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PAISAJES
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Paco Seirul·lo, un druida en el Camp Nou

No se puede hablar del juego del Barça, tampoco del de la selección española que ganó dos Eurocopas y un Mundial, sin referirse al preparador físico

Paco Seirul·lo
Paco Seirul·lo, con Belletti, Ronaldinho y Sylvinho en un entrenamiento del Barça.
Andoni Zubizarreta

De acuerdo, si has nacido en 1945, se sobrentiende que deberías estar jubilado y bien jubilado. También de acuerdo si tu presencia en los terrenos de juego —allí donde siempre te has sentido realizado—, ya es difícil, imposible del todo, vestido de chándal, te puedes ir imaginando que tu tiempo de retiro está cerca, muy cerca.

Todo esto que responde a la lógica más aplastante, a la certeza más absoluta, se convierte en desconcierto cuando la persona, el apellido que sigue a la palabra “despedido” es Seirul·lo, es Paco Seirul·lo.

Paco tiene una larga relación con el FC Barcelona vinculada al atletismo (sí, también hay atletismo en la institución azulgrana), balonmano y fútbol. No solo eso, sino que en su condición de profesor del INEF de Catalunya ha formado, educado, dirigido, aconsejado, acunando a decenas de aquellos que se llamaban preparadores físicos y que ahora son licenciados en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. A todos ellos haciéndoles entender que su labor, su tarea, no es aquella que algunos conocimos en nuestros tiempos de futbolistas y que consistía en la preparación física aislada, sino que esa preparación debía ser vista dentro del global de la adecuación del jugador para la competición.

De Paco Seirul·lo aprendí que cuando un jugador conduce un balón, protegiéndolo del rival y buscando el mejor pase para el compañero, estaba aplicando, al mismo tiempo y sin distinción, su mejor condición física (para correr y aguantar el contacto del rival), técnica (para llevar el balón pegado al pie, en disposición de ser jugado y lejos de la acción de la pierna defensiva del rival) y táctica (para ver la mejor opción de juego, para saber si pasar o seguir con el balón o, simplemente, pararse). Todo en el mismo instante y situación y que, por tanto, a qué venía eso de prepararlo de forma separada si todo iba a tener que realizarse junto y al mismo tiempo.

Si su trabajo en el atletismo y el balonmano fue de enorme nivel, es en el fútbol donde ha llegado la sublimación de su sabiduría. No se puede hablar del juego del Barça, yo diría que tampoco del de la selección española que ganó dos Eurocopas y un Mundial, sin referirse a Seirul·lo, que cual Panoramix del mejor Barça de todos los tiempos, iba añadiendo elementos a la receta, cambiando los ingredientes en la medida que los rivales iban poniendo dificultades al juego. La persona que mejor y más claro sabía definir los problemas de esa idea de juego y quien a la vez era capaz de ir imaginando las nuevas soluciones a una idea contracultural y diferente, que llevaba al Barça a buscar y encontrar soluciones fuera de las respuestas clásicas, lejos de los caminos trillados, alejado de lo obvio.

Tal vez Paco fue quien mejor entendió aquello de que la idea no se discute pero se evoluciona. Y quien adivinó que, si el Barcelona tenía una vía para ser competitivo, venía desde la excelencia y el conocimiento. Conocimiento para generar jugadores en la casa propia y no tener que fichar; para evolucionar un modelo contracultural, singular y distinto; para empoderar las nuevas tecnologías para hacerlo todo más rápido, preciso y medible; y para visualizar escenarios virtuales o ficticios o probables para comprobar las hipótesis del juego.

Y que el conocimiento hay que socializarlo, compartirlo, conversarlo, para que sea de verdad conocimiento y nos ayude a ser mejores.

A Paco Seirul·lo no se le despide, vaya vulgaridad. A Paco se le da las gracias. Un millón de veces, por el aprendizaje, por el saber. Por tu sabiduría calma y discreta, por tu sonrisa. Por ser tú mismo. Siempre.

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