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Juan Ayuso: “No me preparo para correr, sino para intentar ganar”

El ciclista del UAE Team Emirates, el más joven del pelotón, conversa para EL PAÍS alrededor de su experiencia en la Vuelta a España

Jordi Quixano
Juan Ayuso
Juan Ayuso, ciclista del UAE.

Más que un día de descanso, fue un día de traslado. De los Países Bajos a Bilbao, de la silla del avión al sillín de la bici, tiempo para masajista y osteópata, una puesta a punto porque después de las llanuras verdes neerlandesas empezó ayer a escarparse la carretera. Sonríe Juan Ayuso (Barcelona; 19 años), el niño del pelotón en esta Vuelta bajo el maillot de UAE Team Emirates, también la ilusión de muchos porque su ciclismo engancha, ya ganador en el Circuito de Getxo. Antes de cenar el lunes, atiende a EL PAÍS y su discurso es tan ambicioso y maduro como su pedalada.

Pregunta. ¿Empieza la montaña, empieza lo bueno?

Respuesta. Para mí sí. No me quiero pasar pidiendo, pero me encuentro cómodo con los puertos largos y duros. Es ahora cuando pueden aparecer mis oportunidades.

P. Pero usted y su equipo dicen que no tiene presión, que debe disfrutar…

R. Es que es así. No pasa nada si me sale una mala Vuelta. Estoy tranquilo en ese sentido. Pero yo soy el primero que me exijo y espero mucho de mí. Yo no me preparo para correr, sino para intentar ganar.

P. Ya ganó en Getxo. ¿Qué supuso para usted?

R. Una liberación. Más que nada por mi propia exigencia y porque ya había estado varias veces cerca… Pero sí, una liberación. Porque yo quiero seguir ganando como he hecho hasta ahora en las categorías inferiores; quiero convertirme en el mejor ciclista posible. No sé dónde está mi techo.

P. ¿Tan competitivo es?

R. Muchísimo. Siempre ha sido así, siempre quiero ganar porque no soporto perder. Ni siquiera en los juegos de mesa. Si ocurre, me enfado bastante. Pero me pasa lo mismo ahora con la Play cuando juego contra otros al Call of Duty y a la F-1, que, por cierto, tengo la silla y el volante profesionales y toda la parafernalia. Y sí, si pierdo me llevo buenas rabiadas.

P. ¿Con Carlos Rodríguez y Raúl García Pierna, los otros jóvenes del pelotón (21 años), también tiene un pique sano?

R. A mí me encanta que gente con la que corría en cadetes y juveniles estén a este nivel y que sea con ellos con los que tenga que competir. Es una alegría. Pero la verdad es que tengo ya bastantes conocidos en el pelotón y cuando la carrera está tranquila se puede hablar con muchos de ellos. Eso sí, si se pone rápida ya no hay amigos y si hay que poner codos, se ponen [ríe].

P. En el pelotón, por ejemplo, está Valverde, de quien tenía un póster colgado en su cuarto…

R. Sí. De él, de Purito, de Contador… Valverde, por ejemplo, me vino a hablar un día en Valencia en carrera. Me pareció una pasada que me reconociera. Es gente que te puede enseñar mucho. Como Purito, con el que tomo a veces café porque vivimos en Andorra.

P. Café sí, pero alcohol no. ¿No siente que ha perdido muchas cosas por dedicarse a la bicicleta como salir de fiesta con amigos o ir de erasmus?

R. Sí, está claro. Es algo que sacrifiqué desde pequeño, siendo ya cadete. Las veces que he salido de fiesta se pueden contar con los dedos de una mano. Y quizá tengo menos amistades que un chaval normal, pero esto es lo que me gusta y no lo cambiaría por nada del mundo.

P. Aunque sí que se le acercarán mucho más las chicas ahora que es famoso…

R. Desgraciadamente, sí. Pero lo veo rápido y las descarto.

P. ¿Ha notado mucho el cambio de juvenil a profesional?

R. Sí, sí, sobre todo en el estilo de vida porque ahora son las 24 horas del día dedicadas a esto. No he podido ir a la universidad, pero creo que esto por ahora se me da bien.

P. Tanto que para muchos es la ilusión de lo que viene. ¿Nota que engancha a la gente?

R. Creo que también se debe a que el ciclismo ha tenido grandes corredores y ahora nos falta alguien. Y eso hace que más miradas se depositen en mí. Pero eso me motiva y me enorgullece. En el fondo, me gusta convivir con la presión. Sé controlarla bien.

P. ¿Así que dormía bien antes de llegar a La Vuelta?

R. ¡Sí! Sabía que iba a cumplir un sueño, pero creo que controlo bien las emociones. En eso también me ayuda mi entorno y mis padres, que siempre parecen tranquilos. Soy uno más, pero saben lo duro que trabajo. Soy de esos que disfruta un poco con la agonía, con el esfuerzo, con el sufrimiento. Antes, de niño, lo hacía gratis. Pues imagine ahora…

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