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Preocupante desacierto multiorgánico en la España de Luis Enrique

A menos de dos meses para el Mundial de Qatar, la selección ofreció ante Suiza un nivel bajo en todas sus líneas

Seleccion España Liga Naciones 2022
Luis Enrique, durante el España-Suiza (1-2), disputado el sábado en el estadio de La Romareda en Zaragoza.JUAN MEDINA (REUTERS)
Ladislao J. Moñino

A menos de dos meses del Mundial, la España de Luis Enrique salió tocada de La Romareda. Tras la derrota contra Suiza que obliga a ganar a Portugal mañana en Braga, el único ánimo que se percibía en el cabizbajo desfile de los futbolistas hacia el autobús era el de los chiquillos que jaleaban a los internacionales. El traspié no tiene la excusa de un duelo disputado en el albor del curso para alegar falta de ritmo, ni tampoco en su final para argumentar cansancio. Con mes y medio de competición en sus piernas, los internacionales españoles firmaron la peor primera parte de la era Luis Enrique, como confesó el propio seleccionador, y uno de los partidos que más dudas ha generado. El técnico no pudo disimular cierto desencanto por el juego.

El encuentro dejó síntomas preocupantes línea por línea, muy rebajadas las tres durante casi todo el encuentro. El desacierto de España fue multiorgánico ante una selección que le complicó el juego en todas las zonas del campo. La defensa no solo se venció en dos goles a balón parado. Hubo varias jugadas alarmantes durante el primer tiempo en las que Suiza descubrió con facilidad agujeros a la espalda de Eric García y Pau Torres. “Hemos perdido balones, se veía que no estábamos frescos con la pelota”, analizó César Azpilicueta. El capitán del Chelsea también dejó entrever la necesidad de afinar la defensa de las jugadas a balón parado vistos los dos goles encajados en sendos saques de esquina y los apuros para defender el resto de los que ejecutó Suiza. “Tenemos que ser autocríticos, no somos el equipo más alto del mundo, pero eso no quiere decir que no podamos defender mejor”, advirtió Azpilicueta.

La defensa también se vio implicada en otra de las facetas del juego en la que sorprendió que España no estuviera fina. La salida de balón desde atrás no fue limpia como en otras ocasiones. Extrañó este defecto porque la elección de Luis Enrique de los porteros y centrales tiene mucho que ver con el inicio del juego y la capacidad para encontrar al hombre libre cuando el rival le presiona la salida de la pelota. “Desde el principio generaron situaciones difíciles en las que presionaban bien arriba, arriesgando sin problemas”, admitió el seleccionador español. Si con la presión adelantada de los suizos, ni Unai Simón ni sus defensas estuvieron lúcidos, tampoco rompieron líneas cuando Suiza replegó. Ni Eric García ni Pau Torres se prodigaron en conducciones más allá del centro del campo.

Pérdidas fáciles

Para un equipo que gobierna los partidos desde la posesión, la actuación de sus tres centrocampistas también estuvo por debajo del nivel esperado. Luis Enrique formó con el centro del campo del Barça, lo que en un principio debía ser una garantía de armonía y automatismos que permitieran superar la presión de Suiza. Gavi, como siempre, jugó con las revoluciones subidas para el quite y la brega, pero no desequilibró con el pase. Tampoco Pedri, quizá el más fallón de todos. Aunque no le señaló, sus pérdidas provocaron una de las reflexiones más críticas que ha hecho Luis Enrique desde que asumió el cargo en septiembre de 2018.

“No había visto a muchos de estos jugadores perder balones fáciles, de dárselo solo a sus compañeros a poca distancia. Este equipo acapara el balón y necesitamos aprovechar la calidad de los jugadores”, explicó incrédulo el preparador asturiano ante la deficiente actuación con la pelota que desplegó la selección en el primer tiempo. La defensa de Suiza a los tres centrocampistas fue un problema que ni ellos ni el técnico acertaron a resolver en los primeros 45 minutos. Marco Asensio, alineado como falso nueve, no pudo ligar juego dañino ni con Gavi ni con Pedri cuando bajó a recibir.

La formación de la delantera también dejó dudas. La primera el estar compuesta por tres jugadores que no son titulares en sus clubes. Esto, para Luis Enrique, no parece ser un problema. “En esto del fútbol, jugadores de esta experiencia, aunque dispongan de menos minutos en su club, están preparados para darnos soluciones”, argumentó. En su descargo, el seleccionador puede decir que el gol de España lo fabricaron entre Asensio y Jordi Alba, suplentes en sus respectivos clubes. Durante el Mundial pueden darse las mismas circunstancias y está por ver si esto será o no un problema ante la mayor exigencia competitiva que conlleva la cita.

Fue en la colocación de los extremos, Ferran Torres y Sarabia, donde pudo haber un mayor desacierto de Luis Enrique a la hora de diseñar el juego de ataque. Ferran Torres y Sarabia jugaron por su perfil natural, se supone que para poder sacar con mayor rapidez y facilidad los centros. Sin embargo, la no presencia de un nueve de referencia como Morata o Borja Iglesias hacía imposible que pudieran ser efectivos. A Jordi Alba le sucedió lo mismo cuando ganó la línea de fondo. Sus centros rasos, bien intencionados, por la superioridad aérea de Akanji y Elvedi no encontraron rematador.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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