España se sube a la ola de Carlos Alcaraz

“¡Albert, Albert! ¿Es esta de aquí? ¿En cuál nos montamos?”.

El lunes a mediodía, después de atender a sus compromisos con los periodistas en un céntrico hotel de Nueva York, Carlos Alcaraz andaba un poco despistado antes de subirse a la furgoneta que le desplazó al aeropuerto, escala previa a su regreso a España después de dos semanas de esplendor que lo han guiado hasta la cúspide del circuito. Guiado por su agente y con un grande ya en el expediente, el murciano cogió un vuelo privado junto al resto de los componentes de su equipo y se dirigió directamente a Valencia, donde esta semana liderará al equipo español en la fase de grupos de la Copa Davis.

Antes y después de ese último fotograma neoyorquino en Times Square, el tenista comprobó que su resonancia se ha multiplicado y que la posibilidad de pasar desapercibido por las calles de aquí o allá se ha esfumado. Fotos y más fotos en Manhattan, también a su aterrizaje en España y una gigantesca lona en Barcelona –de la multinacional deportiva que le patrocina– para conmemorar su ascensión a la cima del circuito. “Solo hazlo”, reza el eslogan. Y procede Alcaraz, reluciente número uno, preparado pese al cansancio para conducir a España a la fase final de la Copa Davis (del 23 al 27 de noviembre) y entusiasmado con su nueva condición: “No me da miedo el momento”.

“Todo esto ha llegado muy pronto”, recuerda, consciente de que más allá del momento y de la explosión definitiva vendrán curvas por delante. Es decir, ya no se le mira solo como el chico o el talento, sino que lleva el 1 a la espalda y, en paralelo, todo lo que ello significa: presión, responsabilidad y una exigencia extra. “Todavía no ha terminado la temporada, así que debe seguir apretando. No puede despistarse, aún hay competición y tiene que seguir yendo a por todas”, transmite un miembro de su equipo, mientras en Valencia se le ha recibido con los brazos abiertos: España presume de estrella.

“Sabíamos que esto iba a pasar tarde o temprano”, concedía este martes el capitán, Sergi Bruguera. “Pero no deja de ser increíble. Hizo un partido [en la final contra Casper Ruud] tremendo en lo físico y lo mental. Esperemos que se recupere lo antes posible y pueda acompañarnos aquí”, pronuncia el técnico, que cuenta de pleno con él para los compromisos de esta semana contra Serbia (hoy), Canadá (viernes) y el domingo (Corea del Sur). El equipo español aspira en la Fonteta a lograr uno de los dos billetes que otorga cada grupo para acceder a la fase final, que se disputará al cierre del curso en Málaga.

Ferrero, 2003, el trono y la Davis

“Veremos cómo se encuentra, cuanto antes esté para jugar, mejor”, precisa Bruguera. Pero, a pesar del esfuerzo acumulado y la fatiga, Alcaraz se agarra a su edad y a su trabajado físico para dar un paso al frente. Por si había alguna duda, anticipa: “Si estoy aquí es para jugar y aportar mi granito de arena. Estoy muy orgulloso de venir aquí como número uno. Levantar la Davis es otro de los sueños que he tenido siempre”.

Alcaraz debutó en febrero en el equipo, durante el cruce clasificatorio contra Rumania que tuvo lugar en Puente Romano (Marbella). Después vendrían los títulos de Río, Miami, Barcelona, Madrid y Nueva York, y en paralelo la cumbre. La circunstancia actual remite además a la entronización de su preparador, Juan Carlos Ferrero. El valenciano (42 años) logró por primera y única vez el número uno en septiembre de 2003, también en Nueva York, antes de ir a competir con España en la Copa Davis frente a Argentina. En la eliminatoria de semifinales batió a Gastón Gaudio en la apertura y cedió en el cuarto partido ante Agustín Calleri.

“Creo que lo que vivió yo le puede ayudar”, dice el entrenador. “Él pasó por una situación muy parecido, así que tomo nota de todo lo que me transmite”, apunta Alcaraz, estilete de una semana de competición en la que Bruguera ha completado la nómina con Roberto Bautista (21º del mundo), Albert Ramos (40º), Pedro Martínez (67º) y Marcel Granollers (12º en dobles). España está encuadrada en el Grupo B y a la cita le faltará el aliciente de Novak Djokovic, que finalmente ha priorizado la boda de su hermano Djordje en Belgrado, y también el de Alexander Zverev, que se ha resentido de la lesión de larga duración que sufrió en Roland Garros.

“Nos ha sorprendido que la pista [superficie rápida] está muy lenta, habrá partidos con muchos intercambios. Será muy difícil ganar los puntos. Habrá que trabajar más y habrá bastante batalla”, advierte Bruguera. “Más allá de la juventud o la experiencia, lo importante es que los jugadores estén en forma y tengan carácter. Y él está espectacular. Es un lujo que esté aquí con nosotros”, prolonga el seleccionador, encantado con la situación: con el 1 a la espalda, Alcaraz.

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