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Alcaraz crece, Davidovich cortocircuita

El murciano irrumpe por primera vez en la 3ª ronda (6-4, 7-6(0) y 6-3 a Griekspoor) y el malagueño paga un calentón decisivo ante Vesely (6-3, 5-7, 6-7 (2), 6-3 y 7-6(7)

Alejandro Ciriza

Pasan los días en Wimbledon, tres hojas menos en el calendario ya, y Carlos Alcaraz coge mejor color. Después del complicado estreno del lunes, resuelto a cinco sets, el murciano elevó las prestaciones frente a Tallon Griekspoor y superó al neerlandés por 6-4, 7-6(0) y 6-3 (en 2h 06m). Esta vez no hubo un exceso de curvas ni apreturas, sino un rendimiento creciente y lineal. El chico, 19 años y un porvenir de oro, controló y dominó a su rival de principio a fin, y desembarcó en la tercera ronda del torneo. Se medirá con el alemán Oscar Otte (36º).

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“Las horas en pista ayudan a encontrarte cada vez mejor, voy acostumbrándome cada vez más. Quiero seguir disfrutando y estoy deseando jugar en la central”, apuntó tras desfilar por la Court 1, el primer día, y la 2 en la segunda aparición, en la que volvió a dejar acciones espectaculares. “A la gente le gusta ese tipo de puntos que no son tan habituales, pero el tenis necesita variedad, jugadores de todo tipo; unos como yo, pero también otros con un estilo distinto”, agregó el de El Palmar.

En esta ocasión, Alcaraz demostró que estar más asentado sobre la superficie y que su adaptación le ha permitido subir un peldaño. Después de sortear el abismo en debut gracias al servicio y la pegada, esta vez se impuso a base de equilibrio y armonía. Registró 39 golpes ganadores, señal de que la derecha empieza a adquirir temperatura, y cometió solo 20 errores. Griekspoor, aseado pero con poco filo en la raqueta, le permitió ganar sensaciones y adentrarse por primera vez en la tercera escala del grande británico.

También la alcanzó Novak Djokovic, que dio un acelerón. El serbio, de 35 años y defensor del título, cedió solo siete juegos ante Thanasi Kokkinakis (6-1, 6-4 y 6-2) y se enfrentará el jueves a su compatriota Miomir Kecmanovic.

Mientras, al malagueño Alejandro Davidovich le pasó factura el exceso de tensión. El lunes protagonizó la primera gran campanada, al eliminar a Hubert Hurkacz en cinco mangas; ayer, sin embargo, cortocircuitó en el desenlace frente a Jiri Vesely: 6-3, 5-7, 6-7 (2), 6-3 y 7-6(7), tras 3h 51m. En el desempate, el árbitro Carlos Ramos le penalizó con el punto que le costó el partido por un exabrupto y lanzar una bola fuera de la pista.

“Lo que he tenido es un poco de retraso mental”, se reprochó el 37º del mundo, campeón de Wimbledon durante su etapa como júnior (2017); “de esto se aprende e intentaré que no pase otra vez en el futuro. He cometido un error que debo asumir. Terminar así no mola, aunque estoy contento con el rendimiento y voy a quedarme con eso”.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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