Grbic hace de Oblak y desata la goleada del Atlético al Celta
Sin el esloveno, reservado por precaución, el meta croata resulta decisivo con dos meritorias paradas que evitaron que el equipo de Coudet se adelantara en el marcador
No estaba Jan Oblak, reservado por precaución, pero el Atlético pudo imponerse al Celta con su clásica fórmula de un portero salvador, el croata Ivo Grbic, y su inmisericordia para castigar los errores de su rival. El juego ofreció dudas, pero no la contundencia y la eficacia que mostraron los rojiblancos ante un contrario tan bonito de ver cómo endeble que terminó por desmoronarse contragolpe a contragolpe.
El Atlético entró al partido acarajado. No se sabe bien si por la feria de rotaciones que dispuso Simeone, o por su tardanza en asimilar las instrucciones del técnico de jugar con defensa de cinco cuando atacaba el Celta y de cuatro cuando la ofensiva era suya. La dormidera inicial de los rojiblancos trasladó en menos de cinco minutos el foco a Ivo Grbic. Reservado Oblak por precaución, el meta croata impidió por dos veces que el equipo de Coudet se adelantara. Grbic tuvo que tapar un mano a mano con Larsen tras una mala medición de Hermoso en un balón largo. No le sentó bien al central madrileño el brazalete de capitán ni ocupar el centro de la zaga, con Witsel desplazado a su derecha, otra novedad, y Reinildo a su izquierda. Kondogbia, De Paul, Lemar y Correa, cerraban el círculo de las rotaciones. Forzado por el calendario, el martes Leverkusen y el domingo, el derbi con el Madrid, Simeone le dio un vuelco al once. Por fútbol, no convenció, por contundencia, su decisión fue exitosa.
Aún con el murmullo en las gradas de que Grbic había ejercido de Oblak, Hugo Mallo conectó un cabezazo franco en un saque de esquina. Esta vez la colocación fue la virtud que mostró el croata, que tuvo un estelar estreno en la Liga. Apuntó las maneras que destapó en los bolos de pretemporada y justificó su regreso de su cesión al Lille. Fichado en el verano de 2021, su contratación rompió con la política de buscarle un suplente veterano a Oblak que aceptara el banquillo como colofón a su carrera. El director deportivo, el italiano Andrea Berta, buscó un perfil de portero en progresión por si el esloveno decidía marcharse o sufría algún percance. Grbic fue captado bajo el biotipo de guardameta moderno, alto (1,96 m) y rápido de movimientos. Por lo visto anoche, parece que el jefe de los ojeadores rojiblancos acertó. La solidez que mostró en los balones aéreos.
A partir de sus paradas, el Atlético se encontró con la chispa definitiva de Correa para culminar por la escuadra un rápido tuya-mía entre Nahuel Molina y De Paul. Correa suele aparecer siempre, pero a sus dos compatriotas les vino bien para su autoestima la eficacia de esa conexión argentina. El tanto golpeó al Celta, que pareció quedarse ensimismado con su pulcritud con la pelota y atascado tras un disparo del palo de Aspas. En cinco minutos tuvo el partido y empezó perderlo. No terminó de sacar rédito a sus buenas maneras frente a un Atlético que tampoco terminaba de encontrarse cómodo. No sufrió mucho más en primer acto, pero transmitía inseguridad con la pelota. No daba con circulaciones fluidas para desesperación de Simeone. Solo una mejora en la contención en la medida que el equipo se ajustó a la alternancia de los sistemas alivió al equipo antes del primer tiempo.
Con el gol de Correa de ventaja, el Cholo apostó por Koke por Lemar en el entretiempo. Temía que el partido se le escapara por la falta de consistencia que se le vislumbraba al medio del campo y le dio vuelo al vallecano. Este le dejó la pelota muerta a De Paul en la frontal del área para que De Paul ampliara la ventaja con un derechazo que entró tras tocar en un defensa. Al Celta le sucedió lo mismo que en el primer tiempo. Salió pintón y el gol de De Paul le mandó a la lona. Carrasco, bailando a Hugo Mallo en el área tras una carrera vertiginosa. Veiga acortó distancias, pero otra contra fácil concedida no la perdonó Cunha. Tuvo más goles que juego el Atlético, aplicado en esa manera de solventar partidos que tantas veces ha ejecutado en la era Simeone.
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