La reivindicación de Simeone
La victoria en Mánchester refuerza las señas de identidad del Atlético después de una crisis de juego que llevó al entrenador a sentirse cuestionado internamente
La victoria ante el Manchester United en Old Trafford (0-1) y la clasificación del Atlético para los cuartos de la Liga de Campeones causaron un efecto reivindicativo en Diego Pablo Simeone. Pocas veces se ha sentido tan cuestionado interna y externamente el preparador argentino como en medio de la crisis de juego y resultados que asolaba al equipo. Las señales de que su discurso no terminaba de calar en parte del vestuario y la disconformidad de la propiedad y la dirección deportiva con algunas de sus decisiones, como las suplencias de João Félix, le inquietaban tanto como el no encontrar la tecla que devolviera la solidez defensiva al equipo.
“Hace un mes hubiera sido complicado que el equipo pudiera interpretar un partido como el de Old Trafford”, deslizan desde la directiva rojiblanca. La aplicación del libreto cholista más genuino por parte de los once futbolistas que alineó llenó tanto el ojo del técnico que hasta el minuto 80 no hizo ningún cambio pese a las señales de fatiga que emitían Koke, João Félix, Griezmann y Herrera. Simeone no quería tocar nada ante el solidario ejercicio defensivo del equipo. La implicación colectiva en la muralla construida dejó a Cristiano Ronaldo sin rematar a puerta por primera vez en 11 años en un partido de Champions. La dedicación en preservar el guion del encuentro diseñado por el Cholo de João Félix, Lodi, Herrera y De Paul derribó uno de los mayores reproches que Simeone percibía, que con esos jugadores no podía jugar tan metido atrás.
En su comparecencia en la sala de prensa de Old Trafford, Simeone volvió a recordar por tercera vez consecutiva la trascendencia de la reunión que mantuvo con Miguel Ángel Gil y el director deportivo Andrea Berta y la posterior del dueño del club con los jugadores tras la derrota contra el Levante. Fuentes del Atlético aseguran que Simeone escuchó de Gil y de Berta el cuestionamiento de algunas de sus decisiones, pero que también encontró el respaldo de la dirigencia en público y en privado ante los jugadores. La apelación a la necesidad de acabar entre los cuatro primeros puestos en la Liga para mantener la estabilidad económica y los sueldos del plantel se reforzó con el mantra de un minicampeonato de 14 partidos. Desde entonces, el equipo ha ganado cinco de sus últimos encuentros y ha empatado solo uno, el de la ida ante el Manchester en el Metropolitano, entregado al libreto de su entrenador. Este ha introducido jugadores en el once que eran marginales, pero ha salido ganador y reforzado en su convicción de que también este equipo puede defender sus señas de identidad más clásicas. Sus futbolistas recorrieron 114 kilómetros, tres más que los del United, y estuvieron más activos en las recuperaciones (57) que los de Rangnick (46).
El Cholo no pudo reprimir describir su operativa como entrenador para frenar la ofensiva inicial del United durante primera media hora de juego. Le ayudó la experiencia de lo sucedido en la remontada que le hizo la Juventus hace tres temporadas en Turín (3-0) con Cristiano Ronaldo como ejecutor, tras el 2-0 de la ida en el Metropolitano. Por entonces, Allegri le ganó la superioridad en el medio con Bernardeschi y el dominio juventino se tradujo en un bombardeo de centros al área que terminó por derrumbar al Atlético con dos cabezazos certeros y un penalti transformado por el luso. Aquel traspié le hizo mucho daño al técnico argentino por la renta desperdiciada y el escaparate de la competición “Cambiamos y pusimos a Griezmann a la derecha para igualar y tuvimos más la pelota para poder hacer daño”, se felicitó Simeone. La proclama que hizo sobre que a sus futbolistas no les dio vergüenza jugar replegados delató las tensiones internas de los dos primeros tercios de la temporada por los planteamientos.
Simeone parece estar convencido ahora de que el equipo puede desarrollar el fútbol que pretende. Admite que el equipo tiene otro espíritu desde las citadas reuniones. Esto le permitió reivindicarse en Mánchester, donde su gran mérito fue que futbolistas que no sienten tanto su libreto lo ejecutaran a la perfección.
De Griezmann a Giménez
La baja de Antoine Griezmann en medio de la crisis fue un contratiempo para Diego Pablo Simeone. Necesitado de futbolistas que evangelizaran su credo en la caseta, el retorno del francés contribuyó decisivamente en Old Trafford al ejercicio defensivo pleno de solidaridad que ejecutaron sus futbolistas. El atacante francés, con sus ayudas constantes a Marcos Llorente, lideró la actitud gremial que invadió a los jugadores del Atlético para defender el gol de Lodi durante todo el segundo tiempo. “Nos da mucho trabajo en el repliegue y roba balones”, reconoció João Félix. Como apóstol del cholismo, Griezmann ha sido decisivo en la transformación del atacante portugués en los últimos encuentros, en los que se le ha visto más implicado en el trabajo defensivo. El luso y el francés han formado una dupla en ataque que ha relegado a Luis Suárez al banquillo en los últimos cinco partidos, aunque ambos tendrán una dura competencia con Correa.
El otro líder que emergió en Mánchester fue Jose María Giménez. El central uruguayo fue reemplazado al descanso por unas molestias en el sóleo en el último duelo liguero disputado el pasado viernes en el Metropolitano, ante el Cádiz.
El domingo aún sentía dolor por la contractura, pero transmitió al club y a Simeone su intención de jugar contra el Manchester. El técnico aceptó el envite a sabiendas de que se arriesgaba a que el jugador se rompiera y le obligara a un cambio tempranero en un partido que se podía hacer largo y desembocara en una prórroga. Giménez, junto a Savic y Reinildo, conformó una tripleta de centrales que resultó impenetrable para el United.
Puedes seguir a EL PAÍS DEPORTES en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.