Jürgen Klopp, un experto en derrotas que ha aprendido de sus errores
El liderazgo carismático del entrenador del Liverpool permitió a su equipo superar el desastre de la final perdida ante el Madrid en 2018 para ganar el título en 2019
La madrugada del 27 de mayo de 2018, después de perder la final de la Champions ante el Real Madrid, Jürgen Klopp grabó el vídeo de su fiesta particular con su familia y sus amigos, entre quienes se encontraban los miembros de la popular banda alemana de punk Die Toten Hosen. Abrazado al vocalista Andreas Frege, alias Campino, el entrenador del Liverpool entonó una canción improvisada que desde entones forma parte del folclore de la hinchada. “We saw the European Cup / Madrid had all the fucking luck / We swear we keep on being cool / We’ll bring it back to Liverpool…”. Vimos la Copa de Europa / El Madrid tuvo toda la jodida suerte / Juramos no perder la calma / La traeremos de vuelta a Liverpool.
Que el Liverpool ganara la Champions en 2019 y que se presente de nuevo a otra final contra el Madrid este sábado, no sorprende a quienes conocen la extraña condición profética de Klopp. “Es interesante porque si hay algo en lo que él es extraordinariamente bueno es en perder”, dice Raphael Honigstein, autor de Un Tipo Normal, la biografía más profunda del técnico. “Esto no es frecuente en los entrenadores de máximo nivel. La mayoría no saben aceptar la derrota. Él lo dijo con naturalidad después de perder la última Premier: “Ser segundo es la historia de mi vida”. Klopp ha perdido trofeos de una forma tan dramática en los últimos minutos que a otros los habría hundido. Cuando los jugadores lo ven se asombran y dicen: “Si a él no lo afecta, ¿por qué a nosotros?’ Convierte los golpes en energía positiva”.
A sus 54 años Klopp sigue empleando el humor para restarse importancia a sí mismo y a esas cosas que —como el éxito— gozan de prestigio entre los medios de comunicación. Sus sentencias generan una disonancia cognitiva que la audiencia procesa entregándose. “He perdido dos de las últimas tres finales de Champions que jugué”, dijo este miércoles, lanzando una mirada pícara y conteniendo la risa con dificultad. “Para mí el viaje es lo más importante”, añadió el técnico.
Pocas personas conocen mejor al técnico alemán que el director deportivo del Mainz 05, Christian Heidel. “Los amigos le llamamos Kloppo”, observa. Responsable de nombrarle entrenador en 2001, cuando Klopp todavía era futbolista del equipo en Segunda, Heidel evoca su decisión con orgullo. “Era un jugador importante, pero no era el mejor”, recuerda. “No era el capitán porque para muchos de sus entrenadores era un tío complicado de dirigir, pero era el cabecilla de la plantilla. Estábamos en puestos de descenso, habíamos echado a dos entrenadores, y mi idea fue no fichar otro porque el equipo funcionaba mejor sin ellos. Solo necesitaba una persona que se sentara en el banquillo. Como Kloppo se lesionó en la jornada anterior, y como todavía no exigían licencia, lo puse como entrenador”.
“El Mainz no es como el Alavés o el Levante en España”, advierte Honigstein. “¡Jamás había estado en Primera!”. El ecosistema era digno de antihéroes. “No teníamos ni ciudad, ni estadio ni público para estar en la Bundesliga”, señala Heidel. “Kloppo se hizo entrenador los lunes y jugador los domingos; y el primer año nos quedamos sin ascender por un punto. Permanecimos en puestos de ascenso en 33 jornadas y en la 34, la última, nos quedamos fuera. Todos creían que se había perdido la última oportunidad. Cuando regresamos a Maguncia había 10.000 personas esperándonos en la estación. Y Jürgen se paró delante de la multitud y dijo: ‘Ayer tuvimos un gran problema; ¡pero la temporada que viene seremos un problema mucho mayor para nuestros oponentes!’. Y de repente, toda la gente comenzó a pensar: ‘¡El año que viene!’. Pasó un año y volvimos a quedarnos sin subir en la última jornada por un gol de diferencia con el tercer clasificado. Y Kloppo volvió a congregar a la multitud y dijo: ‘¡El año que viene subiremos a la Bundesliga!’ Estaba 100% seguro. Y consiguió que la gente y los jugadores se convencieran de ello. Cuando ascendimos en 2004 fue uno de los días más importantes de la historia de Maguncia”.
“Une a la gente en la experiencia del fracaso”
“Tiene una comprensión profunda de que perder es parte de la vida y debes aceptarlo cada vez que ocurre”, concluye Heidel. “Esto le permite transmitir su filosofía con facilidad a todos los que lo rodean. No es una persona que tenga que levantarse por la mañana y plantearse cómo será como ser humano ese día. Él no interpreta un papel. Esto atrae a la gente y la une más en la experiencia del fracaso”.
Honigstein señala un cambio: “Klopp se ha vuelto todavía más seguro de sus habilidades. Ahora está más relajado. Refleja una mayor confianza. En el Liverpool ha hecho el club a su medida, incluso más que en el Mainz y en el Dortmund, donde el presidente y los directores deportivos mandaban más que él. Como los propietarios del Liverpool están en Estados Unidos, él se comporta como si tuviera el control total. Es una casa que él se ha construido a su medida”.
“La gente de Maguncia lo adora”, dice Heidel. “¡Aquí nadie quiere hacerse una foto con él porque todos tienen fotos con él!”.
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