Múnich queda lejos para el Barcelona
Al Barça, fallón en las áreas, no le alcanza con un buen primer tiempo ante un rival despiadado que tuvo más oficio y pegada tras el descanso
El Bayern no necesitó a Lewandowski para martirizar al Barça. La superioridad alemana no se explica solo por los futbolistas sino también por el juego y el carácter del equipo de Múnich. El campeón alemán es despiadado cada vez que se cita con las distintas versiones del Barcelona. Hasta Lewandowski se encogió en su regreso al Allianz Arena. El polaco pareció que también había jugado y perdido mil veces contra el Bayern. No fue el punto final que era en Múnich y que necesitaba el Barça cuando dominaba el partido y sometía al plantel de Nagelsmann. Los azulgrana se batieron estupendamente a campo abierto para ceder después en un santiamén en un saque de esquina que se tragaron Marcos Alonso y Ter Stegen. Tampoco acertaron Koundé y Araujo en el 2-0 de Sané. Las dos jugadas acabaron con el optimismo del Barça.
La actitud azulgrana fue tan irreprochable como manifiesta resultó su falta de malicia, oficio y pegada en las áreas para acabar con la bestia del Bayern. Los barcelonistas compitieron sin miedo en un partido de palabras mayores, muy intenso y ofensivo, resuelto en el instante en que los alemanes advirtieron un minuto de descanso y relajación del Barça. La efectividad marcó la diferencia después de que a Lewandowski se le hayan olvidado las medidas de las porterías del Allianz. El partido no compromete en cualquier caso el proyecto futbolístico del Barcelona ni la personalidad del equipo de Xavi. El resultado le obliga en cambio a derrotar al Inter y a actualizar la estadística de Xavi, invicto en 17 salidas, hasta que quedó atrapado por la dinámica derrotista azulgrana en sus visitas a Múnich.
Acostumbrado a marcar goles, numeroso y variado ofensivamente, el Barça expresó su respeto hacia el Bayern con la formación defensiva, la línea más inestable del equipo, sostenido por Ter Stegen. Xavi apostó por futbolistas expertos, altos y corpulentos, físicamente dispuestos a aguantar las embestidas del campeón de la Bundesliga. Así se explica que jugaran Marcos Alonso —solo disputó un cuarto de hora en Cádiz— y Koundé en los laterales y que Christensen formara como central con el intocable Araujo. Xavi era consecuente a fin de cuentas con su política deportiva: si se hacen fichajes es para que jueguen los partidos importantes como el del Allianz. No había sitio para veteranos (Alba o Piqué) ni jóvenes (Balde y Eric) y se imponía la intimidación de Koundé a la ligereza de Bellerín o Sergi Roberto.
El partido se concentró por tanto en el área del Barça por la alineación de Xavi y por la presión del Bayern. Los muchachos de Nagelsmann apretaban y encimaban a los azulgrana y el balón rondaba sin parar a Ter Stegen. Al Barça le costó salir con la pelota y encontrar la línea de pase y se expuso continuamente por las reiteradas pérdidas de jugadores fiables como Busquets. Hasta que compareció Pedri. El tinerfeño tomó el cuero después que Gavi se esmerara en el robo y rompió con sus transiciones el sistema de seguridad del Bayern. Los dos equipos disfrutaban en ataque y sufrían defensivamente. Aunque Raphinha lo pasaba mal con la marca de Davies y Marcos con las entradas de Sané, las mejores oportunidades eran para Pedri, Raphinha y Lewandowski, sorprendentemente errático ante Neuer.
El gol se le escapó por dos veces al delantero polaco en unos momentos en que el Barça burló descaradamente al Bayern. Los alemanes se encomendaron entonces a su portero, que contó hasta siete disparos en media hora, aliviado también por la falta de puntería del Barcelona. La zaga azulgrana se asentó mejor que la alemana y el partido giró a favor del equipo de Xavi. El árbitro incluso perdonó un penalti de Davies a Dembélé. El lateral canadiense era un peligro en las dos áreas mientras los tiros de Raphinha lamían los postes del arco de Neuer. La salida de Goretzka animó también al Bayern y exigió una excelente intervención de Ter Stegen. La parada del meta no evitó sin embargo el córner y el gol de Lucas Hernández a centro de Kimmich en un error en la marca de Marcos Alonso.
El gol del central infló al Bayern y reventó al Barça. El segundo gol tardó muy poco en llegar porque Koundé y Araujo no acertaron a cerrar la entrada del habilidoso Sané. El encuentro recuperó a partir del 2-0 el tono que tuvo a partir del 0-0. Los azulgrana, muy superiores hasta el descanso, volvieron al campo y se activaron en busca del gol del honor que se le negó hasta en un disparo al palo de Pedri. A pesar de los 14 tiros, no hubo manera de meter un gol a Neuer mientras que al Bayern le alcanzaron con 10 para el 2-0. El Bayern se prepara para gobernar con un equipo con futuro y al Barça no le alcanza para ganar con una plantilla confeccionada para el presente a partir de las palancas de Laporta. No queda más remedio que medir las fuerzas con el Inter para ser alguien en la Champions.
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