Una fiesta para Benzema antes del Balón de Oro
En la víspera de ganar previsiblemente el galardón en París, el francés abre el marcador y los jugadores del Madrid se quedan a celebrar con el público como en las remontadas
Cuando terminó el partido, volvieron al campo Vinicius, Modric y Benzema. Había fiesta. Con vuelta al campo y coreografía frente al fondo sur. Como en las noches de las locas remontadas de la temporada pasada. “El ambiente ha sido el de una tarde de Champions”, dijo Ancelotti. Era fiesta, por ganarle al Barça, y también prefiesta, por el Balón de Oro que se espera que recoja este lunes Benzema en París, como anticipó Modric: “Con Karim, todos sabemos lo que va a pasar y todos queremos que pase mañana. Esperamos que va a ganar el Balón de Oro, porque se lo merece por lo que ha hecho”.
El clásico ya tiene bastante con ser el clásico, pero esta vez el Real Madrid pareció dispuesto a convertirlo en el primer acto de la entronización de Benzema. El equipo de Ancelotti funciona a veces de manera tan engrasada que no resulta imprescindible que comparezca el francés, que este año aún se encuentra en progresión hacia un mejor momento. Pero el armazón parece tan sólido que Benzema puede aparecer solo en el último instante, para colocar el lazo al regalo, cuando ya está todo listo.
Así abrió el marcador. El gol fue del francés, pero todo lo anterior fue el Madrid recurriendo con naturalidad a automatismos letales. Incluso evolucionados. Kroos se disponía a sacar el balón desde atrás, pero tardó en aparecer una opción clara para el siguiente pase y se largó a correr. Aceleró delante de Busquets, Busquets se le colgó a los hombros y el alemán siguió corriendo, pletórico pese a que amenaza con la retirada. Y así, con un tipo a cuestas, el alemán vio a Vinicius galopar a la espalda de Sergi Roberto. Xavi se desesperó: “No puede pasar, tiene que ser falta”, lamentó.
La jugada pareció la versión 7.0 de aquella de otro clásico, el último antes del confinamiento, en la que el alemán, parado unos tres segundos en el campo del Barça, levantó el brazo y lo agitó para indicarle al brasileño hacia dónde debía correr. La diferencia entre ambas jugadas marca también la medida del paso del tiempo, en particular para el Barcelona. El Busquets impotente, Vinicius volando solo hacia Ter Stegen. En marzo de 2020, Piqué llegó al lado del brasileño hasta el área pequeña. Entonces, entre los dos marcaron el 1-0. Esta vez, el portero alemán detuvo el tiro de Vinicius, limpio, solo. El rechace le llegó a Benzema en la frontal. Valverde se lanzó enseguida a celebrar el gol con el francés.
El uruguayo sintoniza como ninguno la frecuencia más pasional del Bernabéu. Y si en algún sitio había que estar en este clásico prefiesta del Balón de Oro, era con Benzema.
Veinte minutos más tarde, Vinicius armó todo un sistema de ataque solo quedándose quieto. Parece a un paso de haber domesticado también la pausa. Parado en la frontal, ganó tiempo para que llegara todo el mundo. La jugada terminó con un latigazo de Valverde, que tiene un tiro mezcla de guadaña y cesta punta. Era su quinto gol en lo que va de temporada. Medio en serio medio en broma, Ancelotti le había dicho que o metía 10 este curso o rompía el carné de entrenador y se retiraba. Todavía a mediados de octubre, Valverde alcanzó la mitad del desafío y después de marcar se fue a buscar a Benzema para arrastrarlo a celebrar con él. El francés se resistía, pero Valverde no aflojaba. Cuando logró zafarse, Benzema cogió al uruguayo y lo elevó. Valverde vuela. Todavía en el vestuario, Kroos tuiteó que era uno de los tres mejores jugadores del mundo del momento.
Al partido le quedaba tiempo, y Benzema quería otro gol. Lo marcó, pero lo pillaron en fuera de juego. El siguiente acto de la prefiesta se produjo cuando Ancelotti lo retiró del campo y el Bernabéu lo despidió en pie, rumbo a su coronación.
Ya sin él sobre la hierba, sucedió otra de esas escenas que apuntan a que el Madrid carbura también en su ausencia, o cuando él se mueve a bajas revoluciones. Rodrygo provocó un penalti que tuvo que señalar el VAR. Sin Benzema en juego, y con las dudas que dejó desde los 11 metros contra Osasuna, el brasileño embocó el lanzamiento. Se acercaba el final y la grada vibró casi como si fuera de noche, y aquello fuera la Champions. Y celebró como cuando se iban a la siguiente eliminatoria. Se iban a París. Otra vez.
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