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El padre, la hija y los estudiantes: todos aprenden en el equipo universitario del Dakar

Manolo y Mónica Plaza se alían con alumnos de la Universidad de Nebrija: 15 futuros ingenieros que han reconstruido un coche arrollado por un camión en 2022

Manolo Plaza observa a dos alumnos de la Universidad de Nebrija trabajando sobre el coche cerca del campamento del mar en Yanbu, Arabia Saudí.
Manolo Plaza observa a dos alumnos de la Universidad de Nebrija trabajando sobre el coche cerca del campamento del mar en Yanbu, Arabia Saudí.ASO

Cuando Manolo Plaza (Cuenca, 1960) se estrenó en el Rally Dakar en 1996, su hija Mónica tenía tres meses y la prueba todavía discurría por África. Ahora comparten cabina y pasión en los paisajes de Arabia Saudí, donde ambos se estrenaron como tándem en la edición de 2020. En su cuarta tentativa cuentan con el apoyo de un equipo de universitarios único en la prueba. “Me llena de motivación. Trabajar rodeado de jóvenes es refrescante. Esta alianza involucra a gente nueva con deseo, entusiasmo y valores que se alinean con los nuestros, gente que quiere aprender e innovar cada día”, indica a EL PAÍS el campeón de España de Rallies de 1994.

En este proyecto, alumnos y profesores de la Universidad de Nebrija (Madrid) ponen en práctica el célebre verso de Antonio Machado: “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar”. Un equipo de quince futuros ingenieros ha trabajado a contracorriente junto a sus responsables académicos y la empresa Sodicars para la mejora de la aerodinámica y la distribución de peso del vehículo BV2 que pilotará la familia conquense. “El objetivo del proyecto es formativo y transformativo. Se trata de dar un empuje al talento de los alumnos en un ambiente competitivo profesional. Además, desde la universidad exploramos las innovaciones que permitirán contar con una movilidad más sostenible y eficiente en el futuro”, explica Sergio Corbera, director del Área de Ingeniería del Automóvil y Mecánica del centro.

Los estudiantes y sus responsables académicos posan en Yanbu, Arabia Saudí.
Los estudiantes y sus responsables académicos posan en Yanbu, Arabia Saudí.ASO

El reto ha sido mayúsculo y el resultado positivo. “Lo más difícil han sido los tempos. Esto es el Dakar y la cosa va muy en serio, no puedes llegar tarde o no presentarte”, explica Borja Díez, uno de los alumnos que pudo vivir los primeros días del rally in situ. Solo uno del grupo de quince, Alejandro del Río, permanecerá en el país arábigo durante el transcurso de la prueba. “Estar aquí es un regalo. Trabajar en el proyecto es genial, pero además vivirlo en plena competición es lo más”, sonríe. “Poder trabajar en la Fórmula 1 o en el Dakar, en cualquier competición, es un sueño para cada uno de nosotros. No nos cerramos puertas”, añade Pablo Cid, otro de los alumnos que viajó al campamento marítimo.

“Yo estudié ADE y en cuatro años no toqué un programa de contabilidad”, recuerda Mónica Plaza, rodeada por los alumnos durante uno de los desayunos en el vivac. “Tener oportunidades así, para aplicar la teoría a la práctica, es muy importante”. Los Plaza han trabajado codo con codo con los alumnos, seleccionados de los programas de máster y grado del área del automóvil de la universidad, para discutir y validar las distintas líneas de investigación propuestas por los alumnos, encantados de poder “aprender haciendo”, una máxima de la universidad. El vehículo de Sodicars, con mucha experiencia y fiabilidad en el Dakar, ha sufrido modificaciones limitadas dado el poco margen de maniobra, ya que se pusieron manos a la obra en agosto, a tan solo cuatro meses del arranque de la prueba. Los estudiantes recibieron un coche destrozado, el mismo que obligó a abandonar a padre e hija después de ser embestidos por un camión en la cuarta etapa de la edición pasada.

A pesar de las limitaciones, y de que los equipos punteros cuentan con grupos de hasta un centenar de ingenieros, los 15 estudiantes han logrado arrancar una sonrisa a sus pilotos. La nueva carrocería la terminaron un día antes de enviar el vehículo a Arabia Saudí, y después de los primeros días han recibido buenas impresiones sobre sus mejoras. Además, el proyecto tiene un desarrollo de cinco años, y para la edición de 2024 el objetivo es diseñar un prototipo desde cero con los alumnos e integrar a más de ellos en la estructura oficial que viaje con el equipo.

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