Marlen Reusser vuela sobre la grava en el peor día de Mavi García en el Tour de Francia femenino

En el viñedo de Champaña, allí donde uvas blancas y tintas confluyen desde el siglo VII para hacer el champán más selecto del mundo, la suiza Marlen Reusser, gregaria del potentísimo SD Worx, ha volado en solitario sobre la tierra y el asfalto para llevarse la cuarta etapa del Tour de Francia femenino. En una jornada peligrosa, marcada en rojo en el calendario de las favoritas, el pelotón ha atravesado cuatro tramos del temido sterrato, caminos de tierra en los que la grava, el polvo y las piedras chocaban bruscamente contra las ruedas, reforzadas a conciencia, y endurecían cada pedalada hacia Bar-sur-Aube.

En los casi 13 kilómetros de tramos sin asfaltar, la española Mavi García, sumida en la desgracia, ha sufrido varios pinchazos antes de ser arrollada por el coche de su propio equipo camino a Bar-sur-Aube. La mallorquina, frustrada, no ha querido hacer declaraciones al llegar al autocar en meta. Tres horas después, ya con los resultados de las pruebas médicas, el entorno de la ciclista ha confirmado a EL PAÍS que continuará en el Tour: “Está bien. No tiene ningún hueso roto, solo algunos moratones, pero nada preocupante”.

En el tercero de los tramos, el más largo del día, García comenzó su desdicha. Pinchazo sobre la grava. La mallorquina, campeona de España por tercer año consecutivo en junio, se vio obligada a cambiar de bicicleta, tomando la de su compañera Maaike Boogard, 12 centímetros más baja. Incómoda, la del UAE se despegaba del sillín para paliar los daños. Antes de volver al asfalto, el equipo le devolvió una bicicleta de su talla y, nerviosa, pudo reconectar con el grupo de favoritas.

Más adelante, en el último camino sin asfaltar, a 18 kilómetros de meta, Mavi se vio fuerte y decidió elevar el ritmo. Pero volvió a pinchar. Mala suerte para la mejor española en la general, que ya advirtió del peligro de esta etapa antes del pistoletazo de salida en París. “Me da bastante respeto. Hay muchas piedras. Será un día en el que hará falta suerte para evitar pinchazos y caídas”.

No fue así.

A 13 kilómetros de meta, desesperada por verse lejos de la cabeza, ya sin compañeras, García fue embestida por el coche de su propio equipo, sellando la tragedia perfecta. Tras el incidente, que vistas las circunstancias podía haber sido mucho peor, la corredora de 38 años cayó bruscamente contra el asfalto: maillot roto y heridas abiertas en codo, manos y espalda. Cabeza gacha. Frustración. No era el día.

Por delante, muy por delante, la helvética Marlen Reusser, escudera de Demi Vollering en el poderoso SD Worx, pasó bajo el radar de las favoritas y, agresiva, atacó para comenzar a rodar en solitario sin mirar atrás. Nadie puso remedio a su ritmo en el grupo principal y, pedalada a pedalada, la corpulencia de Reusser —1,80 metros—, 30 años, doble campeona de Suiza (2019 y 2021), comenzó a hacer la diferencia.

Concentrada, sabedora de las diferencias, la gregaria del SD Worx solo aflojó el ritmo en el tramo vallado, a pocos metros de meta. Allí, sonriente, miró hacia atrás y comenzó a saborear el triunfo en la tierra del champán, que esperaba, frío, en el cajón más alto del podio. “Queríamos hacer una carrera dura y lo hemos conseguido. Somos un equipo muy fuerte y hoy yo he sido la afortunada. Estoy muy contenta”.

Casi dos minutos por detrás, agarrotadas por el miedo a las caídas, las favoritas entraron a meta en una etapa agridulce, con demasiado control y pocos movimientos de peso en la general.

Con todo, la neerlandesa Marianne Vos continúa como líder de la general con 16 segundos de ventaja sobre Silvia Persico y Katarzyna Niewiadoma, igualadas en tiempo. Tras uno de los peores días de su carrera, repleto de infortunios, Mavi García, que partía sexta este miércoles, entró en meta a un minuto y medio de las favoritas y ahora es undécima, a 2m26s del liderato. Este jueves, etapa de transición —al menos en principio— antes de las etapas de montaña: 175,6 kilómetros entre Bar-le-Duc y Saint-Dié-des-Vosges.

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