perjudicarle en términos de presión
A media tarde, el pelotón de enviados especiales que ya ha tomado posiciones en las instalaciones de Roland Garros enfila la sala de conferencias para escucharle a él, el número uno, el máximo atractivo de esta edición que se presenta tan abierta y tan imprevisible. Una certeza: no está Nadal. Muchas incógnitas: ¿Podría ser él? ¿Tal vez Djokovic? ¿Acaso Medvedev? ¿Y por qué no un gran pelotazo de Rune, Sinner o Ruud? En todo caso, Carlos Alcaraz se expresa sin pelos en la lengua: cree, tiene fe, aspira. Y va a por todas.
Preguntado por EL PAÍS sobre si la ausencia del rey de la tierra le aporta un extra de presión, porque ahora los objetivos enfocan mayoritariamente hacia él, con permiso de Nole, el joven jerarca del circuito de la ATP responde sin ambages: “Obviamente, estando Rafa aquí hace que todo sea más complicado, porque este es su torneo, pero yo siempre he dicho que nunca le he tenido miedo a nadie y aunque hubiera estado él no creo que hubiera tenido menos posibilidades de ganar. Yo soy así de ambicioso. Tampoco siento tanta presión porque ahora los ojos estén más o menos en mí, o porque la gente pueda esperar algo, sino que simplemente trato de fluir y mostrar mi mejor juego”.
A las puertas del estreno, este lunes contra el italiano Flavio Cobolli –procedente de la fase previa, de 21 años y 159º del mundo–, el de El Palmar sigue engrasándose y procesando la nueva situación. Por primera vez aterriza como principal cabeza de serie en un gran torneo e intenta asimilar sobre la marcha todo lo que ello significa; esto es, el deber de ganar. “Sigue siendo una locura, algo increíble”, introduce sonriente. “Pero es algo por lo que he trabajado mucho, para estar ahí, en lo más alto. Me alegro, pero no siento más presión por ser el número uno ni nada de eso. Tengo claro a qué vengo y a qué tengo que jugar, qué debo hacer y cómo me debo sentir. Tengo que disfrutar, no mostrar tanto énfasis en querer hacer buenos resultados para mantener el número uno y estar ahí, sino en disfrutar, y a raíz de eso vendrán los buenos resultados”, razona.
Antes de charlar con los periodistas, Alcaraz se ha ejercitado en la Philippe Chatrier con el checo Jiri Lehecka y el día antes lo hizo con el veterano Stanislas Wawrinka; el jueves también le dio un apretón de manos a Toni Nadal, con el que coincidió durante el acto de una firma deportiva, y repite en la transición de una sesión a otra con Djokovic.
Golf, madurez y calor
Al murciano se le percibe tranquilo, sosegado; consciente del ruido que existe a su alrededor, pero en ningún caso apocado. Los pronósticos meteorológicos anticipan dos semanas de magnífico sol en París, y la temperatura aprieta dentro y fuera de la sala. Acalorado, se queda momentáneamente atrapado conforme se retira la sudadera (sorry!) y matiza: “Yo no dije [en Madrid, donde venció por segundo año consecutivo] que soy el máximo favorito para ganar aquí, sino que me pongo en la lista de los favoritos para ganar Roland Garros, porque ahora mismo hay muchos jugadores que tienen el nivel para conseguirlo... No me pongo en el top, pero sí me pongo en esa lista”.
Después de ser apeado en el estreno en Roma, interpretada la caída como un simple tropezón, Alcaraz regresó unos días a casa para despejar la mente y coger impulso. Compartió tiempo con los suyos, jugó al golf y por encima de todo, se mentalizó: se avecinan dos semanas de pólvora. “Soy el mismo que el año pasado, solo cambia que soy más maduro. Mentalmente estoy mejor y puedo leer mejor lo que pasa en la pista. Para mí, es muy, muy importante, lo más diferente”, valora el chico, que a sus 20 años marca el paso de una temporada grabada ya a fuego por el anticipado adiós de Nadal.
“Al principio cuando jugué contra los mejores en grandes estadios, me costó acostumbrarme a eso y mantener la calma. Pero aprendí de esos momentos”, apunta, antes de rebobinar: “Recuerdo, por ejemplo, la primera vez contra Rafa en Madrid [en 2021, el día que alcanzó la mayoría de edad]; fue muy, muy duro. Puedo nombrar muchos partidos en los que no me sentía cómodo jugando… Pero aprendí de eso y siempre quise jugar en estos escenarios, en estos torneos, y trato de sentirme cómodo. Ahora me siento genial en estas circunstancias”.
EL SUEÑO DE UN DOBLES EN PARÍS 2024
Con una diferencia de 17 años entre uno y otro, de 1986 el veterano y de 2003 el teórico relevo, Nadal (millennial) y Alcaraz (centennial) se han encontrado hasta ahora en tres ocasiones en la pista.
La primera vez, el mallorquín solo le concedió tres juegos al murciano sobre la arena de la Caja Mágica; muy distinta fue la segunda, en la que el campeón de 22 grandes tuvo que emplearse al máximo para no ceder en las semifinales de Indian Wells, resuelto el dilema de ese día en tres sets; y se produjo finalmente el volantazo el curso pasado en Madrid, marco del primer punto de giro.
“Como aficionado al tenis siempre quiero verle jugar; quiero ver a los mejores del mundo en todos los torneos”, expone Alcaraz, temeroso de que tal vez no pueda coincidir más con Nadal en Roland Garros, teniendo en cuenta que la despedida del balear se desarrollará en función de cómo responda su cuerpo. No obstante, alberga la esperanza de poder competir al menos una vez de la mano del tótem. Podría ser en las Finales de la Copa Davis, quién sabe. Podría ser en los Juegos Olímpicos que se celebrarán el próximo año en París.
“Obviamente, para mí sería un sueño poder jugar el dobles con Rafa, pero todavía queda un año y todavía pueden sucedernos muchas cosas, tanto a él como a mí. Esperemos que ambos podamos participar y, como digo, sería un sueño poder jugar con él”, remata Alcaraz.
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