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Dressel gana el 50 mariposa en la salida y Popovici bate el récord júnior de 200 libre

El estadounidense consigue el 15º oro de su trayectoria en los Mundiales y el rumano de 17 años se convierte en gran favorito a batir el viejo récord de Paul Biedermann

Dressel, en el centro, secundado por Benjamin Proud (izquierda) y Michael Andrew, derecha, durante la final de 50 mariposa.
Dressel, en el centro, secundado por Benjamin Proud (izquierda) y Michael Andrew, derecha, durante la final de 50 mariposa.OLI SCARFF (AFP)
Diego Torres

Una extraña monotonía musical impregna el aire del Duna Arena de Budapest. En la gran piscina de la capital de Viktor Orbán solo se escucha el himno estadounidense, Estandarte Estrellado, en una secuencia apenas rota por incursiones inesperadas o accidentales, como la del italiano Nicolo Martinenghi, que conquistó el 100 metros braza porque Adam Peatty se rompió el dedo de un pie. Lo más impredecible de la segunda sesión del Mundial de Natación fue la marcha victoriosa del rumano David Popovici, que sorprendió en Tokio con un cuarto puesto y ahora no sorprendió a nadie estableciendo un récord júnior que parece empujarle inexorablemente hacia la plusmarca que estableció Paul Biedermann en una remota tarde romana de 2009, embutido cual salchichón en un mono de goma que le sirvió de flotador y de estabilizador el día que nadó los 200 metros libre en 1m 42,00s Popovici, con solo 17 años, se clasificó primero para la final con 1m 44,40s.

Si Popovici y Martinenghi representaron lo poco común, Caeleb Dressel encarnó lo irremediablemente normal. Desde que se rasuró, se afeitó el bigote, se cortó la melena a lo marino, y se encasquetó el gorro de látex antes de doblarse sobre sí mismo en el poyete para salir disparado hacia el centro de la piscina como si lo impulsara el elástico de una honda gigante, ya tenía el oro asegurado en los 50 metros mariposa.

El gesto que precede a la entrada al agua, más propio de un saltador que de un nadador, concentra tanta potencia y tanta flexibilidad en tan poco tiempo, que no necesitó más para obtener una ventaja insalvable para los otros siete finalistas del sprint de mariposa. El oro fue suyo desde el primer centímetro. En los 9.999 restantes se limitó a una defensa del territorio camino del primer título individual que consigue en los Mundiales de Budapest.

El cronómetro no fue deslumbrante para los estándares de Dressel pero se convirtió en la sexta mejor marca de todos los tiempos: 22,57 segundos. Dos décimas más lenta que los 22,37s de los Mundiales de 2019, indicio de un declive en la curva del rendimiento o de un cambio de hábitos en entrenamientos que podrían ponerle a punto para pruebas más largas. Dressel no olvida que el 50 mariposa es, después de todo, una carrera sin categoría olímpica.

“Tenía que clavarlo”

“Sabía que tenía que clavarlo”, dijo, consciente de que iba un poco justo. “Si clavaba 18 brazadas sabía que tendría una oportunidad de ganar. Fue justo en 18. Mer quedé un poco largo en la última, pero no quise apresurarme a dar 19. No fue el mejor plan, pero fue el mejor plan para esta noche. Porque no es una prueba que realmente entrene. Surge del entrenamiento del 100 mariposa. Es complicado porque mi brazada es demasiado larga para 50 metros, pero funciona”.

Dressel no tuvo demasiada competencia por más que las apariencias dibujaran una línea espumosa de brazos simultáneamente dirigidos hacia la pared. La igualdad es un espejismo cuando el cronómetro separa al ganador del perseguidor con un mar de 20 centésimas. Ahí llegó el brasileño Nicholas dos Santos. El hombre más viejo del campeonato, de 42 años, se colgó el bronce con un tiempo de 22,78s. El polivalente Michael Andrew, cuarto en el podio de 2019, ganó el bronce en 22,79s. Dressel coleccionó el 15º oro de su trayectoria en Mundiales. Solo se sitúa por detrás de Phelps (26), Lochte (18) y Ledecky (17).

Si se consideran exclusivamente las pruebas individuales en Mundiales, el estadounidense no ha perdido ni una ocasión de ganar una carrera desde que quedó cuarto en la final de 50 mariposa de Budapest, en 2017. De regreso al lugar de su última decepción, cerró el círculo con otro concierto monótono del Estandarte Estrellado.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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