Barcelona-Celta: La ocasión de Riqui Puig
Ante las bajas en la medular de Busquets, Nico y Pedri, el canterano del Barcelona busca reivindicarse
El Barça siempre lo fue todo para Riqui Puig (Matadepera, Barcelona; 22 años) y por eso se empeñó en seguir de azulgrana, por más que Koeman le aconsejara probarse fuera de casa. Pero ni el Zaragoza ni el Oporto, tampoco el PSV —clubes que hicieron una oferta de cesión en las dos temporadas anteriores— le tentaron lo suficiente porque entendía que había luchado mucho para alcanzar un puesto en el primer equipo, que se había ganado el derecho de disfrutar de su esfuerzo. También, claro, consideraba que con oportunidades convencería al técnico de turno. Algo imposible con Koeman y condición que tampoco se ha dado con Xavi, aunque ahora tiene la ocasión de reivindicarse frente al Celta (21.30. Movistar) porque se acumulan las bajas en la medular con Busquets sancionado y Pedri y Nico, lesionados.
Riqui se bautizó con Valverde en la pretemporada de 2018 ante el Tottenham en Los Ángeles y como recuerdo dejó un sombrero que se hizo viral sobre el danés Eriksen. “Los sueños se hacen realidad”, escribió después en las redes sociales. Pero pronto se truncaron, atornillado al filial ese año y castigado por decreto por Koeman al siguiente. “En mi equipo van a jugar De Jong y Pjanic”, advirtió el holandés a Riqui, Aleñá e incluso a Pedri al comenzar la pretemporada, por más que después cambiara de opinión sobre la marcha porque el tinerfeño reclamó a gritos su lugar en la élite.
Ocurrió que Koeman, además, le acusó de filtrar información a la prensa delante del vestuario, aunque la realidad fue que él no dijo nada y así se demostró con el tiempo en el camerino, por lo que pasó de estar en tela de juicio a formar parte del grupo como uno más, amigo de Piqué y de la mayoría porque siempre va con la sonrisa por delante. Incluso trató de mantenerla cuando Koeman le dejó en varios entrenamientos —junto a Pjanic— sin poder participar de los ejercicios porque, definitivamente, no contaba con él. “Tiene futuro aquí, pero sería mejor cederlo”, sugirió Koeman al área deportiva este verano. Ostracismo que le hizo a Puig tomar la decisión de abandonar el club, pendiente de ofertas que, sin embargo, no se acababan de consolidar. Pero llegó Laporta a la presidencia y le pidió paciencia porque Koeman tenía los días contados, tal y como aclaró en público, pero no pasó de un amago porque no encontró el relevo a tiempo. “El despido de Koeman llegó tarde”, dijo unos meses después el presidente, cuando llegó Xavi. Pero fueron meses perdidos para Riqui.
El pequeño medio (1,68 metros), bien porque Pedri lee como nadie los partidos, bien porque Gavi corre por dos o bien porque Nico es un jugador más de área a área, no ha encontrado continuidad en el Barça, acaso con Setién —sucesor de Valverde—, pues jugó en 12 de los 19 encuentros (seis como titular). Pero con Koeman no había nada que hacer —este año jugó 72 minutos en los 13 partidos del holandés— y a Xavi no le ha convencido, por más que Riqui esté a gusto con el entrenador —que no con la suplencia— porque le trata como a uno más. Así, solo ha disputado 268 minutos con Xavi tras pasar por una racha nefasta con solo 25 minutos en 23 encuentros, aunque estuviera en todos disponible, quizá señalado en Copa, ante el Linares, por un gol en contra.
“Riqui tiene un talento innato y tiene que ser importante para el equipo. Contamos con él”, resolvió Xavi al principio. “Me siento mal por no poder darle más minutos, ya que ha habido una competencia feroz en su puesto”, matizó hace poco. Ahora, ante el Celta, tiene su ocasión. Quizá una de las últimas en el Camp Nou porque desde el área deportiva tienen claro que no seguirá el año que viene, aunque acabe contrato en 2023, confiados en que se fragüe el interés del Milan o de un par de equipos ingleses que le tienen en el radar. Hasta entonces, se dará el gustazo de jugar en su Barça.
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